Mi salvación está debajo de una maraña de largo cabello castaño.
Lucas Cromwell
—¡Maldición! Estoy entrando en desesperación, no sé qué hacer para librarme de mi jefe —exclamo Lucas sentado detrás de su nuevo escritorio.
Acaba de ser nombrado CEO de LS Electronic, algo que había deseado desde hace mucho tiempo, sin embargo, para conseguirlo no solo se esforzó en demostrar que era el mejor dirigiendo un equipo o tomando decisiones difíciles, también tuvo que mentir cuando su jefe le llamo a su oficina para anunciarle que se tomaría un descanso muy largo por exigencia de su mujer y que ahora necesitaba a alguien para que dirigiera el lugar en su nombre, por lo que a su pregunta sobre si tenía familia, Lucas contesto con un sonoro “Sí”.
Para Roberto Miller, el jefe de Lucas, la familia era una cualidad importante en un hombre de negocios, puesto que para él representaba el compromiso y la responsabilidad que se requería para dirigir cualquier empresa, es decir, no bastaba solo con demostrar ser inteligente, audaz y perspicaz en los negocios, Lucas debía contar también con una esposa.
Sin embargo, hacía mucho tiempo que el amor y Lucas habían tomado la decisión de separarse definitivamente. La mujer con la que había planificado casarse resulto estar casada con otro desde hacía dos años, cuando Lucas la descubrió ella solo le dijo que lo había hecho por el futuro de ambos, debido a que el ahora esposo de su prometida era un hombre con mucho dinero. Con el corazón destrozado le dio la espalda y se marchó jurando que nunca más volvería a caer en el juego perverso de amar a alguien.
—¿Por qué dije que sí? Cuando ni siquiera tengo una amante o a alguien con quien pasar el rato —continuo reprochándose a sí mismo sin poder concentrarse en su trabajo.
Constantemente miraba el reloj, puesto que su jefe le había dicho que almorzarían juntos ese día y que quería conocer a su esposa. Su corazón estaba cerrado, no estaba dispuesto a dejarse envolver de nuevo, pero justo en ese momento necesitaba una esposa de mentira, alguien a quien le pudiera pagar para hacer de su mentira algo real, con lo cual calmar la curiosidad del señor Roberto.
—¿Estás listo Lucas? —pregunto su jefe ingresando a la oficina sin tocar.
Lucas dio un respingo en su asiento demostrando todas las señales de un gran nerviosismo. Parecía que en cualquier momento iba a sufrir un infarto, tenía las manos sudorosas y sus cejas se contraían constantemente por la permanencia de un solo pensamiento en su cabeza: ¿De dónde saco una esposa?
Como un autómata se puso de pie miro de uno a otro lado antes de hablar tratando de crear un plan que lo sacase de ese lío, pero absolutamente todo lo que se le ocurría resultaba insuficiente para persuadir al señor Miller.
—¡Por supuesto Roberto! —exclamo con nerviosismo—. Mi esposa ha dicho que podemos vernos en el Starbucks que está a un par de calles —agrego con una idea en mente que podría sacarlo del apuro, sin embargo, era algo arriesgado, ya que para que su plan tuviera éxito era necesario encontrar a la mujer correcta en un sitio que por lo general es muy concurrido y siempre está atestado de gentes.
Su jefe lo miro con sorpresa, pero al mismo tiempo pareció encantarle que la señora Cromwell fuese una mujer sencilla que no se deja eclipsa por el dinero de su marido. Por qué si de algo había que estar seguros, era que Lucas Cromwell tenía suficiente dinero como para no tener que trabajar y hasta para poder crear su propia empresa, no obstante, no estaba interesado por el momento debido a que él no era un hombre cualquiera.
—Entonces vamos —dijo su jefe antes de darse la vuelta y salir de la oficina en donde solo había dado un paso para ingresar—. Eres un hombre bastante extraño, Lucas, en tu país tienes todas las oportunidades para ser el dueño de una gran empresa y, sin embargo, prefieres estar lejos de tu familia y hacer ricos a otros con tus habilidades —comento el hombre mayor al tenerlo cerca.
