—¡Dios!— Anastasia empieza a llorar muy desesperada, y la señora Camelia se acerca para darle un fuerte abrazo, para que sepa que no está sola —haz bien las cosas hija, no puedes ocultar tu embarazo a Sebastián—me va a rechazar mamá, sé que sí— Ana se aferra al abrazo de su madre —dile que no te has acostado con otro hombre cariño, y luego le dices lo de tu embarazo, ya sea que se haga responsable, o que luche nuevamente por tu amor—por favor mamá— súplica Ana mirándola entristecida —no digas nada, yo lo haré—solo no te tardes cariño, tu embarazo luego se notará—tengo miedo mamá, quiero correr, gritar, temo pasar por lo mismo así como el embarazo de los cuatrillizos— Anastasia siente su corazón doler —cariño, no pienses que Dios es malo, porque es todo lo contrario, Dios te ha regresado a tu bebé, disfruta de este embarazo, si Dios te regreso a tu hija fallecida, es porque este embarazo será sano, de todas formas, vamos para que te hagan un eco y asegurarnos de que todo está b
—no lo hagas— súplica ella al observar que Parrow está mirando sus labios A ambos se les hace agua la boca, por sentirse. —ya lo hablamos Sebastián— susurra Anastasia, su piel se erizo tanto que sus pezones endurecieronParrow batalla en su interior, porque quiere hacerlo, pero su madre le aconsejo darle espacio. Él suspira con pesadez y la ayuda a retomar su compostura.Ana hace resonar su garganta y luego, acomoda su vestimenta. —bien... amm pienso que la idea es buena, necesito ir al baño—por supuesto, ven conmigo— Parrow abre la pequeña puerta y Ana parpadea varias veces al ver que la habitación está tal cual como la vió por última vez, incluso la misma sábana —si llegas a necesitar algo, me dices, te espero afuera—sí... necesito algo— ella se apresura a decir y luego se arrepiente de haberlo dicho —te escucho— Parrow tiene toda su atención, pero ella no habla —¿Ana?— Sebastián arquea una ceja —espérame aquí, es que no me siento bien, y luego me pasa algo en el baño— mien
—¿De verdad aún lo dudas?— por fin habla Parrow, y Ana no comprende lo que él le quiere decir —no llores más por favor— susurra sobre sus labios soportando las inmensas ganas de besarla —debes analizar, el destino quiere que estemos juntos, de lo contrario ¿Por qué has quedado embarazada? No volvamos a lo mismo Ana, deja de odiarme por favor, yo tampoco quiero que el bebé pase por lo mismo, quizás mi carga de culpa me llevo a cometer el error de querer intentarlo con Cáceres, cuando realmente por ella no siento nada, solo el bebé que está presente y... no puedo retroceder el tiempo aunque quisiera—¿Entonces crees en que este bebé es tuyo?— pregunta ella clavando su mirada en Parrow, tratando de descifrar a través de la mirada —sé que no estás con otro hombre, me hace feliz ser nuevamente padre de la mujer que yo amó —Sebastian...—sé que tienes miedo, no puedo ser egoísta cuando te he lastimado lo suficiente para que no quieras volver conmigo—no quiero que mi bebé se muera— Anasta
Parrow se empieza a vestir silenciosamente sumido en sus pensamientos, mientras que Anastasia está algo disgustada por no tener una respuesta concreta, así que ella es la primera en salir de la pequeña habitación.—espera, salgamos juntos— dice aquel hombre que la hace perder la cordura—si quieres intentarlo, ten prioridadElla abre la otra puerta que conduce hacia las escaleras para salir del sótano y Parrow sonríe levemente, literal está contento porque será padre nuevamente y podrá remediar sus errores de manera que este bebé que los une aún más, podrá ser esa demostración de su cambio.Ana sube los escalones y Leandro al verla no comprende porque ahora está con una expresión en su rostro de enojó si hace poco la escuchó gemir feliz de la vida.—¿Y esa cara?—¡Que te importa!— Anastasia al ver venir a Cáceres se detiene para darle tregua—¡Por fin, Sebastián!— exclama Leandro mirándolo con el ceño fruncido —calma amigo, lo mejor se hace esperar— Parrow le sonríe llamando su aten
