Capítulo7
Cuando Matías volvió su mirada hacia Catalina, su expresión se suavizó de golpe.

—Ven aquí—le dijo.

Catalina miró a Matías como si fuera su salvador. Hace un momento estaba sollozando en voz baja, pero ahora rompió en llanto a lo bestia.

Se acercó a Matías y dijo con voz apagada:

—Todo es culpa mía por ser tan descuidada. Olvidé el contrato en la casa antigua, probablemente ya no podremos cooperar con el grupo Andrade.

—¿Estás llorando por eso?—bromeó Matías.

Catalina le dio un golpecito y dijo:

—Es tu culpa, si anoche no hubieras...

Se detuvo al darse cuenta de que había otras personas en el salón privado.

La forma en que los dos bromeaban, ignorando a los demás, hirió profundamente a Isabela. Así que Catalina estuvo en la casa antigua ayer, ellos dos...

La risa fría de Matías interrumpió los pensamientos de Isabela. Él miró a Isabela y preguntó con dureza:

—Te confié a alguien, ¿y así es como la cuidas?

Estaba a punto de arremeter contra Isabela. Isabela abrió la boca, pero no su
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