Llegué temprano a casa, quería sorprender a los chicos con un rico postre al regreso de la escuela, todo esté tiempo Helios y yo por el asunto de Ángela y Emily no le hemos dado la suficiente atención a nuestros niños. Al entrar al departamento me sorprendió no encontrar a Sora, el lugar estaba en absoluto silencio, pero un aroma venia de la cocina. —Huele delicioso, algo quemado pero aún así delicioso. Al entrar a la cocina me encuentro a Helios con mi delantal puesto sacando una bandeja del horno. —Hola —dijo el rubio al darse la vuelta, no esperaba verla por lo menos no tan pronto quería sorprenderla, su idea era llamarla en cuanto todo estuviese listo—. No te oí llegar Gabrielle. —Ya pude darme cuenta, yo tampoco esperaba verte aquí tan temprano. No tenía citas en la tarde y quería venir temprano a casa. —Miré el desastre en mi cocina, quería matarlo pero una parte de mi gritaba, «cálmate y deja que todo fluya» me dije controlando mis ganas de ahorcarlo con el palo de cocina q
—Ya Tabita fué sentenciada. —Eso escuché. —Dijo una voz femenina tomando un poco de café. —Bueno es lo que ella eligió y contra eso no se puede hacer nada Charlotte, Tabita tubo opciones y muchas oportunidades y mis padres en vida nunca le negaron nada cuando aún vivían. —Dijo el pelinegro con frustración y melancolía en su voz. —Zack reprocharte no hará que cambien las cosas, ella rechazo las ayudas. Medito en las palabras de la rubia frente a él llegando a la misma conclusión que ella, Charlotte acababa de llegar luego de año y medio volvió a verla estaba igual de preciosa que la última vez que la vió. —Aún no creo que estés aquí. —Dijo él con un dejo de incredulidad en su voz, estaba emocionado por verla después de tanto tiempo, lucía más hermosa que nunca. Ahora sus ojos verdes ya no se escondían detrás de sus gruesos anteojos de pasta negra, su corta cabellera había quedado en el pasado, ahora su melena dorada estaba larga y su extraña vestimenta hipster había quedado en el p
Corría tras el pequeño pelinegro de grandes ojos azules, debía poner al niño el traje para asistir a la boda de su cuñada, Gabrielle le había dejado encargado del niño, ella estaría ocupada con Juliette, pero aún faltaba el corbatín y la chaqueta. —Ares —llamaba Helios buscando al más pequeño de sus hijos—. ¿Dónde estás enano? Si llegamos tarde tu madre me matará y no quieres eso. —Papá. Helios se dió la vuelta de inmediato reconoció esa dulce voz —Selene hija pensé que llegarías a las diez de la mañana, tu madre me pidió pasar por ti. —Papá son las doce y media —musitó la muchacha recostandose al marco de la puerta—. ¿Se te perdió Ares? —¡¿Qué?! —respondió con dramatismo—, no perdí a Ares es solo que jugamos a las escondidas. Si es eso y que el enano es muy bueno y escurridizo. —¿Ah sí? —cuestionaba la adolescente arqueando una ceja no convencida de las palabras de su padre, ella al llegar vió a su hermano memor de en la cocina atascandose en un bote de mantequilla de maní con g
—Ya te dije que no irás a esa fiesta señorita —decía Juliette molesta señalando a su hermana menor—, no insistas Gabrielle. —¡Pero hermana no es justo! —me quejé empuñando mis manos reteniendo mis ganas de llorar, quería demostrar que era responsable y ya no era una niña—, Charlotte y mis amigas irán... —A Charlotte no le encontraron una identificación falsa y, a Charlotte tampoco le llamaron de la oficina del director quejándose que vives pegada al teléfono Gabrielle. De eso ya había pasado un tiempo y mi hermana siempre lo supo, mire a Sisi buscando una explicación lógica a lo que Juliette reprochaba. —Jul, Gabi no es una mala chica, déjala ir además nuestra chica ya aprendió la lección —comentaba Sisi abogando por la menor de las Dupont—. ¿Verdad Gabrielle? —dijo Sisi arrastrando las palabras con una sonrisa forzada. —Si claro, si Jul, Sisi tiene razón aprendí mi lección ¡POR FAVOR! —dije juntando las manos—, si me dejas ir prometo no volver a hacer nada malo y si quieres no v
