—¿Entonces no te dió permiso? —preguntaba Charlotte deprimida, al otro lado de la llamada.
—Si Charlie discúlpame con tus padres lamento, haberlos hecho gastar en mi boleto lo... —Quedé con las palabras a medias, pues mi hermana entraba a la habitación.—Charlie hablamos luego aún no termino mis deberes de matemáticas.Charlotte se despidió de su amiga y está después finalizó la llamada.Juliette dejó la canasta con ropa limpia en la cama, para luego sentarse frente a su hermana menor, de verdad debían tener una charla.—Así que los señores Shinomoto habían ya comprado tu boleto señorita. —Más que pregunta era una afirmación.—Si bueno hermana te lo dije Charlotte y yo teníamos planeado este viaje, como ya tenía tu permiso, los padres de Charlotte habían comprado los boletos y recuerda tú firmaste mi permiso de viaje. —Dije con simpleza no quería hablar mucho del tema, saber que no viajaré me ponía desanimada.—¡Gabrielle me haces quedar como la bruja del cuento! —gritó Juliette molesta levantándose de la cama.—Hiciste algo mal y yo no puedo premiarte, por tus faltas señorita. —Decía la mayor de las pelinegras molesta.Miré confundida a mi hermana, no entendiendo del todo a qué se refería con ser la bruja del cuento, es decir si me enojé y me entristecí, pero no había nada que hacer y no iba a molestarme mas con mi Jul.—Hermana yo no he dicho eso que dices, si me castigaste por pelearme en la escuela, ya ni modo. —Me encogí de hombros tomando mi cuaderno de ejercicios sentándome en mi escritorio, si terminaba pronto podría escuchar a Helios y a sus amigos tocar sus canciones.—No hace falta decirlo Gabrielle con tu expresión lo dices todo, escucha no se como ser una madre, solo intentó hacer lo que puedo y merecías un castigo.Las palabras de Juliette fueron la gota que derramó el vaso, me levanté del escritorio para quedar frente a ella.—No hermana ya está bien asumí mi castigo, por pelearme con Higgins y bueno ya no hay vuelta atrás. —Dije tomando la perilla de la puerta para salir de la habitación no tenía ganas de discutir con Juliette.—Tú lo ves fácil me da pena con la familia Shinomoto que ya pagaron lo del viaje. —Dijo Juliette cruzándose de brazos.—Si lo que te molesta es eso no te preocupes, no diré que me castigaste y pues tomaré un trabajo de medio tiempo y así pagaré a la familiav de Charlotte. —Dije saliendo de la habitación, a veces no entendía a mi hermana.Juliette salió de la habitación que compartía con su hermana,—¡Enana espera! —llamó la pelinegra mayor—, creo que habría reaccionado como tú Gabrielle, quizás la decisión de castigarte quitándote ese viaje fue mucho eso quiere decir que...Juliette no terminó de hablar cuando la pelinegra, de coletas le dió un efusivo abrazo, que casi la hace caer al suelo.—¡Ah! ¿Podré ir...? —grite eufórica mi hermana me regaló una sonrisa y asintió como respuesta.—Pero a tu regreso seguirás castigada señorita.Dijo mi hermana picando mi nariz.—¿Me das permiso de ir a casa de Charlotte y contarle?—¿Y tus deberes? —pregunto Juliette arqueando sus cejas cruzándose de brazos.—Los haré en casa de Charlie.—Dije corriendo a la salida.•••Recordé que hoy Helios y sus amigos, tendrían ensayo caminé de regreso y subí las escaleras, allí estaba él cantando y tocando la guitarra.Afortunadamente la puerta estaba entre abierta, caminé despacito, abrazando mi cuaderno contra mi pecho, su voz era hermosa desde niño la música fue su don. Aunque decía que sería médico como su padre y como muy pronto lo sería su hermano Artemis.—¡Bo! —dijo alguien haciéndome dejar caer mi cuaderno al suelo del susto, también había pagado un gritito.—Hola pequeña Gabrielle ¿Te asusté?—Art... Artemis ¿Qué haces aquí? —fue lo único que atiné a decir «¡Pero que tonterías dices está es su casa! Cómo puedes preguntar esa tontería!» me auto reprendí mentalmente.