Ver a la señora Sofia, con Solecito me recuerda a mi madre a pesar de no estar mucho tiempo con la pequeña; la quiere mucho y es que aunque su tiempo sea corte Sofia se dedica cien por ciento a su pequeña.
—Gabrielle hoy en la tarde saldré con la niña, necesito esté lista y preciosa hoy.—Eh si señora. —Dije saliendo de mi distracción.Recordé la cadena que tenía Selene, ayer había reparado el broche —señora ayer la pequeña Solecito perdió esto —saqué la cadena del bolsillo de mi delantal—. Reparé el broche es muy lindo a mi también me gustan los conejos ¿Dónde le compró el dije?Sofia tomó asombrada el tierno colgante dorado —no Gabrielle yo no le di esto a Selene —miró curiosa el dije de conejo en su mano—. Es probable que sea un obsequio del orfanato. —Repuso la modelo finalizando el tema.La morena puso la cadena en la pequeña pelirroja, está jugaba con su dije de conejo.—Ahora si me vas a decir quien es él afortunatenía un par de minutos parada frente a la puerta esperaba que estuviera en el baño de ser así entraría y dejaría las cosas y se retiraría por dónde entré, al acercarme más noté que estaba allí. La puerta estaba entre abierta, aún así di un toque ligero al escuchar "pase", de Helios entré, la habitación estaba a oscuras pero aún así alcanzaba a verse un poco; el olor a wisky golpeaba mis fosas nasales, mareandome un poco, ya he limpiado está habitación y no es primera vez que este aroma impregna este lugar. —¿Trajiste lo que te pedí? —preguntó en un tono apenas audible bajo las sábanas. —Si también traje fruta no es bueno tome pastillas tan fuertes, sin nada en su estómago. —Gabrielle no soy un niño. —Espetó cubierto bajo las sabanas, de pies a cabeza. —Entonces no se comporte como uno. —Repliqué perdiendo un poco la paciencia. Coloqué la charola en el buró para quitar las oscuras cortinas, de inmediato el lugar fue bañado
Las últimas semanas no han sido fáciles de llevar en la mansión Lombardi de la noche a la mañana todo se ha vuelto muy tenso; al parecer Sisi si hablaba enserio cuando decía que escuchaba campanas de bodas, pues ella y el chico australiano que conoció era igual de soñador que mi amiga castaña y ambos se animaron a dar el siguiente paso en su relación. Hace una semana Sisi le entregó su carta de renuncia, a mi hermana ambas pegamos el grito al cielo, cuando nos dijo que se iría a Sidney con su futuro esposo, que conoció gracias a Tinder, yo no sabía que pensar solo me quedaba alegrarme por mi amiga. Había quedado con Zackary en un café cerca de la universidad, según tenía una sorpresa para mí, al ver el anillo en mi mano un sentimiento extraño se albergó en mi. —¿Estaré haciendo lo correcto? —no se porque pero cada que veía a la pequeña sortija en mi dedo muchas cosas pasaban por mi mente y un mundo de situaciones llegaban a mi cabeza. —¿A qué te refieres con hacer lo correcto? —in
Seguí a Zackary aún digiriendo la noticia, miraba todo a mi alrededor, todo era precioso y lo que una vez soñé, nunca en mi vida imaginé que Zackary haría esto por mi, no me sentía bien al aceptar esto.—Es aquí —el pelinegro abrió la habitación frente a la muchacha, el lugar era muy amplio con una pared completa de cristal, y el resto de las paredes de color gris claro, la cama era enorme con sábanas blancas, y todo el mobiliario de la habitación era blanco perpetuo también haciéndole ver más amplia la habitación. Ya estaba muy asombrada, ante tantas cosas me adentré en aquella maravillosa habitación a paso lento admirando mi entorno, tomé asiento en la cama comprobando lo suave que era, para mi esa cama era como estar en una nube esponjosita. —Zack aquí pueden dormir hasta cinco personas, o más —una puerta llamaba mi atención de sobremanera fuí, la curiosidad me ganaba era un baño casi tan grande como la habitación—. Pero si este lugar es más grande
Sofia jugaba con Selene en la piscina, no había tenido mucho tiempo con ella y cada minuto a su lado lo dedicaría, a la niña, Selene algo llamó su atención, ese algo resultó ser una marca de la pequeña, está estaba un poco más abajo de su clavícula, casi en su pecho, era un lunar muy característico de la familia Lombardi. Cada miembro lo tenía y era una pequeña peca casi en forma de estrella, se aseguró varias veces si esto no era una simple causalidad, pero luego de observarla detenidamente determinó que en efecto era una marca de nacimiento. Pensó en hablar con Artemis del tema, pero ya de por sí en este momento ellos no estaban muy bien que se diga y por casi cualquier cosa discutían, pero la verdad es que a ella le dolía está situación, no quería creer en Tabita pero ya no eran solo chismes; ya hasta fotos habían dónde estaban ellos dos. Y le dolía el descaro de Artemis al negar que él y esa chiquilla no tenían nada. La niña comenzó a tironear de un mechón de cabello a Sofia