—No lo entenderías, aunque te lo explicara Roberto, mi familia es un tanto especial, están atrapados en el pasado donde las uniones eran en beneficio del apellido sin importar nada más —dijo recordando con amargura el día que abandono su casa por perseguir el amor en una mujer que lo traiciono.
Quiso volver, pero la vergüenza y desagrado a que lo obligaran a casarse lo detuvo de hacerlo, por lo que sin mirar atrás se subió a un avión y marcho, dejando su corazón herido en un país que está muy lejos de alcanzarlo.
―Es lamentable que todavía existan padres que pretenden gobernar sobre la vida de sus hijos —se lamentó su jefe y añadió—, los seres humanos no podemos vivir del espejo de otro porque cada uno es diferente y lo que ha sido maravilloso para mí puede que a ti te resulte catastrófico, los hijos son las flores que abandonan el arbusto cuando ha llegado su tiempo, ellos deben tomar sus propias decisiones y cometer sus propios errores, los padres solo podemos ser espectadores de su vida y esperar pacientemente a que nos pidan ayudan.
La reflexión le dio un vuelco al corazón de Lucas que, aunque cercenado, de vez en cuando sentía aflorar todo el dolor que le ocasiono Patricia. En silencio llegaron al estacionamiento en el cual el señor Miller ofreció su vehículo y su chofer, terminaron yendo en el auto de Lucas, que con la excusa de pasar comprando un obsequio para su esposa pretendía ganar más tiempo.
Fueron a una joyería exclusiva en la que se detuvieron media hora mientras miraban collares, gargantillas, aretes y anillos llenos de piedras y elaborados en diferentes materiales con acabados exquisitos. Lucas eligió unos delicados aretes en forma de gota que caían una detrás de la otra y que irradiaban un brillo exquisito gracias a la pequeña piedra de la que estaban dotados.
Por su parte, el señor Miller se decidió por un collar para su esposa y una sortija para su hija, hacía mucho tiempo no les obsequiaba nada y, ya que estaban en ese lugar, quiso aprovechar. El jefe de Lucas se ofreció a pagar ambas compras con la excusa de que le permitiera a él tener un presente con la señora Cromwell.
Luego de cancelar salieron de la joyería y se dirigieron al auto para esta ver si ir directo al lugar de encuentro, el señor Miller veía el nerviosismo de Lucas, pero lo creía natural, los jóvenes de hoy en día quieren impresionar a sus jefes y a pesar de tener treinta años el señor Miller lo consideraba un joven debido a que él contaba con cincuenta y siete años y se sentía como un hombre de cuarenta.
La seguridad que aparentaba Lucas se fue de cien a cero cuando encontró el Starbucks prácticamente solitario, unas cuantas mesas estaban ocupadas, pero en ninguna veía lo que necesitaba para calmar la curiosidad indiscreta de su jefe. Sintiéndose perdido decidió contarle la verdad a su jefe, no obstante, al girarse su mirada callo sobre una mujer, hermosa de cara, menuda y de cabello castaño, su piel brillaba por los rayos del sol que se colaban a través de los cristales de las ventanas, la joven estaba un poco desaliñada, pero aun así era imposible no admirar su belleza.
—Veo que ya la encontraste —exclama el señor Miller siguiendo la dirección de la mirada de Lucas—, y debo confesar que me siento satisfecho por esta reacción de tu parte, es como si la vieras por primera vez y te entiendo a la perfección, porque después de treinta y cinco años de casados mi esposa continúa causando el mismo efecto en mí, es como si todavía no pudiera creer que ella realmente acepto convertirme en un mejor hombre —agrega, sin embargo, Lucas no apartaba la mirada de la mujer, no solo por estar encantado por lo hermosa que ella es, sino porque ruega mentalmente a que no esté acompañada de ningún hombre.
