Baltazar no espero más de lo debido y una vez que su padre se perdió en la enorme mansión, fue por su nueva y mejor amiga, descubriendo que la joven estaba revisando las habitaciones de sus hermanas.
— ¿Qué haces? — indago con curiosidad.
— Solo verificaba que todo estuviera bien. — respondió con voz quedada y sin perder tiempo el peli azul tomo su mano y la jalo hacia el jardín.
— ¿Qué va mal? — indago una vez fuera, incluso parecía que el aire a su alrededor había cambiado, todo se sentía mejor con Delfina a su lado.
— Mis abuelos saben que mamá le solicito el divorcio a Mariano. — las cejas de Baltazar se fruncieron, no había escuchado queja alguna del vejete, tampoco de la madre de Elizabeth, algo no cuadraba, a no ser que…
— ¿Se quejaron contigo? ¿te amenazaro
Gabriel tomo el arma cuando esta aun estaba girando en el aire, pero otro disparo resonó, el Ángel de la muerte siempre sabia donde disparar, Matt ángel nunca falló un disparo, siempre certero y atento, Baltazar era así, pero en ese momento él había tomado su decisión, el Shofar no podía hacerse cargo del verdugo, no porque sintiera así sea aprecio por aquel hombre, sino porque su amistad con Delfina se lo demandaba, la estaba protegiendo con su cuerpo del ataque del verdugo, en cambio Gabriel, él si era un Ángel, uno dispuesto a cuidar a su familia.El arma nunca la sintió tan liviana y cómoda como en ese momento, la forma en la que su mano se adaptó a la empuñadura, mejor de lo que tomaba su látigo, la manera en cómo su dedo fue al gatillo, sintiendo la pequeña resistencia de esta antes de jalarlo, sentía su cuerpo caer, aun así,
Gabriel veía el blanquecino rostro de su hermano, pero también las pequeñas manos de Delfina que acariciaban el cabello peli azul de Baltazar, mientras repetía una y otra vez que abriera los ojos.— Ya deja de llorar, es fastidioso, el Shofar estará bien. — dijo de manera fría, tal vez le molestaba que esa muchacha estuviera ocupando su lugar, pues él era su hermano, no ella.— ¿Cómo lo sabes? ¿estas seguro? Baltazar me dijo que sabían dónde disparar para matar, ¿Cómo sabes que no…? — sus ojos poco la dejaban ver, el tono ofuscado de Gabriel poco le interesaba y el estúpido hipeo que salió al finalizar sus preguntas estaba alterando incluso a los esposos de Valentina Constantini y ella lo sabía, sabia todo, porque Baltazar le había contado su vida entera.— Por eso mismo, sabemos dó
Elizabeth:Las manos de Mateo aferrando el volante del automóvil llaman mi atención, la forma en como sus venas se marcan y como sus nudillos quedan blancos ante la fuerza ejercida, mientras su boca no deja de lanzar groserías.— Siempre supe que algo así sucedería, lo sabía por un demonio. — soy consciente de la violencia contenida, pero aun así no le temo, no a él.— Teo… — tengo miedo de preguntar, ¿Qué le sucedió a mi hija? ¿Qué paso con su hijo?— Estarán bien, lo prometo Eli, ellos estarán bien. — parece que quisiera convencerse más él que a mí, pero aun así quiero creer que es verdad.— ¿Qué sucedió? — mi corazón se estruja, de solo pensar mil cosas que le pudo pasar a mi niña y también a
La noche más larga de su vida, eso era lo que Elizabeth estaba viviendo, no le decían nada de Delfina, solo que la estaban interrogando, aun estando herida, era mayor de edad y ella no podía intervenir, en lo que, si podía intervenir o así sea preguntar, era por sus otros hijos, pero los agentes que la interrogaban cargaban demasiados demonios como para tener un poco de empatía.— Deja de preguntar por tus hijos, que ya sabemos que no te importan, y responde lo que, si nos interesa, ¿desde cuándo tenías planeada sus muertes? — sus muñecas dolían, pero más dolía su corazón al comprender lo que sucedía.— Si hay un culpable, no soy yo. — las lágrimas continuaban derramándose, como si tuviera cascadas en lugar de ojos, pero no lo podía evitar, sabia que no la amaba, también había comprendido que e
