7El trabajo04 de agosto 2020Emma«¿Qué es exactamente lo que hago aquí?». La pregunta da vueltas en mi cabeza desde que estoy en Londres.Luego de ese extraño reencuentro con Hunter, busque el lugar donde habían puesto mis cosas. Entre en una habitación muy amplia, con un ventanal de vidrio enorme, una cama king size con sábanas blancas, una cómoda, un escritorio, las paredes adornadas con afiches de mis bandas favoritas... ¿Cómo diablos sabe todo esto Hunter?Lo peor de todo no fue eso, lo peor de todo es que no me sentí rara estando aquí. Sentí comodidad de estar en este lugar y eso me enfureció.Sentí que estaba haciéndome a la idea de vivir aquí, sentí que estaba traicionando me a mi misma, a mi dignidad y no pude más. Destruí todo: los afiches en las paredes, las lámparas de colores en las cuatro esquinas de la habitación, tire todo lo que estaba en la comoda frente a la cama, rompí la laptop y todo lo que había en mi escritorio, y llore.Llore mucho.Después de un par de min
Después de unos minutos en auto, llegamos a un edificio. Las personas transitan por el lugar como si nada, entrando y saliendo, o entablando una conversación a unos metros de la entrada.Me sorprendo y mucho. Pensé que el lugar donde trabajaría Hunter sería algo más tranquilo, donde solo personas exclusivas entrarían, pero me equivoqué.—Tenemos una reunión con el señor Ryddle dentro de cinco minutos —Travis abre la puerta del auto.—¿Puedo saber para qué es la reunión? —Interrogo.—La reunión es para que usted vaya adentrándose a todo este mundo —es lo único que dice.No respondo, solo lo sigo hasta la entrada. Se detiene y sostiene la puerta para mi.Me he dado cuenta, que a pesar de estar aquí casi que contra mi voluntad, las personas a mi alrededor me tratan bien. O sea, no es que son mis mejores amigos y todo eso, pero, por lo menos son educados y me tratan con respeto.—Gracias —le digo cuando paso por su lado.Llegamos a un recibidor atestado de personas. Podría decir que es ag
8El italiano10 de agosto 2020Emma—Em, envíame fotos tuyas en traje de baño —casi escupo el jugo que estaba por tomar.—¿Qué dices, Ray? Sabes que no utilizo esas cosas —me rio un poco limpiando las gotas de jugó en mi camisa.—Pero esa es la cuestión, llevas doce días en Acapulco y aún no me envías la primera foto, no se vale —lo imagino haciendo uno de sus pucheros, ese que me hacía comprarle la malteada de chocolate.Doce días...Hace doce días que estoy en Londres y no en Acapulco. Hace doce días que descubrí que mi mejor amigo, el que creí muerto, está vivo y es millonario. Hace doce días que intento ignorar todo lo que ocurre a mi alrededor.—Te las enviaré luego, Ray —escucho como suspira—. Tengo que colgar, te llamaré luego.—Que disfrutes a los salvavidas mexicanos, hermanita —corta la llamada antes de siquiera poder procesar lo que dice.Sonrió por su comentario.Extraño mucho a Ray. Él es como mi mejor amigo y desde que se fue a la universidad, siento un vacío dentro de
9La explicación - IEmma—Doctor, ¿puedo irme a casa hoy? —Fue lo primero que pregunte.Un hombre moreno, con una bata blanca y expresión cansada me miró a través de sus lentes.—No, señorita Walker —paso el dedo por una tablet que sostenía—. Usted está muy débil y aunque se niegue en aceptarlo, es más que obvio. A parte, necesita hidratarse y descansar, mañana pasaré a revisarla y le diré cuando puede irse.Suspire. Odiaba los hospitales por esta razón. Los doctores creen que todos tenemos el tiempo para estar hospitalizados.—Entonces —empezo Hunter—, ¿puede recibir noticias fuertes?—No creo que tenga problemas con eso —el doctor me miró—. A menos que quieras decirme cómo te sientes en realidad...—Estoy bien —le dije.—Bien, las enfermeras estarán al pendiente de tu suero y pronto te traerán la cena —guardo la tablet en su bata y se despidió de Hunter con un apretón de manos—. Nos vemos luego, señor Ryddle.—Gracias por todo, doctor Lynn.El doctor salió de la habitación dejándom