Mis lágrimas no son de vainilla.Camila AndersonTodavía no puedo creer lo que mis ojos vieron, era él, Santiago, mi esposo disfrutando de un helado junto a su familia… su otra familia —La imagen que destrozara el mundo perfecto de Camila cercenaba su pensamiento sin descanso alguno, la mantenía en medio de un limbo en el que todo a su alrededor le lastimaba la piel. Sentía el corazón arder por el dolor, la forma en como descubrió la traición de su esposo y en como tuvo que disimular delante de su pequeña hija para evitar que ella también sufriera.El beso que presencio de Santiago con aquella mujer y como la niña le decía “papa” fue suficiente para tomar una decisión que cambiaría su vida por completo, no podía perdonar su traición, no lo haría por su propia hija, ella no quería enseñarle a Sofía una lección equivocada, las mujeres no tienen por qué soportar que las engallen y humillen de esa manera. Con el corazón destrozado y el alma en una cruz saco las maletas del armario y metió
Di que sí, por favor y te compro un heladoSí, aceptoHabían pasado dos años desde que Camila había abandonado a su esposo, durante ese tiempo ella se vio haciendo mil malabares para poder mantener a su hija y cuando al fin consiguió algo de equilibrio económico se hizo a la tarea de investigar como divorciarse de su esposo, no quería tener que continuar siendo su esposa, odiaba llevar su apellido y aunque no podía quitárselo a su hija al menos cortaría el vínculo legal entre ellos.Sin embargo, al iniciar el trámite descubrió que realmente ellos nunca se habían casado, su acta de matrimonio era falsa, entonces entendió que ella fue quien vivió siendo la amante de Santiago durante cuatro largos años, si tan solo le hubiese hecho caso a sus padres no habría tenido que pasar por todo eso, pero no se podía devolver el tiempo, solo seguir avanzando.Camila sonreía al ver a su hija disfrutar de su helado, a pesar de que era una especie de niña superdotada, no dejaba de ser como cualquier o
Con sirope es mucho más dulce. Imagina el chocolate derretido sobre otro tipo de dulce.Propuestas—Yo no pienso ir a ninguna fiesta —rugió Camila, apenas el jefe de Lucas desapareció de su vista—, y tú ni siquiera se te ocurra abrir la boca —agrego señalando a su hija.No solo eran todos los problemas que se podían crear en torno a ese hombre, ni la extraña atracción que estaba sintiendo hacia él, sino el hecho que desde que escapo del padre de su hija había preferido mantener un perfil bajo que no llamase la atención de las personas, es por eso que en un mundo moderno donde todos manejan más de una red social, ella solo tenía la aplicación de WhatsApp instalada en su celular, pero su foto de perfil era el retrato de un florero y su nombre de usuario lo ocupaba una carita sonriente.—Por favor, te pagaré más dinero, te prometo que inventaré algo luego de ese baile para que mi jefe no me pida volver a verte —suplico el arrogante hombre que por primera vez en su vida se había visto rec
¿Ron con pasas? Prefiero el de fresas con leche… digamos que su sabor es mucho más sutil.Nuevas sensacionesLucas se atrevió a admirar la belleza de Camila con algo más de atención y se dio cuenta de que sus ojos no se habían engañado la primera vez que la vio. El tenue sonrojo en sus mejillas le confería un aire sensual e inocente, provocando que en su cabeza una extraña idea se empezara a formar. Sonrió al notar que ella bajaba la mirada apenada por la manera en la que él la sondeaba y eso solo consiguió que la idea se convirtiera en deseo.Por su parte, Camila respiró y calmó los latidos de su corazón antes de mirarlo directo a los ojos y hablar.—No pretendo dejarme seducir por ti, ya tuve suficiente de los hombres —declaró con el valor que no tenía.Ella, al igual que Lucas, experimentaba una extraña sensación en su interior. La piel le hormigueaba, el pulso se le aceleró al tenerlo en frente, pero lo que más le inquietaba era el palpitar de su intimidad. Sin embargo, no estaba
