Dolor, angustia, enfado, sentimientos que atacaron a Anastasia, haciéndola sentir insignificante, que todo por lo que ella estaba luchando fue en vano.Anastasia se coloca de pie y su mirada de dolor se impregna en su esposo. —te confieso, que deseaba verte, pero si fuera adivina, no hubiera venido, para que me hicieras sufrir de esta maneraElla quiere ver el mínimo gesto de dolor, o arrepentimiento en él, pero no, Parrow está tan frío como el hielo, Ana no pudo evitar sollozar.—pensé que sentías algo por mi... Pero ya veo que me equivoqué— Anastasia desea que la tierra se abra y se la trague —Sebastian...— Ana siente arder su corazón, le está doliendo demasiado está situación —¡Sebastián!— Gruñó ella entre dientes, mientras las lágrimas se deslizaban por su mejillas.Pero al ver que él no le dice nada, Ana sale corriendo para salir de la prisión, Sebastián empuña sus manos y tensiona su mandíbula, hasta que siente doler sus dientes.Golpea la mesa, y luego lanzó el almuerzo que el
Sale sin mirar atrás, aunque es preocupante la hora, el hecho de que la hacienda está algo alejada de una avenida principal, quiere correr el riesgo, es eso, o quedarse al lado de un hombre que no se importa por ella.Anastasia camina no tan apresurada, ya que la maleta le pesa un poco, como desea con todas las fuerzas de su ser, que su madre estuviera con vida para irse a refugiar en sus brazos, pero no, ella está sola.Aunque tiene a sus cuatros bebés, pero la vuelve loca pensar ¿Cómo va a mantener a tantos niños? Y si le hubiera dicho a Sebastián, quizás él fuera pensado que ella lo hacía por manipular.Ana continúa en las desoladas calles, y siente el frío recorrer su cuerpo, ella se detiene por un momento, para mirar a su alrededor porque siente una extraña sensación.Al mirar atrás, todo está solo, Ana traga grueso y continúa caminando un poco más rápido mientras empieza a orar.Al sentir que la están mirando, vuelve a mirar atrás, y efectivamente vienen tres hombres, Ana se ap
—Parrow, es hora— el oficial abre su celda—¿De qué?— Sebastián no tiene ánimos de nada —¡Hola bebé! Por fin saldrás de este lugar mi amor, para estar con tu hijo y la mujer de tu vida— María está muy bien arreglada, como si nada hubiera pasado, Sebastián, lo que siente por ella es puro odió—vaya... Tan rápido quitaron los cargos, quizás porque se dieron de cuenta que soy inocente— fue sarcástico Sebastián—ay mi amor que chistoso eres— sonríe maliciosa María Sebastián suspira, sabe lo que se le viene encima.—quiero pedirte perdón, por todos los malos ratos que te hice pasar, pero como dice mi padre, a veces es necesario castigar a las personas, y se que ya has entendido que somos el uno para el otro, sube al auto cariño, vamos a nuestra hacienda.—Sebastian— se acerca Leandro, junto al abogadoPor lo que siente dicha escuchar su voz.—¿Qué haces aquí?— arquea una ceja María, ella no tolera a Leandro —es mi mano derecha, y no lo pienso discutír—cuidado como me hablas Sebastián—
—un placer atenderlo señor Parrow, tomé asiento por favor, señor Leandro, que bueno que lo acompañe—así será siempre doctor— Leandro toma asiento —doctor, soy un hombre muy impaciente, dígame qué pasará conmigo— Parrow está aferrado a su Borbón—descuide, yo lo entiendo perfectamente. Bien, los análisis que le elabore, según... Pues no es tan seguro, podré hacerle la cirugía, y usted puede volver a ver—eso es... grandioso doctor— Leandro está, que salta de la felicidad, por fin al menos una buena noticia—como le digo... No está garantizado, pero haré lo que está a mi alcance— el doctor saca su agenda, y los papeles para que Parrow firme —de igual forma lo voy a intentar, pero no me voy a ilusionar, ¿Cuando puede proceder, doctor, y cuánto tiempo tarda?— Parrow pasa saliva, antes todo le valía mierda, y pensaba en quedarse así para siempre, pero gracias a Leandro, hay la oportunidad de poder volver a ver —señor Parrow, la cirugía la puedo realizar dentro de dos semanas —No. Nece
