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CAPITULO XXVIII

Al fin llego a mi destino, estaciono afuera de un restaurante, uno distinto al de la otra noche y sigo pensando si será buena idea todo esto después de tanto tiempo, me decido a apagar el motor y bajo aun pensativo, sigo creyendo que esto es una locura, aun así sigo decidido a verla, miro a mi alrededor todas aquellas luces de la noche, los carros pasar, detenerse en los semáforos y avanzar, el cielo algo encapotado, veo a los transeúntes ir y venir, hablar, suspiro y decido seguir adelante, subo una especie de escalón y comienzo a caminar por un pequeño corredor con un piso liso hasta la entrada pero antes de llegar me detengo al verla afuera de aquella puerta hablando amenamente con un par de sujetos, miro sus dientes y, ¡Vaya sonrisa! La contemplo por unos instantes y creo que por un soplo vuelvo a ser un humano, creo que ladeo mi cabeza al mirarla y puedo asegurar que tengo una sonrisa de tonto en mis labios

– ¡Alicia! – llamo a lo lejos y ella voltea, espero que me reconozca, se me queda mirando y frunce el ceño y extiendo mis brazos un poco a los costados hasta que su rostro se vuelve menos rígido y una expresión de alegría inunda su semblante mientras detallo su vestimenta

– ¡Will! – suelta mientras camina pero luego comienza a correr hacia mí cuando asiento y la espero justo cuando la canción “Miss you” de Louis Tomlinson comienza a sonar en mi mente, tiene un pantalón negro con una blusa sin mangas azul con algunos adornos, su cabello a la altura de los hombros que oscila de manera seductora al ritmo que corre – Will – al fin llega hasta mí y la acojo entre mis brazos al mismo momento en que damos algunos giros por el impulso y al detenernos aprovecho para oler su cabello y su perfume, ¡Que olor! Siguen siendo particulares de ella, huele tan bien que cierro mis ojos y los recuerdos se vuelven más presentes – Will, Will, Will – comienza a sollozar

– Oye no, tranquila, tranquila – le siseo suavemente y saco un pañuelo pequeño para secar sus lágrimas y comienza a reír cuando me lo quita y se seca ella sola las lágrimas

– Aun sigo siendo la misma llorona de siempre – dice y sonrío con ella

– Aun sigues riendo cuando lloras – la hago reír aún más – “Ríe, eso es bueno, hay que reír para no llorar” – añado recordándole mis palabras

– Hay que reír para no llorar, yo rio para no llorar ¿Lo recuerdas?

– ¿Y cómo no hacerlo? – Comento abrazándola de nuevo clavando mi nariz en su cabello castaño que en algún momento fue de otro color – ¿Mejor? – Pregunto

– Un poco – me aparto de ella y comenzamos a caminar hasta donde están aquellos muchachos y me presenta – Chicos él es un amigo se los presento se llama Williams – dice y los saludo dándoles la mano a cada uno y luego de algunas palabras de protocolo Alicia me hace pasar al restaurante – ¿Quieres una mesa en particular? – Cuestiona 

– Una apartada del resto– ¿Aun sigues teniéndole miedo a la gente? – Comenta divertida mientras vamos por una mesa alejada – No es miedo, solo no me gusta estar rodeado de tanta gente – respondo sentándonos sobre las sillas de una mesa cerca de una ventana, el lugar realmente no está lleno– ¿Quieres algo? De tomar o comer – pregunta bamboleando sus hombros 

– Te quiero a ti – suelto y sus ojos que tanto me gustan bajan a mirar la mesa, se ruboriza un poco, y eso me agrada – aun después de todo te sigo queriendo, como prometí – continúe al ver su incomodidad y volvió a verme directo a los ojos pero siguió habiendo silencio, logro ver algo de tristeza en sus ojos – ¿Qué? 

– No dije nada – comenta y se queda callada por otro rato – te odio – exclama de pronto de manera chistosa

– Vale – respondo y vuelve a haber silencio

– Esto es incómodo – la miro y me cohíbo de una sonrisa

– Pingüino gordo – Lanzo después de algo de silencio y ella me ve extrañada al no entender lo que dije

– ¿Que?

