Anastasia y Sebastián fueron llevados al viñedo.Parrow puede escuchar perfectamente como Leandro da órdenes, para apagar el fuego que se está ampliando cada vez más, los bomberos apenas llegan a auxiliar.Sebastián empieza a caminar, seguía con su Bordón, está dolido, su viñedo, la empresa de vinos, es lo único que le queda de sus padres, eso que ellos construyeron con todo el amor del mundo, y se lo heredaron.—como lo siento Sebastián— solloza Anastasia al ver la tristeza que se refleja en su rostro—no puede ser...— Sebastián puede escuchar el sonido del fuego, en cómo consumen la cosecha —estoy segura que te vas a levantar de esto— lo trata de animar Ana, pero Sebastián hace caso omiso a esas palabras, su dolor, el remordimiento no lo dejan pensar con claridad—¡Sebastián!— se acerca rápidamente Leandro, el pobre está sucio y sudado, debido a que le ha tocado hacer todo lo posible para ayudar a apagar el fuego —estamos haciendo lo posible para que no llegue al depósito de vino, n
En cuerpo y alma se están entregando ambos, pero lo que no saben, es que la secretaría Cáceres los está espiando silenciosamente, mientras en su mente planea la forma en acabar con Anastasia.—Te amo Sebastián...— se aferra Anastasia, clavando sus uñas, en sus musculosos brazos.Sebastián la besa, no puede decirle palabras de amor que aún no siente en totalidad en su corazón, pero si, darle aquellos besos de cariño que nunca le había dado a una mujer, delicado, apasionado, un beso tan profundo, que tiene a Ana enamorada de Sebastián y él está encantado con ella.Se corre adentro de Ana, y la continúa besando, sus cuerpos están empapados de sudor, agitados, y aún sintiendo esa calentura de querer más.—¿Te sientes bien?— la voz quebrada de Sebastián, delata lo cansado que quedó—un poco maltratada, pero demasiado feliz, de que mi esposo haya sido el primero, me siento feliz de haber cumplido mi promesa—eres una mujer muy valiosa, y debo admitir que me costaba creer que eras virgen Ana
Sebastián de su impresión, deja caer la canasta de uvas, no puede creer que María sea capaz de llegar a tanto, que le haga esto.—¿Qué?— Anastasia se puso pálida, al ver que la situación se está tornando en un infierno—señor Parrow, estoy ante usted de buena manera, no quiero utilizar la fuerza, le pido que venga conmigo—¡Mi esposo es inocente!— bufo Anastasia colocándose como barrera para que no se lo lleven —tranquila Ana, yo tengo testigos de que lo soy, no te angusties—no, no es justo mi amor que te hagan eso, por favor señor oficial no se lo lleven, él no ha hecho nada, ¡esa mujer está loca!— Anastasia se altera un poco —¿Qué está pasando aquí?— Leandro fue avisando por sus hombres, de que llegó la policía, mientras que los hombres de Parrow, estaban atentos desde una distancia —Leandro llama al abogado, voy a solucionar este asunto, Ana, quiero que te calmes, necesito que quedes a cargo— pidió Sebastián y ella lo abraza fuertementeSebastián la abraza, le molesta el hec
Sebastián Parrow, se volvió una bestia total, gritando como un loco demente, no tolera que se quieran ir en su contra, y el chófer al cual le dió su confianza lo haya traicionado, Sebastián Parrow, fue golpeado por el agente para que se calmara por lo agresivo que se volvió, el abogado interfiere porque sabe que Sebastián sería incapaz de hacer algo así, y porque sabe que algo está tramando el señor Hernández, y lastimosamente sin un testigo, Sebastián, sale perdiendo.Sebastián, es arrestado hasta que sea citado ante el juez, y como María está delicada de salud, deben esperar a que ella se recupere para que declare ante el juez y Sebastián lo que sucedió.El abogado logró que Leandro, pudiera entrar a hablar con Sebastián, porque ese agente está encarnado con Parrow, lo quiere hundir a toda costa.—amigo— Leandro toma asiento y apoya sus manos sobre la mesa, acercando un poco su rostro al de Sebastián, el cual tiene un evidente golpe en su rostro —¡Malditos hijos de puta!—Leandro..
