—Anastasia...— Adrián está preocupado, pero ella no puede ni responder ya que Sebastián la besa hasta dejarla sin aliento—regresa a mí— súplica él susurrando sobre los labios de AnastasiaElla lo empuja y luego lo abofetea. —no quiero que te vuelvas a acercar, saldré de este maldito baño y me voy con Adrián —¿Acaso lo prefieres a él?—¡Sí! Elijo estar con él, deja de arruinar mi vida maldición—pero Ana, estoy admitiendo mis errores por favor, no estés con él, solo piensa bien las cosas—¡Ya salgo Adrián, tuve un percance!— alzó ella su voz para calmar al hombre que espera impaciente afuera Anastasia cubre la boca de Sebastián con su mano izquierda. Al estar cerca de su rostro le dice en voz baja. —demasiado tarde Sebastián, no insistas, tu quieres a Cáceres después de todo— Sebastián hace a un lado su rostro para poder hablar —No Ana. La única mujer que me envuelve eres tú, fue mi puta inmadurez que me llevo a perderte—exacto... lo has dicho, ya se perdió todo—Ana por favor, me
—Ana, me preocupas, has estado extraña desde que saliste del baño del restaurante, no entiendo qué pasa contigo ¿Por qué no hablas? Debería haber confianza ¿No creés? —lo siento Adrián, no puedo decirlo—¿Te sirvo más whisky?—No. Solo, quiero mirar el cielo, eso es todo, por favor— súplica ella aferrándose a sus rodillas fijando su mirada en el cielo, eso no se lo esperaba, el llegar a tener otro bebéY aunque Adrián le molesta un poco la actitud de Ana, de todas formas se mantuvo junto a ella, la abrazó y así permanecieron hasta que ella se quedó dormida entre sus brazos.Al amanecer, Anastasia abrió sus ojos lentamente y su corazón se acelera al ver a Adrián dormir junto a ella, rápidamente mirá debajo de la sábana y afortunadamente tiene su vestido aún puesto, ella suspira y mira por el gran ventanal.—¿Cómo amaneciste?— Adrián se acerca y deja un casto beso en el cuello de Anastasia—bien... eso creo, debo irme a casa, ya inicio la semana de trabajo, tengo mucho por hacer —¿Aú
—¡Dios!— Anastasia empieza a llorar muy desesperada, y la señora Camelia se acerca para darle un fuerte abrazo, para que sepa que no está sola —haz bien las cosas hija, no puedes ocultar tu embarazo a Sebastián—me va a rechazar mamá, sé que sí— Ana se aferra al abrazo de su madre —dile que no te has acostado con otro hombre cariño, y luego le dices lo de tu embarazo, ya sea que se haga responsable, o que luche nuevamente por tu amor—por favor mamá— súplica Ana mirándola entristecida —no digas nada, yo lo haré—solo no te tardes cariño, tu embarazo luego se notará—tengo miedo mamá, quiero correr, gritar, temo pasar por lo mismo así como el embarazo de los cuatrillizos— Anastasia siente su corazón doler —cariño, no pienses que Dios es malo, porque es todo lo contrario, Dios te ha regresado a tu bebé, disfruta de este embarazo, si Dios te regreso a tu hija fallecida, es porque este embarazo será sano, de todas formas, vamos para que te hagan un eco y asegurarnos de que todo está b
—no lo hagas— súplica ella al observar que Parrow está mirando sus labios A ambos se les hace agua la boca, por sentirse. —ya lo hablamos Sebastián— susurra Anastasia, su piel se erizo tanto que sus pezones endurecieronParrow batalla en su interior, porque quiere hacerlo, pero su madre le aconsejo darle espacio. Él suspira con pesadez y la ayuda a retomar su compostura.Ana hace resonar su garganta y luego, acomoda su vestimenta. —bien... amm pienso que la idea es buena, necesito ir al baño—por supuesto, ven conmigo— Parrow abre la pequeña puerta y Ana parpadea varias veces al ver que la habitación está tal cual como la vió por última vez, incluso la misma sábana —si llegas a necesitar algo, me dices, te espero afuera—sí... necesito algo— ella se apresura a decir y luego se arrepiente de haberlo dicho —te escucho— Parrow tiene toda su atención, pero ella no habla —¿Ana?— Sebastián arquea una ceja —espérame aquí, es que no me siento bien, y luego me pasa algo en el baño— mien
