Capítulo 38: Un bebé necesario

JOHN FOSTER

—Intenta no dejarme más moretones, ¿quieres? —pedí a Rita, sentada en el borde de mi cama.

—Te prometo que será la última vez —contestó divertida, acercándose lentamente a mí con esa mirada amenazante mientras preparaba la aguja. Rita era la doctora que habían enviado para realizarme estudios de control. El cáncer que había atacado mi cuerpo parecía mantenerse a raya, pero cada año ella se presentaba a mi puerta para tomar muestras y ver mi evolución con el tratamiento experimental—. Si no tuvieras las venas de los brazos tan lastimadas, no usaría las de tu cuello. A menos que prefieras que use las femorales, tendrás que bajarte los pantalones.

—Puedo tolerar que sigas pinchándome el cuello —contesté con media sonrisa y torciendo la mirada.

—¿Señor Foster? —preguntó Damián, el guardaespaldas que le había conseguido a Avril hacía unos días.

—¿Qué haces aquí? ¿No deberías de estar en la empresa, cuidando de tu jefa? —pregunté tenso. No quería que Avril se enterara de
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