Sebastián se tensa de inmediato al oír la voz de la mujer que le destruyó la vida.—¡No quiero escucharte!—no me importa, debes escucharme, soy tu salvación— María sonríe, le gusta tener el control —¿Por qué mentir, María? ¿Cómo pudiste decir tantas mentiras? ¡Por tu culpa llevo un mes encerrado!— gruñó con desesperación, Sebastián —lo siento cariño— sonríe ella silenciosamente —¡¡No me digas cariño!! Cómo te desprecio María—tenía que recuperarme, aunque ya sanó las heridas, necesitaba venir a verte, para decirte que fue una mala decisión de tu parte elegir a Anastasia— María contempla los gestos de desagrado de Sebastián —la elegiría mil veces a ella, jamás te voy a perdonar lo que has hecho, eres una maldita mujer — Sebastián está al colmo de María—¡No me hables así! Y menos a la madre de tu hijo, porque te recuerdo que aún estoy en embarazo, un pequeño Sebastián en mi vientre —¡Maldigo el día en que te conocí!— Parrow se coloca de pie y camina despacio hacia las rejas, se a
Dolor, angustia, enfado, sentimientos que atacaron a Anastasia, haciéndola sentir insignificante, que todo por lo que ella estaba luchando fue en vano.Anastasia se coloca de pie y su mirada de dolor se impregna en su esposo. —te confieso, que deseaba verte, pero si fuera adivina, no hubiera venido, para que me hicieras sufrir de esta maneraElla quiere ver el mínimo gesto de dolor, o arrepentimiento en él, pero no, Parrow está tan frío como el hielo, Ana no pudo evitar sollozar.—pensé que sentías algo por mi... Pero ya veo que me equivoqué— Anastasia desea que la tierra se abra y se la trague —Sebastian...— Ana siente arder su corazón, le está doliendo demasiado está situación —¡Sebastián!— Gruñó ella entre dientes, mientras las lágrimas se deslizaban por su mejillas.Pero al ver que él no le dice nada, Ana sale corriendo para salir de la prisión, Sebastián empuña sus manos y tensiona su mandíbula, hasta que siente doler sus dientes.Golpea la mesa, y luego lanzó el almuerzo que el
Sale sin mirar atrás, aunque es preocupante la hora, el hecho de que la hacienda está algo alejada de una avenida principal, quiere correr el riesgo, es eso, o quedarse al lado de un hombre que no se importa por ella.Anastasia camina no tan apresurada, ya que la maleta le pesa un poco, como desea con todas las fuerzas de su ser, que su madre estuviera con vida para irse a refugiar en sus brazos, pero no, ella está sola.Aunque tiene a sus cuatros bebés, pero la vuelve loca pensar ¿Cómo va a mantener a tantos niños? Y si le hubiera dicho a Sebastián, quizás él fuera pensado que ella lo hacía por manipular.Ana continúa en las desoladas calles, y siente el frío recorrer su cuerpo, ella se detiene por un momento, para mirar a su alrededor porque siente una extraña sensación.Al mirar atrás, todo está solo, Ana traga grueso y continúa caminando un poco más rápido mientras empieza a orar.Al sentir que la están mirando, vuelve a mirar atrás, y efectivamente vienen tres hombres, Ana se ap
—Parrow, es hora— el oficial abre su celda—¿De qué?— Sebastián no tiene ánimos de nada —¡Hola bebé! Por fin saldrás de este lugar mi amor, para estar con tu hijo y la mujer de tu vida— María está muy bien arreglada, como si nada hubiera pasado, Sebastián, lo que siente por ella es puro odió—vaya... Tan rápido quitaron los cargos, quizás porque se dieron de cuenta que soy inocente— fue sarcástico Sebastián—ay mi amor que chistoso eres— sonríe maliciosa María Sebastián suspira, sabe lo que se le viene encima.—quiero pedirte perdón, por todos los malos ratos que te hice pasar, pero como dice mi padre, a veces es necesario castigar a las personas, y se que ya has entendido que somos el uno para el otro, sube al auto cariño, vamos a nuestra hacienda.—Sebastian— se acerca Leandro, junto al abogadoPor lo que siente dicha escuchar su voz.—¿Qué haces aquí?— arquea una ceja María, ella no tolera a Leandro —es mi mano derecha, y no lo pienso discutír—cuidado como me hablas Sebastián—