“Al principio cuando te conocí mi plan era estar contigo el tiempo que fuera, solo disfrutar el momento como tú mismo me enseñaste, así sin más complicaciones y ya pero, al ver esas pasiones en ti supe que no solo eras un hombre, eras algo más, alguien que se adelantó a su época y debía venir del futuro, no eras un simple hombre entre tantos más, creo que ni si quiera eras un hombre porque esa palabra es poca cosa para describirte, eras lo más parecido a un Dios que venía a enseñarnos ese ímpetu que tú ya practicabas desde mucho antes de que incluso tú supieras lo que eso significaba, nos enseñaste el valor de la palabra, la lealtad inquebrantable que se debe tener con esa persona a la que le hemos depositado nuestra confianza, no mentir porque nos ahogaríamos entre tantas historias que inventamos, el viaje que emprendemos al decir la primera mentira. Tu destino era otro y por eso te dejé ir, aunque me doliera, pero, nos teníamos que encontrar de todas formas. Ahora creo que puedo decir que al final me enamoré de ti, nunca en mi vida había amado algo como te amé a ti, porque ya no veo el amor en otros hombres, solo en ti”

“Alicia”