Si no fuera un caballero
—¡Alto!— ordena Sebastián

Anastasia, siente como los nervios le están haciendo una mala jugada, sus manos están tan temblorosas y su corazón tan palpitante, que pierde el conocimiento, los oficiales no la dejan caer y el que se acerca de inmediato fue Leandro.

—¡Ana!— la carga él entre sus brazos

—¿Qué sucede?— se preocupa Sebastián acercándose un poco más

—¡Se desmayó señor!— sacude el rostro levemente Leandro a Anastasia

—¡Lo pagarán muy caro!— amenaza Sebastián a los oficiales y estos están en total silencio, mientras que el jefe se atreve a decir

—solo hacemos nuestro trabajo señor

—¿Trabajo? ¡Su maldito trabajo es agarrar a delincuentes! Mi esposa no lo es, simplemente le propinó una bofetada a María porque ella la provocó burlándose de la muerte de su madre ¿Ustedes no lo harían?— bufo Sebastián

—señor, la señorita Hernández, hizo la denuncia

—¡Estoy seguro que se dejaron atraer por el dinero!— los reprende Sebastián —yo me encargare de llevar a mi esposa a la delegación cuand
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