Stefano Zabet, siempre fue conocido por sus problemas de ira, por lo que fue llamado por su padre apenas y Mateo enloqueció; era raro como cada uno de los quintillizos era especial a su manera, Mateo había invertido mucho de su dinero en investigar la relación y conexión que poseen las personas nacidas de embarazos múltiples, esa necesidad que tenia uno de los más serios de los cinco, de tratar de encontrar la razón y los porques de todo, para Stefano era innecesario, para él todo era “normal” aunque no fuera así, mientras Felipe era bueno, divertido y en su ser no cabía lugar para el rencor, Ámbar era lo opuesto, vengativa, rencorosa y poco dispuesta a compartir, mientras Victoria era un remanso de paz como Felipe, sin embargo cuando su lado vengativo despertaba hasta las sombras temblaban, y luego estaban ellos, las dos ovejas descarriadas, Stefano con sus problemas de ira, pero una vez
La cabeza de Elizabeth martillaba, sus ojos picaban, y trataba de abrirlos, mientras unas caricias eran dadas en su cabello.— Mateo. — murmuro con pesadez, y al fin pudo abrir sus parpados. — Mateo. — aseguro con una sonrisa, que poco le duro al ver el rostro serio de su jefe y fue como si una avalancha callera sobre ella recordó la noche anterior. — Dios Mateo, Delfina. — quiso ponerse de pie, y solo entonces se descubrió con una camiseta blanca y en una enorme cama. — Estamos en tu habitación. — la afirmación parecería estúpida, si no fuera porque lo ultimo que recordaba la morena, era que estaba en la estación de policía, siendo inyectada por una enfermera de la estación.— Todo está bien, vuelve a dormir. — Mateo empujo sus hombros, sin embargo, él estaba de pie, a punto de ir a algún lado, aun en bóxer.— ¿Qué todo está bien? Mi hija esta detenida, Mariano me acuso de tratar de matarlos y… — Elizabeth se tragó su discurso precrisis nerviosa cuando el empresario subió sobre ella.
Elizabeth siempre supo que la familia de Mateo era rica, ¿Qué decía rica? Eran multimillonarios, como también ahora era más consiente de todo lo que tras ellos había, aun así, era casi ridículo la cantidad de periodistas y todo el revuelo que había fuera de la mansión, y aunque Mateo le pidió no ingresar en internet, la morena lo hizo, cuando el hombre de su vida se marchó a darle instrucciones a los empleados de lo que harían para engañar a los periodistas, Elizabeth tomo el móvil que Mateo le había regalado e ingreso solo dos palabras en el buscador, familia Zabet, teniendo como resultado más de diez mil paginas web. Algo imposible, cuando solo unos días antes, solo figuraba la empresa de la familia y sus integrantes, peor aun fue cuando se puso a revisar al menos las primeras.El empresario Felipe Zabet, dueño de Bodas de ensueños, no es lo que aparenta.Rezaba el titulo de letras negras y fondo rosa, al parecer el esposo del caimán tenia un club de fan, señalado como el más simpát
Aun en medio del aturdimiento de los presentes, Mateo tomo a Elizabeth de la mano y la llevo fuera, hacia el jardín trasero y con destino a la casa de Hades, no pensaba permitir que nadie acusara a Elizabeth y mucho menos que se involucraran en cosas que no debían y definitivamente no dejaría que nadie lo separara de su mujer.— Detente, espera Mateo. — la garganta de la morena de a momentos se cerraba, haciendo de su pedido algo difícil de oír, si no fuera porque Mateo estaba atento a ella.— ¿Qué? — el corazón casi se le detiene al ver el rostro pálido de Elizabeth y con rapidez tomo su rostro entre sus manos. — Respira, trata de tranquilizarte. — pidió al comprender que su mujer estaba a punto de tener un ataque de pánico.— Dios, golpeé a tu hermana, lo hice frente a toda tu familia. — su cuerpo temblaba y sus piernas le daban la sensación de que ya no las tenia y solo su cuerpo flotaba.— Lo tenía merecido, si no lo hacías tu lo hubiera hecho yo…— ¡¿De qué rayos hablas?! ¿Cómo p