Febrero 15 2010.La mañana era fría y solitaria, en la casa no se escuchaba ningún tipo de ruido.Una joven de largo cabello negro despertó alterada, luego de maldecir bajó hasta la cocina para preparar el desayuno.—Mierda se me fue una cáscara en los huevos, de malas serán huevos crujientes. —Dijo la chica sin dejar de batir los los huevos revueltos.—Jul.—Si pequeña ¿Qué haces despierta? —empero la muchacha ahora exprimiendo unas naranjas.—Feliz cumpleaños Juliette. —Hoy mi hermana mayor cumplía dieciocho años, cuando sea grande como mi hermana Juliette quiero ser como ella.—Enana ve a alistarte se te hará tarde, si te ganas un reporte ya sabes en la tarde no habrá caricaturas.—Yo me quiero quedar contigo jul.Miró a su hermana menor molesta, ya habían tenido varias veces la misma conversación, pero la pequeña simplemente parecía no escucharla.—Gabrielle ya hemos hablado de esto, no me hagas volver a repetirlo.—Solo quiero ayudarte.—¡Pues me ayudas más si te vas a la jodida
El amanecer llegó y con ello, también el autobús a Miami, Juliette estiraba el cuerpo, pues estar tanto tiempo sentada le había entumecido el cuerpo, sarandeaba a su pequeña hermana para despertarla, pues la niña tenía el sueño pesado.Salieron del autobús, ya habían llegado a su destino, el chófer de la familia Lombardi las esperaba para llevarlas a su nueva recidencia.Ambas chicas quedaron asombradas con el lujoso auto, pero en el camino no cerraban la boca, por las lujosas mansiones que veían camino a la recidencia Lombardi.—Muy bien señoritas llegamos.—Decía el sonriente chófer abriendo la puerta del auto.—¡Hermana viviremos aquí! —solo había visto casas así en la tele. estaba asombrada por la enorme mansión, que tenía un hermoso jardín.Juliette tocó el timbre y una mujer vestida con su uniforme de empleada de servicio; las recibió amablemente haciéndolas pasar.—Ustedes deben ser las muchachas, que la señora Valentina espera de Atlanta ¿verdad?Ambas asintieron ante la afirmac
Los primeros rayos de sol se colaban, anoche olvide cerrar la ventana.—¡Señor sol solo cinco minutos más! —rogaba al astro rey, un minuto después sonó el despertador, hice caso omiso de la alarma y seguí durmiendo.Juliette quien venía avisarle a su hermanita, que el desayuno estaba listo y que se apresurara; pero Gabrielle seguía aún dormida como si nada.—¿Qué haré contigo enana? —dijo la mayor de las hermanas, cansada de lo mismo, Juliette tomó las mantas que cubrían a la niña menor y de un tirón las quito todas.Gabrielle por el tirón y el frío se vio obligada a levantarse. —Jul ¿Por qué me quitas las mantas? —preguntaba frotando mi ojo derecho.—¡Gabrielle son casi las ocho de la mañana pequeña holgazán, ya deberías estar desayunando para irte a la escuela!Juliette estaba molesta, ya no sabía que hacer con ese mal hábito de su hermana menor.—¡ESCUELA! —brinqué de la cama directo a ponerme el uniforme, casi caí al suelo poniendome los calcetines, no era que no me gustara
—¿Entonces no te dió permiso? —preguntaba Charlotte deprimida, al otro lado de la llamada. —Si Charlie discúlpame con tus padres lamento, haberlos hecho gastar en mi boleto lo... —Quedé con las palabras a medias, pues mi hermana entraba a la habitación. —Charlie hablamos luego aún no termino mis deberes de matemáticas. Charlotte se despidió de su amiga y está después finalizó la llamada. Juliette dejó la canasta con ropa limpia en la cama, para luego sentarse frente a su hermana menor, de verdad debían tener una charla. —Así que los señores Shinomoto habían ya comprado tu boleto señorita. —Más que pregunta era una afirmación. —Si bueno hermana te lo dije Charlotte y yo teníamos planeado este viaje, como ya tenía tu permiso, los padres de Charlotte habían comprado los boletos y recuerda tú firmaste mi permiso de viaje. —Dije con simpleza no quería hablar mucho del tema, saber que no viajaré me ponía desanimada. —¡Gabrielle me haces quedar como la bruja del cuento! —gritó Jul