—¡Ya basta ustedes dos!— se altera Parrow—¿No te das cuenta que ella quiere dejar a mi hijo sin padre?— la señala María y Anastasia le sostiene la mirada desafiante —¡Jamás! Incluso, si Sebastián me pidiera el divorcio en estos momentos, se lo doy, pero no tengo tiempo para perderlo con una mujer con pocos valores como túMaría se ríe como loca.—¡Estúpida ese cuento que te lo crea la muerta de tu madre!— Anastasia siente como la sangre se le sube a la cabeza, y luego no lo pensó ni dos veces, empuñó su mano derecha y le propinó un puño a María, haciéndola sangrar su operada nariz—¡Maldita mujer!— se queja María cubriendo su nariz y de está se desliza la sangre —¡Ayuda Sebastián!— pidió María para que esté le tenga compasión—buenos días— saluda Leandro, el cual viene a llevar Anastasia para la funeraria, pero al ver a María sangrando, no pudo evitar reírse en silencio —¿Qué haces aquí Leandro?— Sebastián no está tolerando el acercamiento de su amigo hacia su esposa —¡Vamos Sebas
—¡Alto!— ordena SebastiánAnastasia, siente como los nervios le están haciendo una mala jugada, sus manos están tan temblorosas y su corazón tan palpitante, que pierde el conocimiento, los oficiales no la dejan caer y el que se acerca de inmediato fue Leandro.—¡Ana!— la carga él entre sus brazos —¿Qué sucede?— se preocupa Sebastián acercándose un poco más —¡Se desmayó señor!— sacude el rostro levemente Leandro a Anastasia—¡Lo pagarán muy caro!— amenaza Sebastián a los oficiales y estos están en total silencio, mientras que el jefe se atreve a decir —solo hacemos nuestro trabajo señor—¿Trabajo? ¡Su maldito trabajo es agarrar a delincuentes! Mi esposa no lo es, simplemente le propinó una bofetada a María porque ella la provocó burlándose de la muerte de su madre ¿Ustedes no lo harían?— bufo Sebastián—señor, la señorita Hernández, hizo la denuncia—¡Estoy seguro que se dejaron atraer por el dinero!— los reprende Sebastián —yo me encargare de llevar a mi esposa a la delegación cuand
—¡Leandro!— se altera Sebastián, está furioso, el saber que su mejor amigo, tuvo intimidad con la mujer que él quiere, lo hace tener pensamientos de destrucción, de acabar con Leandro y no saber nada más de él —Sebastian, no le creas a esa mujer— se apresura a decir Leandro —¿Te vas a hacer la víctima?— embozo una sonrisa maliciosa y silenciosa María —¡Traidor!— alza su Bordón Sebastián—no, las cosas no fueron así amigo—¿¡Entonces si paso!?— frunce el ceño Sebastián—todo lo que dijo ella pero...— Sebastián se guía por su sentido del oír y golpeó a Leandro con su Bordón—¡Prácticamente abuso de mi Sebas!— interviene María—¡Vete al infierno!— la señala Leandro—¡Si no te gusta que te digan la verdad, entonces jodete, porque por tu culpa fue que por tonta cancele mi matrimonio, tú arruinaste todo porque no toleras que Sebastián sea mejor que tú en todos los aspectos, por esa razón hicistes todo ¿No tienes vergüenza? ¡Eres cruel y malo! ¡Eres traicionero!—¡¡Cállate!!— estalló Le
Sebastián se queda en total silencio, es como si las palabras se le quedarán atacadas, baja su mirada, y cierra los ojos, él suspira, se siente cansado, no puede olvidar ni perdonarse a él mismo por la muerte de sus padres.Anastasia se acerca lentamente y luego posa su mano derecha en el hombro izquierdo de Sebastián, que al sentir su tacto, siente un fuego encenderse en su corazón.—Anastasia... No me pidas más de lo que no puedo darte— se sincera él, pero su voz es muy apagada —¡Inténtalo! No te rindas, estoy dispuesta a aceptar que serás padre fuera del matrimonio, aunque... Para ser sincera, yo si te respeto Sebastián—seria darle el beneficio a la duda... Pero de mi parte, creo que te podría lastimar más, tengo ganas de llamar a mi abogado y dejarte ir Anastasia—no lo hagas... Solo intentemos, no perdemos nada con hacerlo por favor —¿Por qué Anastasia? ¿Por qué te aferras a tener algo conmigo? ¿¡Por qué te enamoraste de mí?— hace muchas preguntas Sebastián—Porque tú eres el
