—¿Estás molesto?—¿Debería?Anastasia baja su mirada, pero al percibir el acercamiento de su amado, su corazón se acelera. —¿Por qué no me lo dijiste?— pregunta suavizando su voz —todo fue muy rápido cariño, no quiero que pienses que no confío en tí—no me vuelvas a ocultar nada, así estemos al último minuto, es importante saberlo todo— ella lo mira a los ojos —pero te quiero confesar algo— coloca sus manos en el rostro de su amada —te veías demasiado sexy hablando de manera determinante y siendo tan precisa, de paso estás preciosaAnastasia sonríe, por fin, estaba preocupada de que se le complicarán las cosas con Parrow.—soy yo el que debe protegerte —pero mi amor, las mujeres también podemos tener poder, e incluso una mente maestra para destruir al enemigo— ella se coloca de pie y se sienta encima de Parrow —no es que sea machista mi amor, pero quiero ser yo el que te proteja ¿Estamos?— ella asienta con la cabeza y Parrow al tenerla así en esa posición está deseando poseerla —m
Luego de aquella ceremonia tan esperada, Sebastián Parrow y Anastasia de Parrow, fueron a su luna de miel, pasaron dos dulces semanas de vacaciones mientras que la abuela Camelia cuida de sus nietos junto a Leandro.Anastasia le hizo una trampa a su madre, diciéndole que necesita que se reuniera con un empresario, y no podía atrasar esa reunión, por lo tanto la mujer de buen corazón asiste a esa supuesta reunión dónde terminó encontrándose con el abogado.Aunque al principio fue difícil para Camelia, pues lo conoce de muchos años atrás, el abogado no perdió el tiempo en hacerla sentir como una reina, y confesando su amor por ella, que la amaba muchos años atrás, pero debido a que ella amaba al padre de Sebastián, no quiso intervenir en esa relación. Camelia, aquella noche la paso excelente, volviéndose a sentir viva, teniendo la atención de un hombre importante y que a pesar de su edad es guapo.Luego de aquella cita tuvieron más, conociéndose y dándose ella la oportunidad de amar
Los angeles, California.Hacienda Parrow.Sebastián Parrow, siente cargo de conciencia y se siente tan desdichado todos los días de su vida.Era un sábado cálido, junto a su padre habían planeado el día que se llevaría a cabo, el evento del lanzamiento de su exquisito vino de alta calidad. Ese día para él era una fecha especial, pues le daría la sorpresa a su madre; ya que quería que ella se sintiera más orgullosa de él, de lo que ya estaba por todo lo que él ha logrado. Lo que Sebastián no se llegó a imaginar, fue que ese día sería el más desgarrador de su existencia, aquel día perdió a sus padres de la forma más escalofriante.Un conductor bajo los efectos del alcohol le arrebató la vida de sus padres, haciendo que el perdiera el control de su auto , aquel se convirtió en trizas; Allí sus padres perdieron la vida de manera aterradora y él, para su condena sobrevivió. Las heridas y sus golpes no eran de mayor importancia para él; lo grave fue que el hombre perdió la vista, quedó total
—¿¡Quién eres!?— pregunta con arrogancia, no soporta que alguien se le acerque sin su consentimientoNo la escucha murmurar más, la respiración de Sebastián se vuelve agitada, odia ser un maldito ciego.—¡Habla!— gruño furioso, pero no le dan respuestaAcerca su bordón . —¡Estás en serios problemas!— vuelve hablar, porque si está mujer le está haciendo una m*****a broma, le hará pagar.Sebastián se arrastró un poco hacia ella, acerca su mano lentamente a su rostro orientándose por el sonido de su respiración.Al tocarla, siente una extraña sensación en su cuerpo, su piel es tan agradable que apetece tocarla más, pero luego recrimina sus pensamientos, para divagar en teorías sin sentido, si quizás alguien la envío para hacerle daño, pero todos esos pensamientos se esfumaron al oír abrirse la puerta del asiento del conductor.—feliz cumpleaños... ¡Mierda!— exclama Leandro al ver aquella hermosa mujer inconsciente en el asiento de atrás—¡Infeliz! ¿Como te atreves a buscar a una mujer? Sa
