Sebastián se queda sin palabras, Anastasia tiene razón, todo es culpa de él, por lo que agacha su cabeza y aunque quisiera detenerla, soporta sus ganas.Necesitaba estar sólo, por lo que tomó la decisión de irse a casa, pero Cáceres esperaba por él.—buen día cariño, que bueno que has regresado, vine temprano para ayudarte a hacer el desayuno y atender a los niños, pero para mí sorpresa, no había nadie —lo lamento, tuve que llevarlos con su madre—¿Te sientes bien?— ella se acerca y lo abraza, para luego alejarse y mirarlo fijamente a los ojos —no lo estoy... Necesito que hablemos— él toma asiento en el mueble, y ella igualmente, para luego llevar la tasa de café a sus labios y tomar un sorbo sin dejar de mirarlo—me preocupas...—ahora que María se ha escapado de prisión, temo por mis hijos, quizás por su rencor quiera hacerle algo a ellos o... a Anastasia—Lo de tus hijos lo comprendo ¿Pero ella? Sebastián esa mujer no se preocupa por tí —es la madre de mis hijos, la mujer que
Anastasia está perpleja, no pensó que Adrián fuera tan directo. Adrián al verla tan nerviosa y sin palabras, sonríe ampliamente acelerando más el corazón de Anastasia.—lamento la forma en que te hablé, no quería faltarte el respeto— Anastasia niega con la cabeza—no, no de verdad es mi culpa, no debí decirte gay, creo que me ha quedado claro que te gustan las mujeres— ella traga grueso, algo extraño está sucediendo en ella, y es que desde que se enamoró de Parrow y sintió todo ese deseo por él, jamás otro hombre había logrado ponerla nerviosa y con el corazón acelerado—descuida, acepta mi invitación a cenar, me encantaría que esta noche salieras conmigo —lo mejor es que no sientas algún interés por mí —no miento al decirte que me gustas demasiado Anastasia Parker, por esa razón... siento que necesito...— Adrián se acerca un poco y Ana retrocede quedando sin salida porque el escritorio no le permite escapar —tus labios son hermosos y provocantes— Adrián contempla aquellos labios
Sebastián Parrow está ansioso, el saber que Anastasia Parker tendrá una cita lo tiene atormentado. El almuerzo que preparó Anastasia lo puso sentimental, nada más de pensar en que ella se enamore de Adrián, y que luego su relación sea algo muy seria como para vivir juntos o un casamiento, e imaginarse que ella cocine para ese hombre y solo tenga ojos para ese hombre, lo hace arrepentirse más por haber sido tan tonto al romper el corazón de Anastasia.Aunque el día de hoy la ha pasado con sus hijos, Cáceres lo volvió a llamar, pero él ignoró sus llamadas, por lo que apagó el celular móvil para concentrarse en sus hijos, y en la manera de poder hacer que Anastasia no salga con Adrián Hamilton.Sebastián se marcha al jardín, para fumar cigarrillo seguidamente, necesita calmar ese estrés, necesita que en un cerrar y abrir de ojos Anastasia lo perdone y regresen juntos, pero eso sería solo un deseo difícil de cumplir.—¿Se puede saber qué te pasa?— pregunta Leandro que lo estuvo buscando,
Al llegar al restaurante, Adrián toma a Anastasia de la mano, e ingresa como si realmente fueran una pareja y la verdad se ven divinos juntos. —soy la envidia de todos— Adrián acomoda la silla para Anastasia, la cual toma asiento con elegancia—me has halagado mucho, luego me acostumbro— ella lo observa sentarse —si alguna vez tomas la decisión de darme una oportunidad, no te vas arrepentir— Adrián alza su mano como señal para que el mesero se acerque Ana baja su mirada, aunque está nerviosa, también se siente un poco inquieta. El mesero se acerca y cada quién pide a su gusto, al estar nuevamente solos, Adrián la toma de la mano, no quiere desaprovechar el tiempo.—eres más hermosa cuando te sonrojas ¿Sabías?—Adrian...— se suelta ella de su agarré con mucho cuidado —vamos despacio ¿Sí?—perdon, lo que menos quiero es que te sientas presionada, pero no lo puedo evitar Anastasia, estar a tu lado me descontrola, no tienes idea de lo que tuve que soportar en nuestra última reuniónElla
