—¿¡Cómo te atreves a hablarme de esa manera Anastasia!?— gruñó Sebastián muy fulminante —¡Habló como se me da la gana!— se acerca ella quedando a milímetros de su ex esposo, él puede sentir nuevamente, después de tantos años, aquel dulce perfume a rosas que inunden sus fosas nasales, tenerla así de cerca, puede presenciar más su belleza. Ana siente un escalofrío recorrer su cuerpo, pero su mirada está firme, transmitiendo frialdad. —¡Ya no soy la misma tonta de antes! ¡Puedo decir lo que se me dé la puta gana! ¿Qué piensas hacer al respecto?— sonríe ella maliciosa, creando un juego de seducción con la sonrisa ladina que deja a vista su perfecta dentadura y aquellos labios color carmesí que provocan besarlos—dile a estos inútiles que me suelten, y te demuestro lo que puedo llegar hacer— sugiere Sebastián y Ana arquea una ceja por el atrevimiento de SebastiánAna voltea a mirar a Calvo y luego le guiñe el ojo, lo toma de la mano, para así, marcharse dejando a Sebastián endemoniado. —¡
El señor Hernández abre sus ojos bien grandes como si le fueran a salir de las cuencas.—¡Estás tomando venganza con tus propias manos!— la señala, está muy disgustado—¡Si! Que lo disfrutes— sonríe Ana, aquella dulce sonrisa de la venganza —¡Maldita mujer — gruñó Hernández y luego retrocedió, cuando vio al hombre alto, y musculoso, entrando con esa sonrisa de perversaAna continúa su camino, no le gusta estar en estos lugares, pero necesitaba verlo con sus propios ojos.Al salir de la prisión, para su sorpresa, Leandro estaba impaciente esperando por ella, apenas recibió la llamada de que Hernández recibió una visita, y le dijeron el nombre de Anastasia Parker, dejó botado a Sebastián para irse a verla.—¡Ana!— exclama y se acerca a ella, pero varios escoltas se acercan, salieron de la nada, él alza sus manos en son de paz—Leandro...— fija Anastasia, su mirada en Leandro, puede ver que el hombre ha cambiado en su aspecto físico —Ana, no sabes la alegría tan enorme que me da volver
Días después... —¿Mami por qué no nos quedamos más tiempo en Nueva York?— Aurora acaricia a su muñeca de trapo —mami tiene mucho trabajo cariño—yo no quería pasar más tiempo en Nueva York, no quiero que mi abuela pase tanto tiempo sola, además, madre bebió de más y por eso le duele la cabeza— Massimo se cruza de brazos—mi madre merece divertirse, no debes hablar así de ella— lo señala Miguel—ni discutan, y si, merezco divertirme, hace tiempo que no la pasaba bien, y las Villarreal, son buenas amigas.Deben apoyarme, todo lo que hago por su bienestar en el futuro. Cuando lleguemos a casa, le dan los regalitos a la abuela Camelia.Así que ánimos, recuerden que falta poco para su cumpleaños. —ni tan siquiera tenemos amigos— Massimo suspira —lo se cariño, pero haré que pasen el mejor día de su vida, lo juro, ahora sonrían si, también quiero presentarles a alguien— los ojos de Massimo se tornan radiantes —es alguien muy especial, la vida da muchas vueltas...—¿A dónde vas?— pregu
Sebastián Parrow, está sumamente excitado, es como si su cuerpo reaccionara solo, al colocarse de pie y caminar a una mesa cercana del escenario, para poder contemplar a la mujer que lo ha cautivado con sus movimientos.Anastasia que está haciendo maromas, se esta divirtiendo demasiado, pero al darse la vuelta, su mirada se clava en Sebastián, él cual no puede dejar de mirarla, es como un magnetismo.No puede creer, que sea él, el que está ahí sentado, muy varonil, mientras se toma un trago, sin dejar de mirarla, es aquella mirada profunda que provoca un cosquilleo en su andorga.Por un momento ella queda estancada, tan solo por segundos, y retomó su baile, y no solo es Sebastián él que la mira, otros hombres importantes y guapos también, babean por ella.La reina de la noche, ese es su nombre de bailarina, y es que, así se siente Anastasia.Ella se quita la mini falda, quedando en un hilo color rojo de encaje, y aquella minifalda se la lanza a Sebastián. Él la agarra y luego la ll
