No sé porque me dio la impresión de que él tampoco quería conocerme. Carmen que un par de ocasiones me había comentado que su hermano mayor quería verla pero que no lo hacia ya que <<su compañera de piso>> estaba ahí. ¿Quién diría que nos conoceríamos en otras circunstancias?
-Ya veo. -fue lo único que dijo. Todo el camino restante fue silencio, sólo se escuchaba el ruido de las chantas y los demás autos pasando por nuestro lado.
Cuándo por fin llegamos, me bajé del auto rápidamente, no esperé que él se comportara como un caballero ya que desde que nos subimos a su auto se empezó a comportar muy extraño. Algo dentro de mí estaba segura que su venganza seguía en pie. Sus ojos también me lo decían.
-¿Dónde está mi tía? -pregunt&
Un par de horas más tarde Carmen me llama de nuevo. Hace media hora que había llegado al apartamento, había ido al bufete para averiguar como iban los papeles. Me han dicho que para esta semana los tendría en mis manos, sólo era firmar y la empresa estaría a mi nombre. Y mi tía salía del medio de todo esté conflicto.-Dije que te llamaría -lo primero que salió de su boca al contestar-. ¿Dónde estás?-En casa, viendo una peli, Carmen. -dije poniendo mis ojos en blanco. Cuando estás mujeres se ponían insoportables, era con todas sus ganas-. Estoy bien, te dije que no preocuparás.-Contigo es difícil no preocuparse, Karla -su sarcasmo no lo espere-. Te llamé hace una hora para decirte que casi llegabamos al lugar y no contestabas, ¿dónde estuviste?-En el bufete. Necesitaba saber cómo iban
Estando en el auto sentí como los nervios se apoderaban de mí pero no les di paso. No era momento de caer en la inseguridad, los nervios y la cobardía. Esto se iba a acabar ahora mismo, no seguiré permitiendo que mi familia y amigos estén en medio de una mierd* que no es nuestra culpa. El que quiere ser malo debe aceptar las consecuencias que conlleva.-¿Segura de esto? -pregunta Franco con un tono preocupado-. Pueden hacerte algo...-Estoy segura, Fran -digo segura-, no debes preocuparte por nada. No me necesitan muerta, aún no.-Me asustas, ¿lo sabías? -pone el auto en marcha y salimos a casa de Jorge-. Pero tus razones tendrás.El resto del camino fue silencio, Franco no se atrevía a decirme nada o no sabia que decirme, no estaba segura. De vez en cuando si volteaba a verme pero más nada. No lograba comprender porque se asustaba cuando me molestaba, ¿
No sé porque cuánto tiempo dormí, sólo sé que al despertar me dolía todo el cuerpo. Los brazos, las piernas, las costillas, la cabeza. Parecía que estuve levantando miles de camiones pesados. Pero no era así, recuerdo claramente lo que pasó pero lamentablemente nunca pude ver la cara de ese hombre. Sólo lo reconocería por la voz, y dudo que me lo vuelva a encontrar. O al menos eso espero.De pronto sentí una mano sobre la mía y luego un beso en la frente. Aún no había despertado por completo y no sabía de quién se trataba, pero su aroma lo delató. Era Franco. Quise abrir los ojos pero mis parpados estaban pesados, cómo si no fuese dormido en varios días y necesitaba seguir durmiendo.-Descansa, querida. Necesitas descansar -no era Franco. Era mi padrino-, no me moveré de acá.-Haz caso a tu t&
-¿Crees que tu padrino le esté halando las orejas a David? -pregunta de pronto Franco divertido.Su pregunta me hizo reír una vez más, está vez me reí con ganas sin importarme el dolor. Al tranquilizarme un poco le digo:-Es lo más seguro. Sería la primera vez que él me ve con un hombre -digo pensando-, y más en una escena cómo esa.-Pobre David -se empieza a reír y cuando se calma me dice-: Pero a mí no me importaría, por lo menos te beso.-No cambias, Franco -digo seria pero luego empiezo a reír de nuevo-. Un beso que no se repetirá.No estaba segura de ello pero si mi padrino le estaba halando las orejas a David como dijo Franco, lo más seguro es que David se aleje de mi. Mi padrino no le gusta que me hagan daño, NADIE puede hacerlo y por eso casi nunca le cuento las cosas.Lo ad