Ana rápidamente cubre su cuerpo, literalmente le avergüenza el ser vista desnuda, y siente enojo por el atrevimiento de María.—¡Falso, mentiroso!— María está demasiado inquietante, no acepta lo que ha visto sus ojos—¿Qué haces aquí María?— Sebastián está harto de esta situación, no se llegó a imaginar lo tóxica que puede llegar hacer María—¡Imbécil! ¡El eco de tu hijo! ¿Se te olvidó? Pero, claro como no, ¡si te estás revolcando con esta zorra!— la señala María y Anastasia se trata de controlar —¡Primero me respetas! ¡Segundo vete de mi habitación!— ordena Anastasia—¿Qué? ¿¡Quién te crees!? ¡Aquí no eres nadie! —soy la señora Parrow, aunque te duela, ahora vete de mi habitación, ¡Pero ya!— ordena Ana, además de que se siente súper incómoda con esta bochornosa situación —¡Suficiente María! No quiero escuchar tus berrinches, sal de nuestra habitación, no tardo— ordenó impaciente Sebastián—es increíble como cambias de noche a la mañana, a una reina como yo, para estar con una muc
Sebastián es ciego, pero sabe defenderse. Él es muy audaz, se suelta del agarre del padre de María. —¡En tu puta vida te atrevas a ponerme una mano encima!— exclamó Parrow, no tolera para nada a ese señor —¡Te voy hacer pedazos si a mí hija le pasa algo! Te voy a hundir en la cárcel por matarla, y matar al bebé que lleva en su vientre—¡Sebastián!— llegó Ana junto a Leandro, no siendo un buen momento, ya que los dos hombres están en una disputa —¡Pero qué pequeño es el mundo ¿A qué vienes? ¿Acaso a confirmar la muerte de mi hija?— el señor Hernández mira con desprecio a Anastasia, mientras que ella está pasmada, sabe quién es ese hombre —señor está usted muy equivocado— Anastasia mira a Sebastián, lo importante para ella, es que él esté bien, debe ser fuerte para lo que se le vendrá encima —¡No voy a permitir que te metas con ella!— la defiende Leandro—¡Pero miren nada más! Entonces mi hija tiene razón, está ramera de mucama, está con ambos hombres Leandro siente su sangre hirvie
Anastasia y Sebastián fueron llevados al viñedo.Parrow puede escuchar perfectamente como Leandro da órdenes, para apagar el fuego que se está ampliando cada vez más, los bomberos apenas llegan a auxiliar.Sebastián empieza a caminar, seguía con su Bordón, está dolido, su viñedo, la empresa de vinos, es lo único que le queda de sus padres, eso que ellos construyeron con todo el amor del mundo, y se lo heredaron.—como lo siento Sebastián— solloza Anastasia al ver la tristeza que se refleja en su rostro—no puede ser...— Sebastián puede escuchar el sonido del fuego, en cómo consumen la cosecha —estoy segura que te vas a levantar de esto— lo trata de animar Ana, pero Sebastián hace caso omiso a esas palabras, su dolor, el remordimiento no lo dejan pensar con claridad—¡Sebastián!— se acerca rápidamente Leandro, el pobre está sucio y sudado, debido a que le ha tocado hacer todo lo posible para ayudar a apagar el fuego —estamos haciendo lo posible para que no llegue al depósito de vino, n
En cuerpo y alma se están entregando ambos, pero lo que no saben, es que la secretaría Cáceres los está espiando silenciosamente, mientras en su mente planea la forma en acabar con Anastasia.—Te amo Sebastián...— se aferra Anastasia, clavando sus uñas, en sus musculosos brazos.Sebastián la besa, no puede decirle palabras de amor que aún no siente en totalidad en su corazón, pero si, darle aquellos besos de cariño que nunca le había dado a una mujer, delicado, apasionado, un beso tan profundo, que tiene a Ana enamorada de Sebastián y él está encantado con ella.Se corre adentro de Ana, y la continúa besando, sus cuerpos están empapados de sudor, agitados, y aún sintiendo esa calentura de querer más.—¿Te sientes bien?— la voz quebrada de Sebastián, delata lo cansado que quedó—un poco maltratada, pero demasiado feliz, de que mi esposo haya sido el primero, me siento feliz de haber cumplido mi promesa—eres una mujer muy valiosa, y debo admitir que me costaba creer que eras virgen Ana