Anastasia se encuentra frente a su ex esposo, el hombre por el cual siente un remordimiento en su corazón pero está también esa chispa deseo, porque él fué, su primer amor, su primer hombre, el primero que la tocó y la hizo suya por primera vez, seguidamente.—¿Por qué siento que te conozco? Al contemplar tus ojos, es como si ya nos hubiéramos visto, tu voz me transmite esa sensación de quererte escuchar más y más y sé que si te has acercado a mí, para hacer aquel baile tan sensual, es porque al menos te guste o ¿No es así?Ana sonríe maliciosamente mientras el árabe está atento a todos los movimientos y palabras de la mujer, "su diosa humana" como le dice él, ya que este tipo de hombre suele tener mujeres por montón, las que quiera, pero que sean sólo para él. Pero lo que él no sabe es que Anastasia Parker no será una mujer fácil de domar aunque ya está sintiendo un poco de celos.—te diré tres cosas ¿Sebastián Parrow es que me dijiste, no?— él asiente —primero, es la primera vez que
—se que me odias... Pero yo estoy arrepentida de todo —¡Mataste a mi madre!— bufó Anastasia entre dientes —¡No quise hacerlo!—¿No? Aquella noche sentiste, odió hacia mi, porque Parrow y yo estábamos pasándola bien juntos, los besos, las caricias, eran evidentes, llegaste con tu maldito odió a arruinarlo todo, ¡Sebastián es un imbécil al pensar que fuiste! victima—¡Mi padre abusó de mí!Anastasia toma asiento, ella se sienta cruzando sus piernas sin dejar de mirar a María, siendo intimidante.María se desespera un poco. Ella toma asiento —ya casi saldré de todo ésto, no lo arruines— susurra María —¿Me lo estás suplicando o me estás amenazando?María se tensa, y mira a Anastasia a los ojos. —piensa lo que quieras, ¿Cómo es que ahora vienes aquí? Estás bien vestida, mientras yo he comido mierda, entonces ya pague por todos mis errores—¡Errores qué quisiste cometer! Porque una persona que tiene el alma tan envenenada, el odió se refleja en la mirada, así de la misma manera en que m
Sebastián siente un escalofrío recorrer su cuerpo.—¡Espera! ¿¡Qué!? ¡Eso es imposible!— Cáceres no lo puede creer, está que se le cae la mandíbula—¿Puedo mirar?— pregunta Aurora, la pobre niña está sumamente nerviosa.—Sss... Sí— Sebastián no sabe cómo reaccionar, literalmente está en shockLa niña con sus manos temblorosas, las retira de su pequeño rostro, y empieza a parpadear varias veces, hasta ver con claridad.Sebastián se lleva la mano a la boca, su corazón está palpitando como si se le fuera a salir.Es evidente, es la hija de Anastasia, es idéntica a ella, su color de cabello cobrizo, color de piel blanca, es una mini Anastasia.—¡Esto debe ser una mentira! Ella no puede ser tu hija, Sebas, no se parece a ti.—mi mami se llama Anastasia— habló con voz temblorosa Aurora—estoy segura que su madre la envío para que te encariñes con ella—déjame a solas con la niña— ordena Sebastián—pero mi amor, ¿Y nosotros dos?— pregunta Cáceres—¡No lo vuelvo, a repetir!— la sentencia Seba
Anastasia lo mira fijamente, siendo fuerte para que no la vea débil. —¡Merezco que me des una explicación!— Parrow no puede dejar de mirar los labios de Anastasia—¿Mereces? ¡Tú no mereces nada!—¡Maldición! ¿Por qué me odias tanto? Anastasia, lo abofetea, Sebastián es muy cínico. Aquel golpe le dolió tanto la mejilla a Parrow, que la agarra de las muñecas y hace presión, teniendo crucificada a Ana, él puede contemplar los pechos de Ana, difícil no mirarlos, y sentir aquella tentación de tocarlos. —¡No me mires de esa forma!— lo reprende, sabiendo sus pensamientos impuros —¡Siempre quieres hacer todo a tu antojo! Estás muy equivocado, ¡Suéltame!—al menos cuando estaba ciego, podía sentir más tu bondad, y oír lo dulce que eras— se atreve a decir —de esa Anastasia, no queda nada —¡¡Claro que nada queda!!— gritó ella tan fuerte, que llamó la atención de Parrow, es un gritó de dolor —Perdóname... ¿Puedes perdonarme y olvidar toda esta mierda?—¿Qué?— Ana siente ganas de golpearlo, co