– Pingüino gordo – Repito – Un pingüino gordo siempre rompe el hielo – Señalo y ella estalla en carcajadas al entender mi chiste y me contagio de su sonrisa hermosa – Tu felicidad es mi felicidad – continuo cuando su risa se comienza a apaciguar – Yo soy feliz si tú eres feliz – Vuelve a haber silencio – Quisiera una cerveza y quizás algo para comer tipo abre bocas – Añado para romper el momento incomodo

– Vale – Mira a lo lejos y le hace señas a una chica que rápido se acercó hasta nosotros – Leslie tráele una cerveza al señor…

– Dos – interrumpí – no creerás que me vas a dejar tomar solo – me mira y ríe

– Está bien dos cervezas y… – le quitó la carta y señaló algo sobre ella sin que yo pudiera ver y la chica se fue

– Una sorpresa, ya estoy impaciente – añado – Eso es mentira, con lo relajado que eres no creo que te hayas impacientado por alguna cosa en tu vida– Es cierto aunque mi impaciencia no tiene que ver con mi curiosidad– Pero cuéntame, ¿Cómo te trata la vida? Amigo mío – sé que ha dicho eso ultimo apropósito y la miro con algo de rencor del que aún habita en mi– No me va mal – respondo cuando la chica llega a dejar sobre la mesa los abrebocas, algunos panes y salsas para untar y nuestras cervezas, le doy las gracias y se va 

– ¿Se cumplieron tus sueño? – cuestionó

– Se puede decir que si, aunque no del todo porque la persona con quien planee todo nunca llegó, la persona que planee tener a mi lado no lo está – me incliné un poco hacia adelante penetrándola con mis ojos mientras los suyos me ven como platos – Te extraño Alicia, no lo puedo esconder, no lo puedo negar, cada sol añoro nuestros días – su semblante es un poco más apacible y ladea su cara

– Hiciste cosas inolvidables – susurra – como cargarme hasta el baño donde nos bañamos juntos, darme de comer y cuidarme cuando enferme, secarme los pies, cocinar la comida a mi gusto, me diste tanto amor y lo valoro por eso eres tan importante para mí, espero que tengas recuerdos igual de buenos de mi

– Me parecía encantador cuando besabas mis manos, me cocinaste, también me diste de comer, me levantabas el ánimo siempre con tus locuras, de cierto modo me ablandaste porque era una piedra para el amor – me reclino de nuevo y le doy un sorbo a mi cerveza 

– Te enamoraste tanto mi Will, no sé qué hice para tenerte así, nunca jamás pensé que alguien se enamoraría así de mí

– Ni yo estarlo, menos que lo estuvieran de mi– ¿Por qué tan seguro?– No tienes que mentir ahora– Si te lo demostré, me alegra que haya sido así– Ya el tiempo se nos pasó – recalco en tono triste

– Me enamore – dice de pronto – tú me ablandaste también – su revelación me toma desprevenido, jamás pensé que lo diría, tomo un cubierto y voy por un bocado

– Me parece lógico y más para alguien que se jactaba de decir que no me amaba, lo disimulabas muy bien – deje el silencio entre nosotros pasar – Me parecía amable de tu parte decirme que era hermoso, jamás pensé que era lindo para alguien, aunque bueno, tú eras miope en aquel entonces así que no cuenta – expongo masticando y se sonríe

– Es que lo eres – se anima al decir – quizás fui la única que se atrevió a decírtelo, de hecho hubieron muchas veces que lo pensé pero no te lo decía– Lo podía ver en tus ojos, me lo decías con la mirada – revelo– Me alegra que lo notaras– Siempre– Ese tipo de cosas no las hace cualquiera, eres especial – No las hace cualquiera, es cierto – asiento – las hace un hombre enamorado– Yo también te hubiera llevado cargado, o arrastrado al baño – Añade divertida mientras reímos– No me lo quiero imaginar– Bueno, arrastrado por lo pesado e hidrofóbico que eres, sería como si tratara de llevar a un gato hasta la ducha – carcajeamos y tomo mi cerveza para otro sorbo, me distraigo por un momento pero ella me trae de vuelta rompiendo el silencio breve que se hace entre los dos – Si tuviera que volver a comenzar mi vida, intentaría encontrarte mucho antes 