Parte del capítulo narrada por Helios. Su vida se había vuelto un caos, se sentía atado de manos por dónde se le mirase, aquel viaje a la playa con Sofía fue un martirio. Quería despejarse y meditar, la gran verdad que lleva consigo, pero no contaba con que allí vería al motivo de tanto revuelo Ángela Mendoza, junto a su hermano menor. Se levantó de su escritorio revolviendo, su cabello azabache dejándolo desordenado. Desde que descubrió que su hermano menor también sentía cosas, por Ángela el panorama se volvía más difuso. Helios tenía las de ganar, era libre y Ángela también, si él intentaba algo más, Ángela terminaría creyendo, que solo era una treta para quitarle a la niña. Se hundió de nuevo en la silla de su escritorio, sacó su teléfono en busca de una foto, en dicha imagen estaba Emily y Selene jugando en sus carriolas. Tomó aquella foto en el centro comercial sin que Ángela lo notara. Desde que descubrió que Mily era su
Me despertó el sonido atormentador de mi celular, era Juliette quien llamaba, seguramente lo hacía para asegurarse que ya estuviera despierta y todo en orden en su ausencia «debí aoagarte» pensé mientras soltaba un prolongado bostezo. —Diga. —Respondo aún adormilada, quería dormir un poco más apenas y dormí un poco pasé toda la noche pensando que n lo de anoche. —Gabrielle son casi las siete de la mañana ¿Aún estás durmiendo? —inquiere Juliette con cierto reproché en su tono de voz conocía a su hermana demasiado bien. —No Juls como crees —respondí tratando de sonar despierta—, dime cómo está todo ¿Qué pasa ahora con papá? El silencio de mi hermana me dió a entender que nada bueno pasaba, solo esperaba que todo terminara bien para mí padre me molestaba de sobremanera que él no valorase todo lo que yo y en especial mi hermana hacia por él. —Gabrielle no regresaré hasta el martes, papá tuvo un coma etilico, además ha estado otra vez apostando. —Habló la pelinegra decepcionada al otro
Los días pasaban y la tensión en Sofia aumentaba, para ella el tiempo corría en su contra, su paranoia fue visible para Artemis que frecuente le preguntaba ¿Si todo estaba bien? Hace días Helios salió con la niña de paseo y desde ese entonces los acercamientos han sido un dolor de cabeza para ella. Hoy también había salido con la niña de paseo; temía que Helios empezara a notar ciertas cosas. Detuvo su auto en la entrada de la mansión, vió el auto de Artemis eso quería decir que estaba en casa, no terminó ni de sacar las llaves de la bolsa, porque un repartidor llegó diciendo que tenia un paquete para ella, que por favor le firme lo hizo era un sobre lleno de etiquetas pero sin remitente. Entró y fue recibida por Juliette y Gabrielle las dos muchachas de servicio, le dijeron que Artemis estaba en su estudio, subía las escaleras aún con el sobre en mano. Tocaba esperando respuesta y luego entró. —Hola anoche me quedé esperando, ¿Dónde pasaste la noche?
Llegué a la mansión el silencio y la oscuridad, hacían ver el lugar algo sombrío, saqué mi celular para llamar a mi hermana, pero al encender la pantalla, había un mensaje de ella diciendo que iría a Atlanta, papá pidió que fuera a visitarlo, me pregunto, porque siempre le pide a mi hermana que vaya a verlo y a mi nunca me llama, solo lo hace para pedir dinero pero nunca para preguntar por mi, dolía pero ya estaba acostumbrada a esto. Recorrí el lugar y estaba sola en efecto, o eso creía yo hasta que escuché ruidos en el estudio allí vi a Helios sentado, su camisa algo floja, su corbata desatada, sus mejillas algo rojas símbolo de que ya tenía rato bebiendo. —Ya te vi curiosa. —Dijo el rubio tomando un trago de whisky. —Solo estoy encendiendo las luces, no es curiosidad —Respondí defendiéndome—, si no necesita nada me retiro. Su voz me tomo oír sorpresa, no pensé que notaría mi presencia me aseguré de no hacer ruido. —Yo creo que mas