Gracias a todos los que siguen la historia, espero que este resultando de su agrado... me encataria conocer sus opiniones, sus comentarios me harian muy feliz. Besos y abrazos!!
— ¡Buenos días! ¡Buenos días! —Escucho que alguien alardea dentro de mi habitación—. ¡Es hora de levantarse bella durmiente!Meto mi cabeza bajo el cobertor y lo uso como un escudo para que sea quien sea la persona que ha venido a molestar, me deje en paz y se largue.—Oh, vamos, cariño. No seas perezosa y mueve ese lindo culo que tienes —lo sentí palparme a tientas por encima de la tela mullida—. Hoy es un día esplendido. Perfecto para una sesión de fotos.Abro los ojos al tino sin descubrir mi rostro.— ¿Quién te dejo entrar a mi casa, Junior? —Refunfuño al reconocerlo—. Nadie me dijo que tenía una sesión de fotos hoy.—Yo la programe la sesión a último momento, Gigi.Me paro de golpe al escuchar la voz de Úrsula; no necesito más para espantar mis ganas de dormir.—Buenos días, mamá —la saludo nada más quitarme el cobertor de encima.Úrsula esta vestida impecablemente como siempre, perfectamente maquillada y peinada, en su rostro no hay ni un solo indicio de su borrachera de anoche.
Todo mi cuerpo está en negación total, mi cerebro se rehúsa a creer lo que ve. Kenneth Lawler, esta frente a mí, en mi casa y vestido tan elegante como nunca antes, que su belleza es capaz de cegarte; y lo que más me sorprende de verlo, es que su atuendo combina a la perfección con el mío, como si este encuentro hubiese sido planificado.— ¡¿Qué demonios haces tú aquí?! —siseé por lo bajo disimulando una sonrisa.Kenneth miro a Úrsula muy serio y fue como si con eso bastara para comunicarse entre ellos sin necesidad de palabras.¿Pero de que me perdí?—Fue idea mía —respondió tranquilamente mi madre—. Después de tu nueva aparición en prensa, decidí tomar medidas drásticas.Los mire a ambos sin entender nada.—Ustedes me están jodiendo, ¿verdad? —Cuestione en medio de una risa nerviosa—. ¿Qué broma de mal gusto es esta, Kenneth?—Cálmate, princesita. Todo tiene una explicación —se acercó y me tomo de la mano con tanta naturalidad, sin importarle que mi madre estuviera frente a nosotros
La sesión de fotos no fue tanto como pensé en un principio; tampoco se trató de una confesión directa de mi relación con Kenneth, fue más como afianzar lo que ya circulaba en los medios pero no como un chisme sino como algo premeditado y en total control. Las fotos variaron de lo profesional hasta lo romántico y misterioso, alguna poses eran solo mías mostrándome como una mujer fuerte, empoderada y dueña de mis actos; mientras que en otras tomas se me veía como la chica joven de 24 años, natural, sencilla y enamorada que solo quería disfrutar de las mieles del amor… y era ahí donde Kenneth formaba parte del espectáculo orquestado por Úrsula. Nuestras fotos confesas iban desde besos a mitad de ángulo donde solo se apreciaban ínfimas facciones del rostro de mi ángel, en especial sus ojos grises. Una foto en particular era mi preferida, él me tenía abrazada de frente bajo la sombra del flamboyán, mi cabeza reposando contra su pecho y gracias a nuestra estatura similar, la mitad de rostro
— ¡¿Por qué le dijiste a Nina esas cosas de Jared?!Mi entrada en el despacho de mi madre fue como un vendaval de furia e indignación juntas; me sentía enojada, molesta y frustrada por la falta de escrúpulos que cada día se hacía más notoria en Úrsula.— ¿Disculpa? —Cuestiono alzando solo una fracción de su rostro en mi dirección a través de la montura de sus lentes—. No veo la necesidad de que entres a mi estudio con esos modos tan… grotescos. Te calmas y me explicas que sucede.Dejo a un lado los papeles que estaba examinando antes de mi aparición inesperada y se recostó hacia atrás en su cómoda silla, juntando sus manos a la altura de su mentón.—Acabo de dejar a Nina en su casa hecha un mar de llanto porque tú —di unos pasos hasta quedar de frente a su escritorio, zarandeando mis manos—, le dijiste no sé qué tantas cosas sobre Jared. ¿Por qué te gusta tanto fastidiar la felicidad de otros?Enarco una ceja y ladeo una de las comisuras de boca.— ¿Eso es lo que piensas de mí?—Bueno