– ¡Hum! El principito – comento dejando la botella sobre la mesa

– Si – responde sin más y me la quedo viendo

– Pues si yo tuviera que volver a comenzar mi vida, intentaría encontrarte ya pasado el tiempo

– Eres malo conmigo – expone de manera aniñada y vaya gesto que me conmueve, aunque no lo demuestro

– Soy realista, vivimos a premura muchos detalles y mira los resultados, en cambio sí nos hubiésemos encontrado en un punto medio, quizás la historia fuera otra, tal vez los miedos desaparecieran, la angustia, la tristeza junto al tormento de tener un amor complicado, porque vivo con la historia de un amor complicado y ese amor eres tú, Alice

– A pesar de todo, tienes razón – responde luego de unos segundos como si pensara en otra cosa

– Esperaría a que no, ojala no la tuviera, vivimos el amor sin experiencia, fuimos dos jóvenes que se juraron para el otro eternamente a muy temprana edad y estas son las consecuencias – no dice nada por un momento en los que mira sus manos sobre la mesa

– Gracias por todo – comenta sincera 

– Gracias a ti – extiendo mi mano sobre la mesa y tomo la suya – porque como el síndrome del campamento de verano – la miro a los ojos – los mejores años fueron esos y lamentablemente no se van a repetir nunca más – traigo mi mano de vuelta y logro apreciar algo de miedo en sus ojos marrones – Veo que lograste lo que querías, tienes tu propio negocio – cambio la conversación

– Es el resultado de tanto esfuerzo junto a mi novio, los dos logramos todo esto y más – voltea a verlo a lo lejos atender una mesa y volteo a ver de quien se trata con algo que me entristece por dentro al saber aquello

– Parece una buena persona ¿Lo amas? – Inquiero pero se queda pensativa– ¿Lo amas? – Repito

– Si, eso creo, si – responde confusa– Veo que sigues teniendo el mismo problema con eso de amar a alguien ajeno a tu familia consanguínea – Pues, al parecer me sigue costando, ¿Quieres dar una vuelta? – Cuestiona de pronto cambiando de ánimo

– Después de pagar la cuenta – digo más para ver su reacción porque sé que no me dejará y nos levantamos

– ¡Oye! No, como crees– Yo quiero – espeto llevándole la contraria– No, déjalo por cuenta de la casa– Déjame – sigo rechistando– En la próxima – suelta – Por los viejos tiempos – me hizo detener a verla y sonreí– Veo que sigues saliéndote con la tuya 

– Siempre – eso me hace sonreír ya que es una palabra muy de mí y la sigo a fuera del restaurante, salimos por la parte de atrás donde hay una especie de callejón, el tiempo es frio y comienzan a caer algunas gotas sin embargo caminamos aun así por aquel camino hasta que salimos a la calle y empezamos una caminata por la acera, vemos a la gente correr por las pocas gotas que caen, se puede decir que hay relativo desorden a nuestro alrededor por culpa de aquella lluvia que posiblemente se avecina, sin embargo nosotros ni nos inmutamos, hay un parque cerca, algo pequeño pero vamos hasta allí y caminamos por el borde, yo solo me he limitado a ver mi alrededor

– Sigues igual de hermosa que siempre – comento como para romper el hielo– Sigues igual de silencioso que siempre – bromea y sonrío un poco

– Sabes que soy un hombre de pocas palabras, siempre lo he sido y al parecer no he cambiado en absoluto – dejo mi vista irse hacia los árboles, las pocas gotas de lluvia, las rejas de un parque cercano, la noche oscura, aquellos niños correr, sus madres llamándolos, algunos montándose en sus carros para irse y otros, simplemente alejándose, esfumándose a lo lejos

– ¿Quieres saber en dónde estuve? – cuestiona de pronto volviendo mi atención a la chica con la paseo a mi lado, lo pienso y curvo un poco mis labios

– No – alego negando con mi cabeza– No has dicho casi nada desde que llegaste– Es que, no lo quiero arruinar – confieso

– Will – suelta parándose colocando sus manos a los costados de mi rostro y yo con mis manos en los bolsillos de la chaqueta cierro mis ojos mientras ella habla y dejo sentir ese calor ameno de sus palmas sobre mi cara – Tu jamás arruinarías nada – abro mis ojos y esas palabras me hacen recordar a Sara