—lo lamento mucho cariño— la señora Camelia la abraza, sabe lo sentimental que es Anastasia —eso si es que fuerte, ¿Quieres ir?— pregunta Parrow suavizando su voz —deseo hacerlo, pero con tantas cosas en casa, el trabajo— Ana suspira profundamente—son tus amigas, puedes ir mañana a primera hora, yo me encargo de los niños y del trabajo— se apresura a decir Sebastián—animo cariño, es el cumpleaños de tus hijos, entiendo que estés triste y delicada, pero ellos también te necesitan—tienes razón madre, y gracias Sebastián, mañana a primera hora voy para darle mi apoyo a la familia Villarreal, vamos que no quiero hacer esperar a los niños— Ana se coloca de pie, pero se sorprendió cuando Parrow la tomo de la mano y le roba un beso que la deja sin aliento—me adelantó, ustedes derrochan mucho amor— la señora Camelia se marcha con una gran sonrisa —puedes refugiarte en mí, no estás sola, aquí estoy para tí ¿Estamos?— Ana siente su corazón palpitando con fuerza, por más que quiere hace
Anastasia al ver la intención de Parrow, el querer marcharse, toma posesión de sus labios, lo empieza a domar con su lengua, haciendo un leve movimiento envolvente, uno que lo hizo erizar y cambiar su mirada a deseo y perdición. —¿Estás más tranquilo?— pregunta con voz seductora—aun estoy estresado, pero hay una forma de quitarme esta amargura— Parrow la carga como un bulto y la lleva hacia el despacho—¿No puede ser para después? Nos están esperando en la fiesta ¿Lo olvidas?— Ana pasa saliva, le encanta cuando él es dominante—lo hubieras pensado antes de besarme de esa manera— la voz ronca de Sebastián provocó una corriente eléctrica, un cosquilleo en su intimidadParrow ingresa al despacho y luego cierra la puerta con seguro, se dirige al escritorio y allí la hace sentarse. —tengo un deseo, y es hacerte mía en mi escritorio—no me llama la atención hacerlo cuando sé que lo hiciste con la puta de Cáceres— Ana arquea una ceja al saber que dió en el blanco —cambiare todo, y no hable
—deja los rodeos Cáceres, ¿Qué está pasando?—esto es delicado, pero primero que todo quiero que le des un seguro monetario a mi bebé, tu estás nuevamente con esa... mujer, te exijo que mi hijo reciba una mensualidad gratificante ya que soy madre soltera y que se ha quedado sin trabajo—¡Carajo Cáceres! Es una falta de respeto que vengas aquí por eso, cuando sabes perfectamente que al bebé no le va a faltar nada, dime la verdad ¿A qué has venido?— pregunta con impaciencia —yo...—¡Maldita mujer!— Ana llega como alma poseída por el diablo agarrando a Cáceres del cabello —eres cómplice de María de eso no me cabe duda—¡Suéltame!— gruñó Cáceres tratando de soltarse de su agarré —¡Has venido para ver cómo es la mansión! Quieres hacernos daño, te has vuelto su cómplice para lastimarme porque no aceptas que Parrow y yo estemos juntos ¡Bruja!—¡Ana, debes mantener la calma por tu bebé!— aconseja Leandro y Parrow la agarra de la cintura alejándola de Cáceres —¡No puedo! Sé que ella ha veni
—Leandro que bueno verte— Parrow está agitado —¿Qué sucede amigo?— pregunta Leandro acercándose más —me llamo Cáceres, María se comunicó con ella y le dijo para verse en un hotel y llevar a cabo su plan —¿Cual hotel?— pregunta Leandro con extrañeza—el hotel Rowles —espera... a mí me envió un mensaje donde decía que me esperaba en el hotel Coleman —¿A qué está jugando esa perra?— gruño Parrow por lo bajo, no quiere que sus hijos o su madre lo escuchen —no lo sé, esto es muy raro, ella insiste en vernos, pero no quiero fallar aunque te admito que es tentador para mí—Leandro, entiendo tu posición— Parrow suspira —necesito que María este tras las rejas para que mis hijos y mi mujer puedan estar en paz, debo ir a la casa, por favor quédate y cuida a los niños, aunque la mansión está escoltada no confío, tengo un mal presentimiento con toda esta mierda, además, no confío en Cáceres—yo tampoco, vete tranquilo hermano, me quedaré aquí—en dado caso, si es necesario que te veas con Ma