Sebastián abre sus ojos como platos, y su reacción fue mirar la expresión de Anastasia en su rostro. La cual está sonriendo con amargura.—¡Eso no puede ser posible!— negó él con la cabeza —¡Lo es! ¡Aquí está la prueba!— Cáceres se apresura a abrir el sobre para dárselo a Sebastián Sebastián agarra el papel, y afectivamente está el nombre de Cáceres y en el resultado, "positivo" el alza su mirada y la fija en Anastasia—¡Debe haber un error!— se atreve a decir Sebastián—¡¡No lo hay!! Es real maldición, y eso pasa cuando una pareja tiene mucho sexo. Tú y yo tenemos mucho sexo— lo señala CáceresAnastasia está sin palabras, ella camina para regresar con su hija. —¡Ana..!— susurra, pero Cáceres no lo deja irse y lo toma de la mano —¿Cuando vas a entender que ella no quiere estar contigo? ¡Olvídate de ella! Iniciemos una relación estable, estás envejeciendo, yo igual, ahora tenemos un bebé fruto de toda la pasión, y amor de mi parte, no vuelvas a cometer el mismo error Sebastián, de q
—lo puedo explicar— Leandro mira a Anastasia con preocupación—¡No! La única explicación que yo le veo a esta mierda, es que eres igual que al imbécil de Sebastián, les gustan las mujeres malas, ¡Están ciegos maldición!— los reprende Anastasia—¡Hija... Baja la voz!— sugiere la señora Camelia, luego los niños pueden escuchar —hermana, déjame explicarte— Leandro pasa su mano derecha por su cabeza, dando un leve masaje por el estrés que está sintiendo, pensó que jamás sería descubierto—¡Váyanse los dos de mi casa!— los corre Anastasia, está que estalla y no quiere una gran discusión—Ana por favor...—¡Largo, Leandro! Me has decepcionadoAnastasia se marcha a su habitación.—¡Carajo!— Leandro tensa su mandíbula y no sabe qué hacer ante la mirada penetrante de su amigo Sebastián Parrow —¿Te estás acostando con María?— Sebastián necesita saberlo —lo mejor es que se marchen, si Ana los ve aquí, se arma la guerra, ella es dulce, pero tiene un fuerte temperamento y no quiero que mis niet
Sebastián mira a su alrededor y luego al ver a la señora Camelia sonríe levemente, aunque no tiene ánimos, no quería dejarla plantada.—buenas noches señora— la saluda Sebastián siendo muy cordial—Hola Sebastián, gracias por venir, por favor, toma asiento— Sebastián se sienta—¿Quieres café?—no gracias, quiero ser sincero con usted y es que se me hace extraño que quiera hablar conmigo, no quiero ser grosero, pero dígame ¿Cuál es el motivo de esta invitación?La señora Camelia baja su mirada, manteniendo silencio por un momento. —¿Es sobre Anastasia? Le agradezco que quiera mucho a mis hijos, pero con Anastasia las cosas no resultan —yo creo...— Sebastián la interrumpe —si tan solo todo hubiera sido diferente, estuviera disfrutando de su compañía, ya no se que hacerCamelia puede contemplar la tristeza de su hijo. Ella con mucho cuidado, coloca su mano derecha sobre la de Sebastián, dando una leve caricia, pero Sebastián aparta su mano. —debes tener calma—Ella habla contigo ¿Algo
—¡Oh por Dios!— Exclama una camarera al ver la situación —¡Le está dando un infartó, llamen a la ambulanciaSebastián se puso en alerta. Se agacha quedando de rodillas en el suelo, y luego empieza hacer compresiones en el pecho de Camelia. —¡Llamen a la ambulancia!— se apresura a decir mientras continúa—ya viene en camino señor— informa el camarero que los atendió—¡No te mueras!— continúa Sebastián y ella deja de temblar Todo fue tan rápido, tan trágico, que Sebastián va en su auto siguiendo a la ambulancia, él se apresura a llamar a Anastasia.—Sebastian estoy ocupada— habla Anastasia—aqui está tu malteada, preciosa— Sebastián escucha una voz muy varonil a través de la llamada telefónica—Camelia está siendo llevada a la clínica central, no se en que condiciones está su salud—¿Mi madre?— Anastasia se puso nerviosa y se dispuso a agarrar su bolso —no tardes, no se que hacer— Ana cuelga la llamada —¿A dónde vas?— pregunta Adrián, un nuevo socio de Anastasia—te llamaré luego— A