– Créeme que si – digo mientras retomamos nuestro paseo y seguimos caminando

– Te odio – profiere en tono burlesco 

– Y yo a ti – replico dejándola pensativa– ¿En serio lo haces? – Investiga– ¿La verdad o la mentira?– La verdad, eres hombre de palabra– Lo soy– ¿Me odias? – Curiosea nuevamente– Menos de lo que te sigo amando– Yo no te odio – confiesa – Mi odio es debido a que sigo reprochando tu decisión– Ya no podemos volver atrás

– Te odie, odie cada m*****a estupidez de adolescente que me hacías, odie cada m*****a m****a que tenías en la cabeza, odie cada día en que me entregué por completo sin tu mostrar si quiera un poco de interés, eso odio y odio más aún que cuando decidiste entregarte por completo, porque ese tiempo no duró nada

– Mírate tu cara – dice con un ápice de humor– Y sigues haciendo eso – refunfuño como rendido

– Si lo hice Will, pero no te fue suficiente, no te bastaba, te quise, de verdad lo hice y créeme que mejoré mucho por ti para que te sintieras mejor

– ¿Por qué te costaba tanto decirme que estabas enamorada? ¿Por qué? ¿A que le tenías miedo?– Ya no importa ¿Ya de que vale? Es pasado– Si importa, para mí si importaba– Eso es pasado, ya no estamos juntos de nada vale todo esto, es mejor que lo dejes atrás, olvida todo eso– Está bien, ¿Entonces me olvido de ti, de lo nuestro? ¿Me olvido de todo lo que pasamos juntos?

– Si, también – su respuesta me estoca en el lado izquierdo de mi pecho – Vamos Will, mira a tu alrededor tu felicidad está en quienes amas y no soy la única, no tienes por qué estar así, vamos anímate

– Es una lástima que me hayas roto, que pena que hayas quebrado lo hermoso que tenía para ti– No me digas eso, por favor– ¿Qué puedo hacer? Si tus manos dejaron caer lo que tanto decías querer– Está bien si te desahoga dime todo lo que tengas ahí guardado, dímelo aunque duela– ¿De que serviría? Igual sigo roto, sin ti y con las mismas acciones que nos llevaron a esto, acción que te la sigo recriminando– No lo soy todo, deben haber personas hermosas en tu vida, anímate por ellas– Sé que no lo eres todo, el amor propio es el que debería prevalecer y enaltecerse por encima de el de los demás– Así es y al parecer yo te sigo lastimando, después de todo aunque no quiera– Pues si – seguimos caminando y escucho aquel silbido del viento, paseamos otro trayecto en silencio– ¿Volvemos? Ya en un rato cerramos y parece que va a llover más fuerte 

– Esta bien – respondo sin más, caminamos hasta salir de aquel parque ya desolado y volvemos de nuevo por la parte de atrás, de pronto, tengo la extraña sensación de querer besarla, Pero ¿Sera correcto? ¿Ella lo querrá también? Me detengo y la dejo dar unos pasos adelante

– Will… – dice antes de que la interrumpa halándola de la mano y trayéndola hacia mí, al mismo momento en que la lluvia comienza a caer vertiginosa sobre nosotros y se escuchan los estruendos de los relámpagos, pongo mis manos a los costado de su cara y voy por sus labios cerrando mis ojos al mismo tiempo en que la apoyo de la pared cerca de la puerta, al principio responde mi beso con la misma efusividad pero se detiene bruscamente – No – susurra bajando la mirada y haciéndola a un lado – No, esto no está bien – me la quedo mirando esperando que sus ojos se encuentren con los míos, espero hasta que lo hace y vuelvo a ir por sus labios, sé que también lo quiere pero se vuelve a detener, lo intento otra vez y no pasa mucho hasta que se detiene de nuevo, la miro unos segundo y esta vez tiene que ser la última, me abalanzo sobre ella envuelto en pasión sobre sus labios carnosos, esta vez me responden con mayor entusiasmo y desesperación, la lluvia nos empapa mientras nuestros labios se devoran al compás deseosos el uno del otro, trenzo mis manos en su cabello mojado mientras que ella sube las suyas hasta mi cuello, bajo las mías y las conduzco por su espalda, nuestras lenguas se rodean entre si y nos separamos luego de un pequeño beso, tierno y suave, vuelve a bajar su mirada – Solo por esta vez – dice algo avergonzada