—Anastasia...— Adrián está preocupado, pero ella no puede ni responder ya que Sebastián la besa hasta dejarla sin aliento—regresa a mí— súplica él susurrando sobre los labios de AnastasiaElla lo empuja y luego lo abofetea. —no quiero que te vuelvas a acercar, saldré de este maldito baño y me voy con Adrián —¿Acaso lo prefieres a él?—¡Sí! Elijo estar con él, deja de arruinar mi vida maldición—pero Ana, estoy admitiendo mis errores por favor, no estés con él, solo piensa bien las cosas—¡Ya salgo Adrián, tuve un percance!— alzó ella su voz para calmar al hombre que espera impaciente afuera Anastasia cubre la boca de Sebastián con su mano izquierda. Al estar cerca de su rostro le dice en voz baja. —demasiado tarde Sebastián, no insistas, tu quieres a Cáceres después de todo— Sebastián hace a un lado su rostro para poder hablar —No Ana. La única mujer que me envuelve eres tú, fue mi puta inmadurez que me llevo a perderte—exacto... lo has dicho, ya se perdió todo—Ana por favor, me
—Ana, me preocupas, has estado extraña desde que saliste del baño del restaurante, no entiendo qué pasa contigo ¿Por qué no hablas? Debería haber confianza ¿No creés? —lo siento Adrián, no puedo decirlo—¿Te sirvo más whisky?—No. Solo, quiero mirar el cielo, eso es todo, por favor— súplica ella aferrándose a sus rodillas fijando su mirada en el cielo, eso no se lo esperaba, el llegar a tener otro bebéY aunque Adrián le molesta un poco la actitud de Ana, de todas formas se mantuvo junto a ella, la abrazó y así permanecieron hasta que ella se quedó dormida entre sus brazos.Al amanecer, Anastasia abrió sus ojos lentamente y su corazón se acelera al ver a Adrián dormir junto a ella, rápidamente mirá debajo de la sábana y afortunadamente tiene su vestido aún puesto, ella suspira y mira por el gran ventanal.—¿Cómo amaneciste?— Adrián se acerca y deja un casto beso en el cuello de Anastasia—bien... eso creo, debo irme a casa, ya inicio la semana de trabajo, tengo mucho por hacer —¿Aú
—¡Dios!— Anastasia empieza a llorar muy desesperada, y la señora Camelia se acerca para darle un fuerte abrazo, para que sepa que no está sola —haz bien las cosas hija, no puedes ocultar tu embarazo a Sebastián—me va a rechazar mamá, sé que sí— Ana se aferra al abrazo de su madre —dile que no te has acostado con otro hombre cariño, y luego le dices lo de tu embarazo, ya sea que se haga responsable, o que luche nuevamente por tu amor—por favor mamá— súplica Ana mirándola entristecida —no digas nada, yo lo haré—solo no te tardes cariño, tu embarazo luego se notará—tengo miedo mamá, quiero correr, gritar, temo pasar por lo mismo así como el embarazo de los cuatrillizos— Anastasia siente su corazón doler —cariño, no pienses que Dios es malo, porque es todo lo contrario, Dios te ha regresado a tu bebé, disfruta de este embarazo, si Dios te regreso a tu hija fallecida, es porque este embarazo será sano, de todas formas, vamos para que te hagan un eco y asegurarnos de que todo está b
—no lo hagas— súplica ella al observar que Parrow está mirando sus labios A ambos se les hace agua la boca, por sentirse. —ya lo hablamos Sebastián— susurra Anastasia, su piel se erizo tanto que sus pezones endurecieronParrow batalla en su interior, porque quiere hacerlo, pero su madre le aconsejo darle espacio. Él suspira con pesadez y la ayuda a retomar su compostura.Ana hace resonar su garganta y luego, acomoda su vestimenta. —bien... amm pienso que la idea es buena, necesito ir al baño—por supuesto, ven conmigo— Parrow abre la pequeña puerta y Ana parpadea varias veces al ver que la habitación está tal cual como la vió por última vez, incluso la misma sábana —si llegas a necesitar algo, me dices, te espero afuera—sí... necesito algo— ella se apresura a decir y luego se arrepiente de haberlo dicho —te escucho— Parrow tiene toda su atención, pero ella no habla —¿Ana?— Sebastián arquea una ceja —espérame aquí, es que no me siento bien, y luego me pasa algo en el baño— mien