—Vine a pasar unos días de vacaciones. —Dijo el pelinegro rascando su nuca nervioso.Me percate que a lado de Artemis estaba una muchacha, de tes morena, hermosa y de apariencia exótica.La joven dió un carraspido llamando la atención del pelinegro. —¡Ah olvide presentarlas! —dijo Artemis aún nervioso.—Lo haré yo Artemis —dijo la muchacha con una sonrisa—, mi nombre es Sofia Russo amiga de Artemis y compañera de la universidad ¿Tú debes ser Gabrielle verdad...?—Un gusto si mi nombre es Gabrielle Dupont, bueno tengo prisa ya debo irme, me alegra que estés aquí Artemis.—Dije para luego irme antes de que Artemis comenzará hacer preguntas.—¿Por qué no dijiste que eras mi novia Sofia? —preguntó Artemis confundido.—No lo sé Artemis te veías tenso, prefiero esperar que lo digas tú mismo, cuando estés cómodo no quiero ser intensa.—Decía la morena besando la mejilla del pelinegro.Artemis entró con Sofía tomada de la mano, Helios al ver a su hermano y a la muchacha tomada de la mano dejó de tocar, Abel y Luck hicieron lo mismo.—¿Cuando llegaste?—preguntaba el rubio de coleta emocionado, por ver a su hermano mayor.—Acabo de llegar me quedaré aquí por las vacaciones, por cierto acabo de ver a tu noviecita. —Dijo Artemis riendo recordando a Gabrielle ser descubierta por él.Helios enarco una ceja confundido, colocó la guitarra en su lugar y tomó asiento. Luck y Abel hicieron lo mismo y Artemis también los saludo.—¿Cuál novia? ¡Oh no, no, no!—dijo Helios entendiendo a que se refería Artemis—, Gabrielle es como mi hermanita, que raro no la vi ¿Tú eres la famosa Sofia? —cuestionó el rubio observando a la hermosa joven sentada frente a él.La morena asintio haciendo una pequeña reverencia —mucho gusto me alegra por fin conocerte en persona. —Dijo la morena con una sonrisa genuina.•••Tres días habían pasado, corría a la preparatoria, donde estudiaba Helios lo invitaría a ir juntos al festival de naciones, todo lo llevaba planeando desde que fui a ver a Charlotte para darle las buenas noticias, de que si iría a París.No ví a Helios pero si a sus amigos corrí apresurada a verlos y preguntarle dónde estaba el rubio.—Hola chicos ¿Saben dónde está Helios?—No pequeña de seguro en el club de música, como mañana es el festival ellos tendrán una presentación. —Respondió Abel con amabilidad.—Gracias Abel. —Dije para ir al aula de música.Iba tan rápido que me tropecé con alguien, caí de sentón al suelo. —¡Auch! —me queje cerrando los ojos con fuerza para aguantar el dolor del golpe.—¿Estás bien?Abrí mis ojos y vi una mano extendida era una muchacha pelirroja, por su vestimenta era una animadora.—Si estoy bien. —Respondí aceptando su mano que ofrecía para ayudarme y ponerme de pie.—Disculpa iba rápido y no me fijé por dónde iba.Me disculpé e hice una reverencia apenada.—No te preocupes no eres la única en estar distraída. —Dijo la pelirroja con una sonrisa.—Eres de la secundaria ¿Te puedo ayudar en algo? —se ofreció amablemente la pelirroja.—Gracias eres muy amable pero tranquila estoy bien, vine a traerle algo a un amigo.—Bueno pero trata de no ser vista por un maestro, todos andan muy ajetreados con el festival.—Gracias por decirme...—Quedé a medias recordando que esa chica, no me había dicho su nombre.—Mi nombre es Lara Spencer soy de primer año de preparatoria, si me necesitas búscame con las animadoras, o en el club de cocina. —Decía la muchacha despidiéndose.Pase por las canchas y allí estaba Helios, sentado en las gradas con su guitarra, era inevitable que mi corazón se acelerara con su cercanía.Acomodé mi uniforme, algo desordenado por correr «¡Es ahora o nunca Gabrielle Dupont!» me di ánimos para seguir con mis planes de confesar mis sentimientos.Ya frente a él mis nervios volvieron, noté que escribía algo, estaba a punto de retirarme pero Helios alzó su azulada mirada percatandose de mi presencia; quería que me tragara la tierra.—Gabrielle ¿Qué haces aquí?