– Ya lo creo – me separo un poco de ella y miro al cielo dejando esas gotas caer sobre  mi rostro, es la mejor lluvia que he vivido, me acerco un poco de nuevo

– ¿Me querías decir algo? – pregunto recordando cuando me llamó y la interrumpí

– Nada – responde y pongo mis manos a los costados de su rostro

– Tú me enseñaste a besar con los ojos cerrados, y eso es algo que  no se olvida, eres la única con la que he cerrado los ojos al besarla – solo me ve mientras nos seguimos mojando

– Ven entremos – me dice y me hala para entrar por la puerta y cruzamos de nuevo pasamos por la barra y pedimos otro par de cervezas y luego salimos por la entrada donde nos quedamos a ver la lluvia caer, me quito la chaqueta y la dejo colgar sobre mis hombros, me acicalo un poco pero me doy cuenta de la mirada inquisitiva de Alicia que ahora lleva el cabello amarrado en una cola

– ¿Qué? ¿Qué tengo? ¿Qué me ves? – Pregunto– Me gustan tus tatuajes – elogia socarrona mirando mis tatuajes de los brazos – a mí me gusta el tuyo – Digo sonriente refiriéndome al caballito de mar tatuado sobre su omoplato derecho que deja ver su blusa sin mangas y eso me trae el recuerdo del día que nos tatuamos juntos 

– ¿Cuánto tiempo no? – suelta en plan pensador, no digo nada solo dejo que aquellas palabras se adentren en mi mente mientras vemos los últimos clientes salir e irse y los chicos empiezan a cerrar el negocio, las chicas que trabajan ya se van también metiéndose debajo de una sombrilla, ya todo está listo para que se vayan y veo a un hombre acercarse y le extiende un teléfono, ella voltea y lo agarra

– Gracias amor– Ya es hora de irnos, te espero en el carro – Le comenta – hasta luego, fue un placer – me despide y asiento– Hasta luego – despido mientras ella ve la pantalla de su teléfono y lo veo marcar las doce de la media noche– Buenos días, Will – Sonrío– Buenos días, Alice– Creo que ya me tengo que ir – expone algo triste– ¿Y si vienes conmigo? Y te dejo en tu casa luego– No creo que sea correcto– Es cierto, creo que si fuera él me pondría celoso – hago una mueca con mis labios– ¿Qué tal una foto? – Pregunta algo alegre enseñándome su celular – ya sabes para el recuerdo– Llevo tus fotos en mi memoria – expreso reacio a la idea – también guardo el perfume que me regalaste para que te llevara siempre conmigo – añado – ¿Aun lo tienes? – Se emociona al decir – No pensé que lo fueras a guardar con tanto recelo– Para no olvidar tu esencia, y veo que lo sigues usando– Como tu aun sigues teniendo esa manía de enterrar tu nariz en mi cabello

– ¿Cómo no hacerlo? – Le doy el ultimo sorbo a mi cerveza y la dejo sobre el marco de una ventana de aquel local – Supongo que podrán recogerla mañana – expreso refiriéndome a la botella y ella hace lo mismo

– Creo que si – responde y tengo el presentimiento de que estamos alargando todo esto como en aquella vez que nos separamos– Ya nos tenemos que ir – Eso parece ¿No?– Pues si – Pues si – repite– ¿Recuerdas que hasta lo imaginamos? – ¿El qué? – Interroga ida– Este momento– ¡Ah! Si – exclama – pues es así como está pasando, justo como ahora

– Te quiero Alicia – alego de pronto volteándome a mirarla a los ojos y tomo de nuevo su rostro y comienzan a caer algunas lágrimas de sus ojos pero esta vez la dejo recorrer aquellas mejillas coloradas 

– Y yo te quiero a ti, Will – solloza y la abrazo cerrando mis ojos quizás para no dejar que el sentimiento me invada por completo – te quiero, te quiero, te quiero mucho – lloriquea – realmente eres importante para mí