Franco salió de la habitación en busca de la doctora. Todos estaban impacientes para saber la respuesta, por mi parte ni siquiera quería volver a ver ese papel que la doctora traía cuando vino. Quería mantenerme positiva, pero no lo lograba.Mientras estuvimos solos, mi padrino y David intercambiaban mirada. Me tenían nerviosa, pero tanto conozco a mi padrino que sabía que algo quería decirme. Sólo que en ocasiones suelo ser muy volátil, no lo culpo si no me quiere decir. Pero la incomodidad se intensifico demasiado, me sentía extraña con estos dos hombres. David me miró por un segundo y me sonrió, mi padrino aprovechó de hablar:-Sé lo que pasa entre ustedes -dice sin más-, sé que no son nada y que no ha pasado nada pero... -busca las palabras exactas, o eso creo-, deben admitir que ambos se gustan.-¿Qué
No sé por cuánto dormí pero al despertar me encontré con la mirada de David. Él me sonrió al verme abrir los ojos y le devolví la sonrisa. Estaba segura que no lo vería aquí al despertar pero me alegra que se haya quedado, cuándo visualicé la habitación, no había más nadie. Ni Franco ni mi padrino. Creo que David notó mi tristeza al no ver a ninguno de ellos de acá y me dijo: -Tu padrino sigue ocupado, me llamó hace cinco minutos -me sonríe y continua-. Franco está en el apartamento de tu tía buscando ropa para cambiarte. La doctora ha venido hace diez o quince minutos y nos ha dicho que ya podemos llevarte a casa. -¿En serio? ¿Ya puedo irme a casa? -mi felicidad no podía ocultarla. De verdad quiero irme a casa. -Sí cariño -me responde casi con la misma felicidad. No podía ocultar que aún seguía enojado con la noticia que recibió-. Ya podemos llevarte a casa. -me coloco un mechón de pelo detrás de la oreja y me pregunta-: Entonces, ¿a qué ca
Primero pasamos por mi apartamento. En el de mi tía solo tenía la ropa que Franco me había llevado al hospital. Todos esperaban por mí en la sala mientras yo acomodaba mi ropa en la maleta. No pretendía llevarme todo, solo un poco. Lo poco que conocía a David era capaz de echarme de su casa, no estoy segura pero tampoco pretendía averiguarlo. Estuve lista diez minutos después, estaba apurada así que metí la ropa a lo loco, luego la arreglaría en casa de David. Antes de salir fui al baño y me vi en el espejo, estaba pálida, el rubor que siempre tenía en mis mejillas no estaba. Cualquiera pensaría que estaba enferma o algo parecido. Tomé mi neceser de maquillaje y retoqué mi típico rubor y un poco de brillo en mis labios, al terminar me gustó el resultado así que llame a Franco. -¡FRAAAAN! -grité-, ¿puedes venir? -Claro -responde-, voy en un momento. Un segundo después llegó a la habitación, al verme quedó de piedra. Además de retocarme un poco la cara también me cambie de ropa.
-¿Por qué piensas tal cosa? -pregunta Fran mirándome con ojos muy abiertos. No había nada que pensar, no había nada que meditar. También lo miré fijamente y le contesté: -Por venganza -me encogí de hombros-, ha dicho que quiere venganzarse y que más fuerte que esto. -Karla, -se coloca al frente de mí y me sujeta ambas manos-, sé porque lo piensas y me lo acabas de confirmar, pero ¿crees que te mandaría a violar? -pregunta muy serio-. He visto con mis propios ojos el enojo que tenía desde el momento que se enteró que te habían hecho tal cosa -se acerca más a mí y me dice casi al oído-. Además, me ha dicho que cuando encuentre al imbécil, lo va a mandar tres metro bajo tierra -me dice alejándose un poco afirmando con la cabeza. Lo miré con ojos muy abiertos. >, dije para mí. ¿En serio ha dicho eso? ¿Debo confiar que en verdad no fue él quién a mandado a golpearme? Bueno, ahora que lo pienso Franco tiene razón, David se puso todo hecho furia cuando escuchó el resul