—Hace un tiempo me prometí nunca volver aquí —hable bajito, sintiendo mi pelo hondear sobre mi rostro al ritmo del viento—. Pero ya vez que nunca se me dio bien eso de cumplir promesas —Me arrodille sobre la verde grama que rodeaba el lugar donde hacían diez años que le dije adiós por última vez entre un mar de lágrimas—, y creo que a ti tampoco, papá.Paso mi mano por la lápida de mármol que tiene grabada un corto y emotivo mensaje:“Akram Nahúm Nowak; 1964-2011Porque a pesar de que ha llegado el fin de mis días, mi paso por el mundo nunca será borrado… viviré por siempre en sus recuerdos y mi amor en sus corazones.”—Siempre creí que eras un hombre transparente, sincero, pero creo que estuve equivocada —aparte con mi mano un mechón que se me había metido en la boca—. Úrsula tiene razón… el amor nos hace idealizar a las personas sin dejarnos ver sus errores —veo las flores ya marchitas que adornan el panteón y me siento triste—. ¿Cuáles fueron tus errores, papá? —Hice una pausa—. ¿Q
Nunca he tenido nada he contra de los días lluviosos; tampoco son mis favoritos, pero justo hoy he comenzado a detestarlos.—Nos hemos pinchado.Gruñí al escuchar la certeza de Mike luego de maniobrar el auto bajo la lluvia incesante para no derrapar y estrellarnos.— ¡¿Hablas en serio?! —Dije metiéndome entre los asientos delanteros; él se cohibió y se quedó paralizado ante mi proximidad, hasta que reacciono desviando su mirada con un asentimiento—. ¡No puede ser! ¿No puedes hacer nada?—Puedo bajarme y cambiar la llanta —me miro serio—, pero ya ha comenzado a oscurecer y con la lluvia es muy peligroso. Un auto podría no verme.—No, dios, por supuesto que no harás eso —dije alarmada ante esa posibilidad; todavía no me consideraba una mujer egoísta—. ¿Y si llamas a una grúa?Pero esa esperanza murió cuando él me mostró la pantalla de su sencillo celular; no había cobertura.¡Maldición!— ¡No me jodas! —resollé dejándome caer derrotada contra el asiento trasero; mire a través de la ven
— ¡Ya basta, por favor! —Grite desesperada mientras ellos se golpeaban como unos dementes—. ¡Deténganse!Pero era inútil, mi voz no se hacía escuchar y parecía que ninguno de los dos tenía ganas de parar. Mike tenía una ceja rota de la que brotaban varios hilos de sangre, al igual que un corte en su pómulo izquierdo. Por otro lado Kenneth tenía la boca llena de sangre; no estoy segura si es propia de su boca o de su nariz.Contengo un grito, más alarmada que antes cuando veo como ambos caen al suelo enlodado; Kenneth ha derrumbado a Mike y lo golpea con mucha fuerza, pero Mike busca la forma de aplicarle una llave con las piernas que termina por derribar a Kenneth, dándole una gran ventaja que lo deja ahora encima de él, golpeándolo, desmedido de furia.— ¡Lo vas a matar! —Exclamo asustada, viendo q Kenneth perder las fuerzas de pronto.Ha empezado a llover de nuevo y en segundos vuelvo a estar empapada, el sitio donde estamos se encuentra muy oscuro a excepción de las luces intermite
—Buenos días, bella durmiente —escucho que me dicen muy cerca del oído mientras algo suave acaricia mi rostro—. Vamos, despierta, muñeca. Hace una mañana esplendida.Me remuevo sobre la cama y tiro de la sabana para taparme la cara mientras gruño en protesta.—Tengo mucho sueño —rezongo entre balbuceos.—Yo también tengo sueño, pero prefiero aprovechar el tiempo contigo —sus manos comienzan a tirar de la tela y al ver que no cedo, empieza su ataque con leves cosquillas en mis costados—. ¡Despierta ya, dormilona!—No, no quiero —digo entre risas, retorciéndome—. ¡No me hagas cosquillas, Kenneth! —Ante sus arremetidas tengo que apretar las piernas contra mi pecho; tengo ganas de ir al baño—. ¡Kenneth, tengo que ir al baño! ¡Me voy a hacer pipí! —logro decir entre carcajadas y el aire comienza a faltarme.— ¡En mi cama no! —Grita de pronto al entender lo que digo; detiene sus manos y prácticamente me saca del colchón al tirar de la sabana. No tengo tiempo de reclamarle, como puedo me pon