– Hubiera querido que hubiéramos tomado otras decisiones, hubiera querido que esa vida en una cabaña que planeamos juntos se hubiera hecho realidad, que hubiéramos tenido cinco mocosos que corrieran por todos lados – sonríe – pero así fue como pasó

– ¿Nunca podre ser tuya?– Supongo que en esta vida no – ¿Entonces en otra vida?– En otra vida será– Te juro que te buscaré en la otra vida– Que nadie robe tu sonrisa, tu júbilo le hace bien al mundo mi niña, tus ojos brillan de un modo especial cuando andas con tu alegría– Desde que te conozco soy mejor persona – confiesa– Yo también – replico– Me sigue gustando hablar contigo, me sigues transmitiendo la misma paz cuando hablamos– Me alegra saberlo– Gracias Will– ¿Y eso por qué?– Por ser como eres – me abraza más fuerte – por haber sido como fuiste conmigo, pero deja de ser tan serio, por favor – sonreímos 

– Y eso que no te he contado que hace poco me dieron algo de dinero para que me comprara un sentido del humor – se ríe de mí

– Deberías hacerle caso – hay algo de silencio, puedo escuchar la noche desierta– En todos lados estuviste presente y aun así no pude verte, estabas dentro de mí y aun así no te tenía conmigo– Hay que enfrentar los hechos – recalca separándose de mi limpiándose un poco las lágrimas y me mira – porque si me hubieras pedido que me quedara lo hubiera hecho – No recordaba que me gustaba tanto

– Te lo pedí y no lo hiciste– Dijiste que nos tendríamos por siempre, ese tiempo no existió – reprochó y me abraza de nuevo 

– Ese tiempo no existió – repito pensativo recordando algo – Y vivieron felices para siempre – susurro haciéndole recordar nuestras charlas nocturnas cuando dormíamos juntos en aquella casa – ¿Viven felices para siempre? – casi pude sentir su ceño fruncirse y sonrío

– No, no vivieron felices para siempre – seguimos alargando el tiempo – ojala pudiera olvidarte y seguir mi vida como si nada hubiera pasado

– Es que no me vas a olvidar, no lo permito porque tienes tatuado en la piel mis besos, mis caricias, mis palabras, nuestros momentos juntos, por supuesto que no me vas a olvidar

– No me hagas esto – llora aún más

– Es lo que hay, no queda de otra

– No quiero que sea así – me vuelve a abrazar aún más fuerte – ¿Y si le ponemos otro final?

– Cada quien se engaña con la mentira que más le gusta, pero si, aun le podemos cambiar el final

– Quisiera saber que tanto has cambiado en todo este tiempo – confiesa

– Si vieras el desastre de persona en el que me he convertido por tu culpa, ya casi soy como tu

– Es cierto, aún sigo siendo un desastre, aunque ya menos que antes ¿Qué dices de que esta vez sea así?

– Es mejor – digo sin más aunque – o peor, en realidad no lo sé es mejor que perderte porque hayas muerto – digo eso último pensando en Sara o en Nany y como terminaron sus vidas – Ahora sí, es oficial ha muerto un amor

– ¿Sabes? – Me dice – voy a recordarlo todo como parte de mi vida porque jamás podré olvidarte

– Eso es porque soñamos con estar juntos para siempre, yo por mi parte voy a dejarte ir pero eso no significa que me vaya a olvidar de ti, solo puedo decirte que sigas viviendo intensamente, que sigas viviendo en tus cinco sentidos

– Eres hermoso

– ¿Hermoso? Hermosa tú, hermoso el brillo de tus ojos– Quisimos estar juntos para siempre y ahora mira, nos separamos de nuevo– ¿Estas preparada?

– Si, digo ¡no! – Se apresura a corregir – no lo estoy

– Alicia, Así debe ser, nuestras acciones traen consecuencias y hay que aceptarlas – nos separamos y le doy un beso en la frente como los que solía darle siempre antes de dormir y luego comienza a alejarse de mí caminando de espalda por aquel corredor

– Te buscaré – señala con el dedo como si fuera una amenaza – ¡Te buscaré en la otra vida!– ¡Y yo a ti mi Ángel! – suelto dejando mostrar mi dentadura pero con algo de nostalgia– ¡No te dejaré! ¡Y cuando te encuentre no te dejare! ¡A donde sea que vayas! ¡Yo iré contigo! 