—¿De verdad aún lo dudas?— por fin habla Parrow, y Ana no comprende lo que él le quiere decir —no llores más por favor— susurra sobre sus labios soportando las inmensas ganas de besarla —debes analizar, el destino quiere que estemos juntos, de lo contrario ¿Por qué has quedado embarazada? No volvamos a lo mismo Ana, deja de odiarme por favor, yo tampoco quiero que el bebé pase por lo mismo, quizás mi carga de culpa me llevo a cometer el error de querer intentarlo con Cáceres, cuando realmente por ella no siento nada, solo el bebé que está presente y... no puedo retroceder el tiempo aunque quisiera—¿Entonces crees en que este bebé es tuyo?— pregunta ella clavando su mirada en Parrow, tratando de descifrar a través de la mirada —sé que no estás con otro hombre, me hace feliz ser nuevamente padre de la mujer que yo amó —Sebastian...—sé que tienes miedo, no puedo ser egoísta cuando te he lastimado lo suficiente para que no quieras volver conmigo—no quiero que mi bebé se muera— Anasta
Parrow se empieza a vestir silenciosamente sumido en sus pensamientos, mientras que Anastasia está algo disgustada por no tener una respuesta concreta, así que ella es la primera en salir de la pequeña habitación.—espera, salgamos juntos— dice aquel hombre que la hace perder la cordura—si quieres intentarlo, ten prioridadElla abre la otra puerta que conduce hacia las escaleras para salir del sótano y Parrow sonríe levemente, literal está contento porque será padre nuevamente y podrá remediar sus errores de manera que este bebé que los une aún más, podrá ser esa demostración de su cambio.Ana sube los escalones y Leandro al verla no comprende porque ahora está con una expresión en su rostro de enojó si hace poco la escuchó gemir feliz de la vida.—¿Y esa cara?—¡Que te importa!— Anastasia al ver venir a Cáceres se detiene para darle tregua—¡Por fin, Sebastián!— exclama Leandro mirándolo con el ceño fruncido —calma amigo, lo mejor se hace esperar— Parrow le sonríe llamando su aten
—lo lamento mucho cariño— la señora Camelia la abraza, sabe lo sentimental que es Anastasia —eso si es que fuerte, ¿Quieres ir?— pregunta Parrow suavizando su voz —deseo hacerlo, pero con tantas cosas en casa, el trabajo— Ana suspira profundamente—son tus amigas, puedes ir mañana a primera hora, yo me encargo de los niños y del trabajo— se apresura a decir Sebastián—animo cariño, es el cumpleaños de tus hijos, entiendo que estés triste y delicada, pero ellos también te necesitan—tienes razón madre, y gracias Sebastián, mañana a primera hora voy para darle mi apoyo a la familia Villarreal, vamos que no quiero hacer esperar a los niños— Ana se coloca de pie, pero se sorprendió cuando Parrow la tomo de la mano y le roba un beso que la deja sin aliento—me adelantó, ustedes derrochan mucho amor— la señora Camelia se marcha con una gran sonrisa —puedes refugiarte en mí, no estás sola, aquí estoy para tí ¿Estamos?— Ana siente su corazón palpitando con fuerza, por más que quiere hace
Anastasia al ver la intención de Parrow, el querer marcharse, toma posesión de sus labios, lo empieza a domar con su lengua, haciendo un leve movimiento envolvente, uno que lo hizo erizar y cambiar su mirada a deseo y perdición. —¿Estás más tranquilo?— pregunta con voz seductora—aun estoy estresado, pero hay una forma de quitarme esta amargura— Parrow la carga como un bulto y la lleva hacia el despacho—¿No puede ser para después? Nos están esperando en la fiesta ¿Lo olvidas?— Ana pasa saliva, le encanta cuando él es dominante—lo hubieras pensado antes de besarme de esa manera— la voz ronca de Sebastián provocó una corriente eléctrica, un cosquilleo en su intimidadParrow ingresa al despacho y luego cierra la puerta con seguro, se dirige al escritorio y allí la hace sentarse. —tengo un deseo, y es hacerte mía en mi escritorio—no me llama la atención hacerlo cuando sé que lo hiciste con la puta de Cáceres— Ana arquea una ceja al saber que dió en el blanco —cambiare todo, y no hable