Esa noticia le causó cólera a Anastasia, pero disimula, no quiere que su madre se angustie.Ella tuvo que respirar profundamente.—gracias por la información— trato de responder lo más normal posible, lo cual se le hizo muy extraño a Parrow, ella cuelga la llamada antes que él empiece hacerle preguntas—¿Todo bien hija?—sí madre, ahora debemos esperar lo que te va a recetar el médico, por cierto, voy al baño, ya no me aguanto las ganas de orinar—hija no te preocupes por mí, vete tranquila—no me tardo y me preocupo por tí, porque eres importante para mí, madre— Ana deja un casto beso en la frente de la señora Camelia y luego se marcha La señora Camelia no pudo hablarle de su petición, pero será luego, mientras le súplica a Dios mentalmente que la relación de Sebastián y Ana se pueda reconstruir.Anastasia está en el pasillo, no quiere alejarse tanto, para estar al pendiente de su madre Camelia. —¡Por fin contestas!— exclama Ana impaciente—Hermana, que bueno que llamas, te he estad
Al caer la noche, la pobre Anastasia está agotada.—respira un poco hija— aconseja su madre—lo siento mamá, quiero ser puntual, ya tengo listo las cosas de los niños por favor madre, compórtate ¿Sí? La enferma te cuidará pero debes poner de tu parte ¿Estamos?—vete tranquila hija, se que algo más te pasa, pero lo hablaremos en cuanto te desocupes de todo ésto—estoy normal, madre, estas alucinando, ¡¡Niños nos vamos!!— gritó Ana a todo pulmón para que la escucharán—no te creo, no puedes mentirme— su madre achina los ojos mientras la observa Los niños están bajando las escaleras.—Delen un abrazo a la abuela y nos vamos— los niños obedecen —madre me llamas, no importa que esté trabajando ¿Bueno?—me tratas como a una niña, vete tranquila hija— le sonríe la señora CameliaAna respira profundamente. —adios madreAna maneja, mientras está divagando en sus pensamientos. —mami tengo hambre— Aurora se toca su pancita—cariño, tu padre te dará de cenar —madre te ves preciosa— la hágala M
Ana se suelta de su agarré mirándolo con despreció, sin decirle algo, se sube al auto y cierra la puerta de un portazo.Sebastián voltea a mirar a Cáceres, que está de pie mirándolo fijamente.Ana antes de marcharse mira a Sebastián, pero es una mirada devastadora que provoca una tensión en el cuerpo de su ex esposo.Parrow al contemplar que Ana se ha marchado, se acerca a Cáceres. —¿Todo bien?— pregunta ella con gentileza, pero Parrow solo asiente con la cabeza e ingresa a la casa en busca de sus hijos los cuales están sentados en el mueble esperando por él.—niños, necesito hablar con ustedes, pero vamos a cenar primero ya que Aurora tiene hambre— sugiere Sebastián—yo también estoy hambrienta, este bebé aumentó mis ganas de comer, vayan al comedor, Sebas ¿Me puedes ayudar a llevar las bebidas?— pregunta Cáceres—claro. Niños, vayan al comedor por favor— suplica SebastiánAl estar solo con Cáceres en la cocina. —no tenías por qué decirles que eres mi novia —¿Qué tiene de malo?
—¡Bájame Parrow!— ordena Anastasia—eres madre, no debes estar vestida de esa manera— Parrow la acuesta en el mueble —¡Qué ridículo! Yo hago con mi cuerpo lo que quiera—¿Acaso haces todo esto por lo que Cáceres es mi novia?— pregunta Sebastián con impaciencia—¡Ay por favor! No me importa que estés con esa mujer— Ana se coloca de pie, siente ganas de vomitar, pero se aguanta—no te vayas Anastasia— Parrow siente ganas de acercarse, pero se aguanta El celular de Ana suena por lo que se apresura a sacar su móvil del abrigo para contestar la llamada. —¿Todo bien adentro?— Ana escucha las risas de las Villarreal—Ana, Ana escucha, finge que estás hablando con un hombre, enciende los celos en ese hombre, veremos qué tanto le importas— sugiere Johana, por lo que Ana sonríe ampliamente—¿En qué hotel?— pregunta ella haciéndose la loca —no me recojas, ya te llegó, pero ya sabes cómo me gusta— Ana muerde su labio inferior y Parrow la mira con extrañeza —lamento la tardanza guapo, estaba