—preguntó él extrañado por la presencia de la pelinegra.—Yo este verás yo t... tú este tú...—¡Me sentía tan tonta, mis manos sudaban, no era capaz de terminar una oración! «Dios esto no era como lo había planeado».—¿Si Gabrielle? —preguntó Helios alzando una ceja ignorando el mar de sentimientos y emociones de su amiga de coletas.—¡Quieres ir conmigo al festival? —dije deprisa las palabras salieron atragantadas.—Ah era eso haber empezado por eso Gabrielle ya me tenías nervioso. —Dijo el muchacho con una sonrisa de alivio.—Bueno disculpa ¿Quieres ir o no conmigo al festival?—pregunté súper nerviosa esperando una respuesta afirmativa.—¿Vendrás con algún traje francés?—Eh si ¿Por qué? —pregunté confundida.—No por nada te has de ver linda en vestido, claro si acepto debo cuidarte de seguro te verás muy bonita y se te acercarán muchos tontos; debo cuidarte.—Decía Helios con una voz sería y protectora...Llegué a la mansión estaba tan feliz, que la sonrisa no desaparecía de mi rostro, estaba que no lo creía le confesaría mis sentimientos a Helios. Entré por la cocina allí estaba, mi hermana lavando los platos y Sisi los secaba y guardaba, mientras Carlota limpiaba la encimera de la cocina. —Buenas tardes a todas.—Saludé para luego darle un beso a mi hermana en la mejilla. —¿Y esa muestra de cariño Gabrielle? —preguntó Juliette extrañada. —Estoy feliz. —Respondí sin borrar aún la sonrisa de mi rostro. —¿Y a qué se debe tanta felicidad? —Interrogaba Juliette a su pequeña hermana. No supe que decir si le contaba a Juliette mis planes, me castigaría hasta cumplir la mayoría de edad —¡Iré a París hermana es motivo suficiente para estar feliz! —técnicamente no menti pues ese viaje también me tenía emocionada. —Mmm creo esa sonrisita es por otro motivo. —Dijo Sisi con una sonrisa pícara, dando un codazo en las costillas de Gabrielle de manera cómplice. —¿Qué? Obvio es por el viaje q
Entró de manera abrupta al estudio de su jefa, era irrespetuosa su entrada pero pero debía hablar, de otra manera sentía que explotaría. Valentina la miró con sorpresa no esperaba verla allí y menos tan tarde. —¿Qué haces despierta tan tarde? —cuestionó la pelirroja quitándose sus anteojos haciendo a un lado el libro que tenía en sus nanos—, debes descansar...—¿Por qué le dijo que si? —replicó airada la pelinegra. —¿Ah? —Gabrielle, hablo de mi hermana ¿Por qué la dejó trabajar aquí? —cuestionó acercándose al escritorio—, yo le dije que nos iríamos de la mansión, no hacía falta meter a mi hermana pequeña en esto, usted ya ha hecho mucho por mi y Gabrielle me da p...—Pena —finalizó Valentina lo que la joven pelinegra pensaba decir—, tú y la pequeña Gabrielle definitivamente son hijas de su madre, ambas igual de tercas, si acepté es porque no quiero verlas pasar carencias y es lo que pasará en el momento que se vayan, tú necesitas reposo y Gabrielle es una niña...—Volveremos a casa
Salí de de la habitación y volví a la cocina, Carlota me regañó por tardar tanto, me mandó mover algunos muebles del salón junto a Sisi, pusimos algunas mesas y muebles minimalistas, Sisi, mi hermana y yo decoramos el lugar siguiendo instrucciones de Carlota. Todo quedó muy bien, pero aún no me sacaba de la mente el ¿Por qué rechazo a Zack? Si después de todo se ve que le intereso, es lindo, gracioso y se ve que es buen chico. —¡Gabrielle! —gritó Juliette sacándome de mis lagunas mentales. —¿Por qué me gritas? —pregunté tapándome mis oídos. —¡Porqué te hablo y no contestas enana! —Bueno ya respondí, ahora dime ¿Qué quieres? —A ver si te concentras, ven debemos cambiarnos el uniforme y estar listas para recibir a los invitados, de la cena. —¿Cuál cena? Esto más bien es fiesta. —Intervino Sisi de manera jocosa. —Lo que sea ya vamos, o se nos hará tarde. •••Ya cambiadas, con ese feo vestido negro y zapatos del mismo color pero de tacón, mi hermana, Sisi y yo estábamos listas.
