Capítulo8
—¡Jamás volveré a subir a tu auto, ni siquiera si me pagas!—se quejó Camila por detrás.

Isabela la ayudó a caminar y fueron las últimas en entrar al salón privado. Al cruzar la puerta, notaron que varias personas ya estaban sentadas. Isabela reconoció solo a una: Javier Muñoz, uno de los pocos que sabía de su relación con Matías.

Javier, al ver su mirada, le hizo un leve asentimiento. Isabela le devolvió una sonrisa. Luego, sus ojos se posaron en Catalina, quien estaba sentada junto a Matías, tomada de su brazo. Matías, con un brazo sobre el respaldo de la silla, parecía abrazar a Catalina. Le dijo algo que la hizo sonrojar y darle un pellizco juguetón. Matías la observaba con una sonrisa, permitiéndole jugar.

Catalina vio a Isabela y la llamó con la mano.

—Señorita Mendoza, venga a sentarse aquí.

A Camila le hervía la sangre con solo verla, todo por el asunto del contrato. Sin darle más vueltas, agarró a Isabela del brazo y la arrastró a sentarse en otro lado, bien lejos de quien la e
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