—¿Acaso los ratones te comieron la lengua?— él sabe que está cerca, por el olor de su perfume —llamare a mis escoltas— la sentencia, le molesta que se quede callada —no señor por favor, no lo haga— habla apresuradamente Anastasia, al tener más de cerca a Sebastián, su corazón bombea seguidamente al admirar sus ojos azul celesteElla pasa saliva y dice —no soy una mala persona, de hecho no se qué hago en su casa, lo único que recuerdo es que me sentía muy mal y luego me desmaye—¿O quizás eres una usurpadora? Y lo que quieres es dinero— profundiza más su mirada—eso es incorrecto señor, disculpe usted mi atrevimiento al estar aquí, pero tampoco sé cómo llegue a este lugar, pero no sé preocupe, en este mismo momento me marchóAnastasia muy nerviosa pasa por el lado de Sebastián, pero este al utilizar bien el sentido del olfato, la agarra rápidamente del brazo y la atrae hacia él.Ella se puso aún más temblorosa, quizás porque ese hombre guapo le causa algo de miedo. —¡Suelteme por favor
—déjanos a solas Leandro— ordena Sebastián—un placer, Leandro Bustamante, mano derecha y amigo de Sebastián— se presenta Leandro con entusiasmo—¡Leandro!— exclama Sebastián irritado—un permiso— Leandro de marcha sonrienteAnastasia no sabía que decirle, los nervios le ganan cuando él coloca esa expresión de aura fría.—te diré lo que debes hacer y presta atención porque odió repetir las órdenes que doy. No debes ingresar a mi habitación sin permiso, no debes meterte en mi vida privada, y mucho menos tener el atrevimiento de opinar sin que yo lo pida, lo que debes hacer, es estar al pendiente de mi alimentación, que todo en mi habitación este organizado, elegir mi vestuario del día a día, te diré los colores que son de mi agrado, irás conmigo a la empresa, para que cualquier cosa que yo necesite, tú estés disponible para mi, no trabajarás para nadie más, solo para mi ¿Entendido?—si señor, seré sus ojos— la respuesta de Anastasia amarga más el corazón de Sebastián, le recuerda la mis
—¿Qué tan dispuesta estás?— pregunta él con su voz ronca haciendo bombear el corazón de Anastasia, ella con su voz temblorosa le dice.—yo...— la chica no sabe que responder, ya que las palabras de Parrow, son de doble sentido —¿Puedes incluso acostarte conmigo?— pregunta él sin pelos en la lengua haciéndola traga grueso, las mejillas de Anastasia se sonroja por completo, por el atrevimiento de Sebastián, que al ser algo seductor y demandante, las facciones de su rostro se relajan un poco haciéndole ver aún más guapo Ese es el momento donde ella desea desaparecer, quizás es algo infantil, pero aunque es hermosa, y baila como toda una experta y sensual con mucha seguridad, no ha sido tocada por un hombre, en el sentido de tener sexo.Sebastian esperaba una respuesta concreta, pero como ella se mantuvo en silencio procede a decir. —¡Jamás me acostaría contigo!— hace un gesto de desagrado —mis especialidades sexuales son más... Exigentes. En el transcurso del día te daré una respuesta
—señor...— susurra ella tan perfecto, que literalmente provoco pensamientos oscuros a SebastiánElla cierra los ojos, y lo peor es que él puede escuchar la respiración pausada de ella.Sebastian sigue subiendo y al tocar la parte herida, ella se queja.—debiste decirlo a tiempo, se van a formar vejigas, lo mejor es que te lleve a casa— dijo él tocando con delicadeza, pero la quemadura esta un poco más arriba, casi llegando a la intimidad de la chica—señor... Pare por favor— súplica aún con sus ojos cerrados, y pasa saliva. Ningún hombre la había provocado tanto como Sebastián Parrow.Por la forma en que ella le suplico, Sebastián se siente inquieto, retira su mano y retoma su compostura.la respiración de Anastasia es agitada, ella no es capaz de mirarlo a los ojos, sus mejillas están sonrojadas.El ambiente se puso algo tenso, por lo que al llegar Leandro, fue perfecto.—compre la mejor, debes limpiar la quemadura y luego aplicar dos veces al día hacer el mismo proceso— Leandro le en