Comía mi cereal en silencio, era domingo apenas el sol salía mi idea era irme a la biblioteca, y volver a la mansión de noche mi plan del fin de semana era aburrido lo sé pero debía asegurarme ir a la universidad. —Buenos días mi adorada coletitas. —Se escuchó una voz cantarina entrar a la cocina. Escuchar a Sisi me hizo atragantar, con el cereal, definitivamente debí levantarme más temprano «solo finge demencia y Sisi te dejará tranquila». —Buenos días Sisi.—Respondí el saludo calmada, tenía esperanzas, de que Sisi no me interrogara por lo que vió anoche, enserio tenía esperanzas. —Tú y yo tenemos una conversación pendiente mi pequeña coletitas ¿Quieres comenzar? —cuestionó la castaña con voz cantarina, mientras se sentaba frente a mí, descansando sus brazos en la encimera. Y ahí estaba yo, despidiéndome de mis planes de huir temprano, para evitar a Sisi y sus muchas preguntas. —¿Y bien Gabrielle...? —volvió a hablar la castaña en tono de interrogatorio, la escena de la noch
La tarde llegó y al llegar del centro comercial, me sorprendió el auto de Zack en la mansión, Lara apagó su auto y ambas bajamos. Yo me fui de inmediato a la entrada de la cocina, me iba a ir a mi habitación para por fin poder estudiar un poco y no perder mi día libre, pero mi hermana me detuvo a medio camino y nuevamente yo y el estudio nos perderíamos esa cita. —Gabrielle tú y yo tenemos que hablar. —Juliette se veía molesta. El semblante de mi hermana no era el mejor, no podía evitar preguntarme si algo había hecho mal, o aún peor temía que Sisi le hubiera contado todo, pensé mejor la situación y descarte la última opción de haber sido eso mi hermana no estaría así sería mucho peor. —¿Ahora? —pregunté con fastidio solo quería estudiar y por lo visto ese domingo no se iba a poder. —Si señorita ahora. —Siseo la pelinegra mayor muy molesta. —Sueltalo entonces. —Dije sentandome frente a la encimera. —viste el auto que es
Era viernes después de una larga y tediosa semana de trabajo y escuela, por fin era viernes, hoy varias chicas de mi salón y yo acordamos ir a un club muy exclusivo, legalmente ni yo ni Charlotte podemos entrar a ese lugar y las chicas de nuestro salón menos. —Pero que importa solo será está noche. —Pensé mientras guardaba mis cosas, hoy me iría con Charlie después de clases, ya que uno de los motivos de ir a ese club era festejar su cumpleaños. —Gabrielle dormirás hoy en casa de los shinomoto, no es así. —Ibquirió Juliette. —Si. —Respondí sin quitar la vista de mi mochila, no podía olvidar nada. —Deseale de mi parte felíz cumpleaños a la pequeña Charlotte, toma es para tu amiga. —Mi hermana me ofreció una caja pequeña de brillante envoltura y moño rosa llamativo. —Claro hermana. —Me despedí y salí como rayo de la mansión, ni siquiera desayuné. No quería tentar mi suerte y que Juliette se pusiera con sus suspicacias y mis planes de ir a ese club se esfumaran. Tomé unos cuadernos
La aguja del reloj se movía tan lento, yo no quitaba mis ojos del aparato, el constante tic toc me ponía de nervios, rogaba que en este preciso instante Sisi estuviera en la oficina del director buscando mi celular.—¡Gabrielle! —al escuchar a Charlotte gritarme al oído pegué un brinco de mi asiento. —¡Ah! ¿Por qué me gritas? —me quejaba tapándome los oídos. —Llevo llamandote mucho rato, ya es hora de irnos además no escuchas los altavoces, te llaman de la oficina del director. —Decía Charlotte rodando sus ojos. Recogí mis cosas apresurada, todo lo metí apretujado en mi mochila, salí disparada a la dirección, teniendo varios tropezones en el camino. Charlotte y las otras chicas iban trás de mi extrañamente el lugar estaba lleno de estudiantes y todos eran Chicas. Me detuve frente al escritorio de la secretaria del director. —Hola Katherine escuché que me llamaste. —Las palabras salían agitadas por la carrera, que acababa de dar para llegar a la oficina del director. —Hola Dupont
—¡Cómo crees que voy a usar ese colgante de niña Lara! —exclamó el rubio negandose a la petición de la muchacha pelirroja que lo miraba con cara de cachorro. —Vamos estrellita yo también usaré uno mira. —Decía la muchacha mostrándole su cuello. Helios rodó los ojos con fastidio. —Tú eres una chica preciosa, a ti te queda lindo, pero vamos, pareceré gay con eso preciosa, además Abel y Luck me harán su objetivo de burlas. —Se quejó el rubio. Helios iba a seguir alegando pero al ver ese par de gemas esmeraldas, cristalinas por las lágrimas acumuladas tragó grueso oficialmente había metido la pata. —Te da pena usarlo. —Dijo Lara con un hilo de voz.—Es que nunca estamos juntos por tus giras y esas cosas y quería usar esos colgantes contigo, en señal de aunque no estemos juntos físicamente siempre estaremos cerca de corazón. —Dijo la pelirroja limpiando sus lágrimas. —Esta bien conejita usaré ese colgante de nena, porque te amo. —Dijo él acercándose a la chica, ella le colocó la