—¡Ana!— Sebastián se va detrás de ella, pero en eso, Cáceres aparece con una sexy lencería, la cual Anastasia vió, pero no la determina aunque Careces tenía una sonrisa de oreja a oreja —¿Sebastián a dónde vas?— pregunta Cáceres al ver que camina hacia la salida —¡Maldición! ¡Colócate ropa, y te vas de aquí! ¡No entiendo qué carajos haces aquí!— él sale corriendo, y al salir, Anastasia ya sea marchado —¡Anastasia!— gritó con todas sus fuerzas, ella pudo escuchar su rígido, pero no dió marcha atrás—¿Se encuentra bien?— pregunta Calvo al verla entristecida—estoy perfecta— responde ella sarcástica —vamos al bar— pidió con arrogancia—lo que usted diga señorita— Calvo aumento la velocidad—¡Maldito Parrow! Te vas arrepentir por volverme a lastimar, que estúpida fuí al volver a creer en tí— Ana en sus pensamientosParrow ingreso nuevamente a su casa.—¿Por qué me hablas así?— Cáceres se acerca —¡No te acerques! Lo mejor es que te vayas, tú y yo no tenemos nada ¡Entiéndelo!Sebastián
Anastasia siente furor al ver el descaro de Sebastián, pero no puede reclamarle, después de todo, no tienen una relación, lo único que los une son sus hijos. —¿Qué tiene la niña?— se acerca Sebastián en totalidad—fiebre alta— responde Anastasia—Gracias por haberme informado, si hay algo que pueda hacer por mí hija, lo hago, ¿Te han dado alguna información?—debemos esperar— Anastasia se cruza de brazos—es una niña, quizás una leve infección, pero ojalá sea solo eso, no quiero que le pase nada a tus hijos— interviene Cáceres en la conversación—disculpa Ana, dame un momento— Sebastián agarra a Cáceres del brazo y se hacen a un lado —¡Me estás lastimando!— se suelta ella de su agarre—dijiste que tenías que venir a esta clínica, ya estás aquí, te puedes ir, déjanos a solas —¡Increíble tu falta de conciencia Sebastián! Pero algún día te vas arrepentir de todo lo que me haces y vendrás a pedirme perdón y que te dé una oportunidad— Cáceres se marcha, lo bueno es que Anastasia no los
Sebastián abre sus ojos como platos, y su reacción fue mirar la expresión de Anastasia en su rostro. La cual está sonriendo con amargura.—¡Eso no puede ser posible!— negó él con la cabeza —¡Lo es! ¡Aquí está la prueba!— Cáceres se apresura a abrir el sobre para dárselo a Sebastián Sebastián agarra el papel, y afectivamente está el nombre de Cáceres y en el resultado, "positivo" el alza su mirada y la fija en Anastasia—¡Debe haber un error!— se atreve a decir Sebastián—¡¡No lo hay!! Es real maldición, y eso pasa cuando una pareja tiene mucho sexo. Tú y yo tenemos mucho sexo— lo señala CáceresAnastasia está sin palabras, ella camina para regresar con su hija. —¡Ana..!— susurra, pero Cáceres no lo deja irse y lo toma de la mano —¿Cuando vas a entender que ella no quiere estar contigo? ¡Olvídate de ella! Iniciemos una relación estable, estás envejeciendo, yo igual, ahora tenemos un bebé fruto de toda la pasión, y amor de mi parte, no vuelvas a cometer el mismo error Sebastián, de q
—lo puedo explicar— Leandro mira a Anastasia con preocupación—¡No! La única explicación que yo le veo a esta mierda, es que eres igual que al imbécil de Sebastián, les gustan las mujeres malas, ¡Están ciegos maldición!— los reprende Anastasia—¡Hija... Baja la voz!— sugiere la señora Camelia, luego los niños pueden escuchar —hermana, déjame explicarte— Leandro pasa su mano derecha por su cabeza, dando un leve masaje por el estrés que está sintiendo, pensó que jamás sería descubierto—¡Váyanse los dos de mi casa!— los corre Anastasia, está que estalla y no quiere una gran discusión—Ana por favor...—¡Largo, Leandro! Me has decepcionadoAnastasia se marcha a su habitación.—¡Carajo!— Leandro tensa su mandíbula y no sabe qué hacer ante la mirada penetrante de su amigo Sebastián Parrow —¿Te estás acostando con María?— Sebastián necesita saberlo —lo mejor es que se marchen, si Ana los ve aquí, se arma la guerra, ella es dulce, pero tiene un fuerte temperamento y no quiero que mis niet