10El odio12 de agosto de 2020HunterEs fácil darse cuenta cuando no tomas la decisión correcta.Pero, yo tengo un comodín adicional: Emma.Hace dos días, pude haber intentado hacer las pases con ella, aunque tuviera que recurrir a las mentiras.Sin embargo, no lo hice.Sí, no dije toda la verdad, pero tampoco fui un mentiroso, solo obvié cosas que quizás eran muy, muy, muy importantes.Por esa razón, ahora estoy esperando fuera del hospital hasta que baje con Charlie, pues no quiso verme. Mejor dicho, no ha querido verme desde entonces.Observó otra vez la entrada del hospital y suspiro cuando la veo salir con Charlie sosteniéndola de un brazo.Debo admitir, que estoy sumamente feliz de haber elegido a Charlie como su guardaespaldas-chófer-amigo. Principalmente por lo sucedido con su familia y por la falta de una figura masculina en la vida de Emma. Ellos se hacen bien mutuamente.Cuándo Emma cruza la mirada con la mía, su expresión cambia y le susurra algo a Charlie que se detiene
PrólogoLos hombres no lloranTexas, 15 de agosto de 2010HunterSiento mis pulmones arder. Necesito respirar. Pero también necesito correr.—¡Detente idiota! —Gritan los tipos detrás de mí—. Te matare si no pagas la maldita droga que se robó tu madre.—¡Cóbrenle a ella! —Grito sin aliento. En algún momento me desmayare, eso lo tengo seguro.Sigo corriendo, hasta que veo un callejón oscuro y me meto ahí.¡Diablos! Mala idea.Es un puto callejón sin salida.Esto es una maldita locura. Aparte que ni me drogo.En medio de mi intento de escapar por el muro inescapable frente a mí, caigo y me doblo un tobillo.Sí, este es mi fin.Solo soy un chico de dieciocho años intentando sobrevivir a una vida de mierda con una madre adicta y un padre ausente.Me arrastro hasta una esquina detrás de un contenedor a rebosar de basura, y me acurruco ahí. Todo está oscuro y me aferro a la idea de morir como garantía. Si, prefiero que me maten a estar vendiendo drogas, o que me vendan en otro país. No, no
1El ChequeNueva York, 30 de junio de 2019Emma—Emma —la voz de mi jefe inunda mi puesto de trabajo—, a mi oficina —Lo miro con muy mala cara—. ¡Ahora!Siento unas ganas incontrolables de no ir. De salir corriendo a mi casa y enterrarme bajo las sábanas y salir solo cuando Angie me llame y diga: «—Nena, ponte guapa, que murió Robert».Si, solo son sueños.Me levanto de la silla y siento como mi columna da un tirón.O sea, a un tirón me refiero con una punzada de dolor en toda la columna que me hace gemir por el dolor.—¡Mierda! —Siseo.Como puedo me pongo recta y camino con un poco de dificultad a la oficina de mi jefe.Llego a la puerta y doy unos leves golpes. Escucho un duro «Adelante», por parte de Robert y entro.No voy a negar que estar entrando en su oficina no me gusta mucho.—Emma, voy a ir al grano —dice, poniéndose de pie.Su gran barriga esta apretada en la camisa blanca. La corbata está mal puesta y manchada —como siempre—. Sale detrás del escritorio y veo como sus pant
2El CobradorNueva York, 29 de julio de 2020Emma—Espero tenga una buena noche —me despido—, recuerde siempre poner un vaso de agua al lado de su cama y no olvide rezar antes de dormir.—¡Hija de puta! —El hombre esposado frente a mí, grita—. Te matare.—Sí, sí —Andrew lo mete en la patrulla—, dile eso dentro de treinta años, si no es que mueres antes.El tipo se vuelve loco en la parte trasera de la patrulla.—Bien, Andrew —palmeo el hombro del detective—. Gracias por venir, este tipo me tenía harta.—De nada, Emma —me sonríe mientras se aleja de la entrada del café donde trabajo—. ¡Gracias a ti!A pasado un año desde que mi vida se arregló. Un año que llego el primer cheque.Al principio pensé que había sido una obra de caridad por parte de esa empresa KFamily C.A., pero cuando busqué en google, descubrí que la empresa se dedicaba a invertir en negocios pequeños, como empresas de arquitectura, restaurantes, entre otras tantas. Los expande y hace de ellas empresas reconocidas a niv