—te daré lo que me pidas— susurra ella, intentado besarlo, eso provoca asco en Leandro, pero todo sea por ayudar a su mejor amigo—quiero que seas mi sumisa en la cama —interesante...—en cuánto te cases con Parrow, ya no habrá tiempo para ambos, aplaza la boda—no puedo bebé, pero besame, muero porque lo hagas—No. Si no haces lo que te pido, no va a ver sexo —¡Odio cuando te pones pesado! Está bien... Dentro de dos semanas me caso con Sebastián, aunque te digo de una buena vez, el que yo haga esto no quiere decir que no ame a Sebas, solo que... Soy una mujer que necesita atenciones— habló ella tocando sus pechos—más vale que cumplas con tu palabra, y yo te voy a dar el placer que necesites— Leandro la agarra de la mano y la lanza a la cama, tal cual como a ella le encantaNo es de su agrado, pues odia a María, y la detesta, pero no puede dar marcha atrás....—¿Qué tiene mi hija?— Camelia está preocupada, apenas fue informada de la situación lo dejó todo por Ana—jefe lo que us
Camelia está en silencio.—¿Jefa?—¡No puede ser posible!—quizás lo dijo, para obtener información, no se preocupe jefe—¿Y si realmente son hermanos?— Camelia se lleva la mano derecha a la boca—¿Si desea, le averiguo jefa?—¡Hazlo! No podemos decirle nada a Anastasia hasta que ella se mejore, no quiero que luego quiera ver a Leandro, eso a ella no le conviene —como ordene, jefa, le pido un permiso—Calvo...—¿Sí jefe?— la voltea a mirar —gracias...— él sonríe y se marcha dejando a Camelia pensativa...Sebastián no había podido dormir, quizás la ansiedad por la operación que se va a realizar, el temor de que todo salga mal. Al ser las 5 AM, sale de su habitación para hacer ejercicios, piensa que María pasó la noche con Leandro, lo cual le favorece aún más.Estando ya listo, camina hacia el comedor, tan solo toma asiento, llega María y lo abraza. —¡Buenos días futuro esposo!—estás muy feliz hoy— habló con arrogancia—si... Pase una noche... Maravillosa, ¿Y eso que estás bien ve
—¡bastardo de mierda! ¿Dónde está mi hija?— pregunta él señor Hernández, sacando a Leandro de sus pensamientosLiteralmente, Leandro, está asombrado con esa noticia, él mira al señor Hernández. —¿Acaso los ratones te comieron la lengua?—supongo que debe estar en el área de piscina— Leandro ingresa a la haciendaMientras que el señor Hernández, busca a su hija y la encuentra con un traje de baño muy provocante.—¿Qué hace mi princesa?—padre...— ella toma asiento y trata de cubrir su cuerpo —¿Por qué te ocultas?— sonríe maliciosamente —si yo te conozco perfectamenteMaría traga grueso. —te veo muy tranquila ¿Entonces Parrow está siendo un buen hombre?—si padre, estoy feliz... aquí—me alegra escuchar eso— lleva su mano derecha a la mejilla de ella y acaricia levemente para luego llevar su pulgar a los labios de María y tocarlos —papá te extraña ¿Y tú a mí no?Ella baja su mirada y asienta, con la cabeza. —Ya que tú prometido no está, porque no vamos y atiendes a tu padre.—es que..
—al fin se va a casar con esa mujer— Anastasia suspira —si hija, pero no pienses en él—descuida madre, me siento más fuerte que nunca—me alegra escuchar eso Ana, pero debo ser sincera, Hernández te está buscando querida—¡Y si me encuentra! Mis bebés van a correr peligro—no... Escucha hija, quiero nos vayamos a Inglaterra a a vivir Anastasia hace silencio.—solo meditalo, pero no tardes tanto hija, Hernández tiene buena influencia, no quiero que esto afecte tu embarazo—Estoy tan enojada con la vida, ¿Hasta cuándo? —querida la vida es dura, pero lo importante es tu vida y tus hijos nada más, si nos vamos a Inglaterra, podrás estudiar y hacer tu vida, de esa manera hija, olvidarás todo, quiero aprovechar que tú embarazo no está tan avanzado para que podamos viajar—madre... Se que suena horrible, pero quiero ir a la boda de Sebastián—¿¡Qué!?— la anciana la mira con asombró —deseo poder quitarme este amor totalmente, y se que si lo veo casarse con esa mujer, lo dejaré de amar po