Saboréame lentamente… pero no dejes que me derrita al sol.Una noche muy largaLucas se quedó pasmado por la reacción de Camila, no se esperaba que ella explotara de esa manera, sin embargo, se dio cuenta de que se había pasado de la raya al comportarse de esa manera, aunque en realidad no se podía explicar a sí mismo que fue eso que lo llevo a actuar de esa manera. Tal vez no fue la mejor manera de exponer su idea, quizás tuvo que haberse mantenido con una actitud distante, adoptar una postura profesional, sin embargo, ahora se encontraba con el rostro desencajado y los ojos puestos en la mirada rabiosa de la mujer delante de él.Por muy complicada que se hubiese vuelto la situación, Lucas no podía negar que Camila se veía adorable estando de brazos cruzados, la mirada orgullosa y la frente en alto. Sin duda no es como esas mujeres con las que solía salir hace mucho tiempo, y tampoco se parece a su ex ni a la mujer que eligieron sus padres para él.—Estoy esperando a que te largues d
No es momento para un helado...Una nueva casa.El día llegó radiante y lleno de brillo, tanto Lucas como Camila ninguno pudo dormir durante toda la noche, así que apenas el sol se asomó en el horizonte salieron de sus camas y cada uno en su casa realizó su rutina; la de Lucas vestirse y salir al trabajo, no tenía un ama de llaves o servicio que se encargará de prepararle el desayuno, no obstante una mujer madura iba a su casa cada miércoles para realizar todo el aseo al igual que el jardinero, quien visitaba la casa cada quince días, en fin, mientras Lucas se marchaba a su trabajo, Camila se dedicaba a preparar panqueques con queso crema y miel, zumo de naranja y café.Cuando Sofía llegó a la cocina, saludo a su mamá con un beso y tomó asiento en la mesa donde ya estaba servido el desayuno. Camila debía contarle sobre la mudanza antes de que llegaran por ellas para evitar que su hija se sintiera incómoda con el cambio, aunque en parte ella tenía culpa de que ahora ambas tenga que ir
La mujer perfecta es como el mejor helado; refrescante, sutil y delicada, pero con el corazón frío y letal cuando es necesario.Lucas se quedó contemplando en silencio la escena por un momento pese a la insistente mirada de ambas, tanto la madre como la hija esperaban una respuesta de una pregunta no formulada.—Lo siento, no quise interrumpir su lectura, solo vine para ver si estaban cómodas —se disculpó luego de salir de su impresión.Camila enarcó una ceja ante su repentino ataque de caballerosidad cuando la noche anterior se había comportado como un cretino, sin embargo, decidió morderse la lengua para evitar un nuevo conflicto entre ellos.—Sí, gracias y gracias también por la ropa, la usaremos solo cuando sea necesario —contestó Camila con una media sonrisa en los labios.—Puedes tomarlo como un bono extra por tus servicios —Camila tragó saliva y tuvo que hacer use de toda su fuerza interior para no responderle como se merecía.Para ella, sus palabras, el cómo las había pronunci
Vamos, habla… mi helado se derrite. Lento, un lento y acalorado beso. Los ojos de Lucas destellaron al escuchar las palabras de Camila, sin embargo, se limitó a limpiarse con la servilleta para posteriormente ponerse de pie e invitarla al despacho mientras sus labios dibujaban una sonrisa ladeada que hizo estremecer a Camila. Ella dejó salir todo el aire de sus pulmones antes deponerse de pie y seguirlo pensando en qué demonios había pasado por su cabeza cuando acepto ayudarlo a cambio de dinero «Claro en el dinero» se dijo mentalmente y camino en silencio hasta el despacho, luego de entrar cerró la puerta y espero a que él abriera la boca de nuevo. La pregunta y el cambio de actitud de Camila dejó un poco desconcertado a Lucas, sin embargo, eso no fue razón para cambiar de postura. Era cierto que él necesitaba conocer un poco más a su supuesta esposa, pero ese no era el único motivo que lo empujaba a querer estar a solas con ella. Si no esa extraña sensación que no le daba tregua