– ¡Te estaré esperando! – grito cuando se voltea y comienza a caminar más rápido hasta que se pierde de mi vista esfumándose con la obscura noche 

Y aquí me quedo parado unos segundos mirando las llaves pasearse sobre mis dedos, con tantos pensamientos, tantos recuerdos, tantas emociones y sentimientos ligados, casi todo el tiempo de mi vida había pensado en este momento, me giro y camino, me subo a mi carro, dejo mi chaqueta sobre el otro asiento y dejo mis manos sobre el volante luego de meter la llave, algo si era cierto y es que pudimos haber estado atrapados en los instantes, en las épocas, en las fotografías o en el pasado de nuestra propia historia pero algo si era cierto, éramos libres en el ahora, somos libres en el aquí y en el ahora justo en este instante, ambos lo somos, después de todo creo que he aprendido lo que muchos me decían, aprendí a disfrutar cada momento como si fuera el ultimo, Porque observo y duele, todo es un recordatorio de la vida que no tengo más y eso es a veces estresante, en ocasiones me pregunto ¿Cuánto amor está dispuesto a dar un hombre? Y sobre todo ¿Cuánto amor está dispuesta a recibir una mujer? Más allá de eso ¿Cuál es la verdad? ¿Dónde estamos al estar ahí? ¿Cómo es que mi corazón se volvió tan duro? ¿Cuál es mi misión en la tierra? dejo de pensar y me decido por encender el motor, salgo de ese pequeño estacionamiento, subo a la autopista y justo la lluvia comienza a caer más fuerte como si del infierno esto fuera un castigo dejándome ver solo luces y la vista de mi camino casi nula como si todo lo que acaba de pasar hubiera sido un espejismo y ahora ingresara a un mundo completamente distinto, enciendo las luces intermitentes y a pesar del tiempo quisiera tomar una calle como la ruta 50 de los estados unidos porque no quiero llegar a ningún lado ahora, solo quiero perderme y como para darme yo mismo una punzada en el pecho coloco en el reproductor “Historia de un amor” cantada por Guadalupe Pineda, después de todo algo si es cierto y es que ya no hay vuelta atrás, aunque también puedo ahora confirmar que esta chica me amó tanto como yo a ella. Volveremos a vernos mi Alice, quizás tu diferente y yo distinto, con otras marcas en la piel, con otro acento y tal vez, con otra prisa. 

Ya no estas más a mi lado corazónEn el alma sólo tengo soledadY si ya no puedo vertePor qué Dios me hizo querertePara hacerme sufrir más.

Siempre fuiste la razón de mí existirAdorarte para mí fue religiónEn tus besos yo encontrabaEl calor que me brindabaEl amor y la pasión.

Es la historia de un amorComo no hay otro igualQue me hizo comprenderTodo el bien, todo el malQue le dio luz a mi vidaApagándola despuésHay que vida tan obscuraSin tu amor no viviré.

Siempre fuiste la razón de mí existirAdorarte para mí fue religiónEn tus besos yo encontrabaEl calor que me brindabaEl amor y la pasión.

Es la historia de un amorComo no hay otro igualQue me hizo comprenderTodo el bien, todo el malQue le dio luz a mi vidaApagándola despuésHay que vida tan obscuraSin tu amor no viviré.

Siempre fuiste la razón de mí existirAdorarte para mí fue religiónEn tus besos yo encontrabaEl calor que me brindabaEl amor y la pasión.

“Y cuando en las mañanas nadie te despierte, y en las noches nadie te espere, y te de las buenas noches antes de dormir, y cuando puedas hacer lo que quieras, y cuando puedas ir y venir sin más complicaciones ¿Cómo le llamarías a eso? ¿Libertad o soledad?, nadie quiere ese tipo de libertad, nadie quiere estar solo porque nos hicieron para compartir con los demás nuestro anhelos, por eso espero que la soledad nunca te haga elegir los brazos equivocados, Ojala y cuando abras los ojos yo siga ahí esperándote, ojala siga aquí con los brazos abiertos”

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