Sebastián mira a su alrededor y luego al ver a la señora Camelia sonríe levemente, aunque no tiene ánimos, no quería dejarla plantada.—buenas noches señora— la saluda Sebastián siendo muy cordial—Hola Sebastián, gracias por venir, por favor, toma asiento— Sebastián se sienta—¿Quieres café?—no gracias, quiero ser sincero con usted y es que se me hace extraño que quiera hablar conmigo, no quiero ser grosero, pero dígame ¿Cuál es el motivo de esta invitación?La señora Camelia baja su mirada, manteniendo silencio por un momento. —¿Es sobre Anastasia? Le agradezco que quiera mucho a mis hijos, pero con Anastasia las cosas no resultan —yo creo...— Sebastián la interrumpe —si tan solo todo hubiera sido diferente, estuviera disfrutando de su compañía, ya no se que hacerCamelia puede contemplar la tristeza de su hijo. Ella con mucho cuidado, coloca su mano derecha sobre la de Sebastián, dando una leve caricia, pero Sebastián aparta su mano. —debes tener calma—Ella habla contigo ¿Algo
—¡Oh por Dios!— Exclama una camarera al ver la situación —¡Le está dando un infartó, llamen a la ambulanciaSebastián se puso en alerta. Se agacha quedando de rodillas en el suelo, y luego empieza hacer compresiones en el pecho de Camelia. —¡Llamen a la ambulancia!— se apresura a decir mientras continúa—ya viene en camino señor— informa el camarero que los atendió—¡No te mueras!— continúa Sebastián y ella deja de temblar Todo fue tan rápido, tan trágico, que Sebastián va en su auto siguiendo a la ambulancia, él se apresura a llamar a Anastasia.—Sebastian estoy ocupada— habla Anastasia—aqui está tu malteada, preciosa— Sebastián escucha una voz muy varonil a través de la llamada telefónica—Camelia está siendo llevada a la clínica central, no se en que condiciones está su salud—¿Mi madre?— Anastasia se puso nerviosa y se dispuso a agarrar su bolso —no tardes, no se que hacer— Ana cuelga la llamada —¿A dónde vas?— pregunta Adrián, un nuevo socio de Anastasia—te llamaré luego— A
Esa noticia le causó cólera a Anastasia, pero disimula, no quiere que su madre se angustie.Ella tuvo que respirar profundamente.—gracias por la información— trato de responder lo más normal posible, lo cual se le hizo muy extraño a Parrow, ella cuelga la llamada antes que él empiece hacerle preguntas—¿Todo bien hija?—sí madre, ahora debemos esperar lo que te va a recetar el médico, por cierto, voy al baño, ya no me aguanto las ganas de orinar—hija no te preocupes por mí, vete tranquila—no me tardo y me preocupo por tí, porque eres importante para mí, madre— Ana deja un casto beso en la frente de la señora Camelia y luego se marcha La señora Camelia no pudo hablarle de su petición, pero será luego, mientras le súplica a Dios mentalmente que la relación de Sebastián y Ana se pueda reconstruir.Anastasia está en el pasillo, no quiere alejarse tanto, para estar al pendiente de su madre Camelia. —¡Por fin contestas!— exclama Ana impaciente—Hermana, que bueno que llamas, te he estad
Al caer la noche, la pobre Anastasia está agotada.—respira un poco hija— aconseja su madre—lo siento mamá, quiero ser puntual, ya tengo listo las cosas de los niños por favor madre, compórtate ¿Sí? La enferma te cuidará pero debes poner de tu parte ¿Estamos?—vete tranquila hija, se que algo más te pasa, pero lo hablaremos en cuanto te desocupes de todo ésto—estoy normal, madre, estas alucinando, ¡¡Niños nos vamos!!— gritó Ana a todo pulmón para que la escucharán—no te creo, no puedes mentirme— su madre achina los ojos mientras la observa Los niños están bajando las escaleras.—Delen un abrazo a la abuela y nos vamos— los niños obedecen —madre me llamas, no importa que esté trabajando ¿Bueno?—me tratas como a una niña, vete tranquila hija— le sonríe la señora CameliaAna respira profundamente. —adios madreAna maneja, mientras está divagando en sus pensamientos. —mami tengo hambre— Aurora se toca su pancita—cariño, tu padre te dará de cenar —madre te ves preciosa— la hágala M