Como le hicimos, no sabemos. Pero volvimos a dormir en el duro suelo del patio. No habían suficientes camas y preferimos dejarselas a los adultos para que descansen bien y no tengan un viaje tan pesado. -Buenas noches. Fueron las úlimas palabras que logré escuchar de Elliot. Estaba muy cansada así que me dormí al tocar piso. La mañana siguiente estaba de vuelta en la cama. ¡David! pensé. Sonreí al imaginarlo subiendo conmigo en brazos. Me dolía un poco la cadera. Me duché y me alisté para bajar. Todos estaban listos para depedirse, el apuro los traía locos. -¿Pretendían irse sin depedirse de mí? -pregunté al entrar a la cocina. Todos voltearon a verme y me sonrieron de oreja a oreja. Le desvolví la sonrisa y me senté al lado de mis abuelo. -No, cariño-dijo mi abuela-. Pero tampoco pensabamos despertarte. -Entonces si pensabn irse sin deperdirse de mí -respondí fingiendo molestia-. No me lo puedo creer. N me parece justo. -Bueno, bueno, para que no andes llorando -dijo
-¿Y ya está? -preguntó. -Pues sí -responí tranquila-. Eso fue todo lo que pasó en aquel tiempo. Como dije, luego volvimos a liarnos pero ya no. -¿Por David? -Claramente -respondí-. Una cosa era Jorge y ahora muy diferente David, Raquel -alcé la mirada y la vi fijamente antes de preguntar-. ¿En serio piensas que volvería a liarme con Fisher? -Estando con David no y menos embarazada -dijo señalando mi vientre-. Pero estoy segura que si no estuvieras en esta posición, que si lo harías. Vamos, chica, que ese amigo tuyo es un bombón. ¿Cómo se liaron? O sea, si no me equivoco tu hermano dijo que era el inalcanzable de la escuela. -Bueno, tampoco es que yo era fea -dije ofendida-. Tenía lo mío -saqué mi m{ovil y metí mi red social dónde tenía alguna que otra foto de hace años-. Mira -Raquel la vió y me miró con los ojos abiertos. -¡Pero si eras una diosa, Karla! -dijo-. Bueno, sigues siedno una diosa. Estás mucho mejpr ahora, pero mujer si antes era un monumento. Me reí de sus
Ambos se miraron por nos segundos. Luego a mí. Fisher me miró tranquilo, mientras mi hermano me miró extraño y asombrado. Él sabe que jamás sería mal educado con nuestro amigo pero no sé exactamente que me pasaba en ese momento. Tampoco pensaba ni quería quedarme allí para descubrirlo. -Fue un gusto volver a verte, Ale -le dijo él a modo de despedida-. ¿Me dejas tu número? -Te lo envío del móvil de Kar -dijo estrechando de nuevo sus manos-. Pero antes, ¿qué diablos le hiciste a mi hermano? -Alejandro -le regañé-. Ya vamos. Fue un gusto encontrarnos de nuevo. Nos vemos el día de la boda. Te mandaré la ubicación y la hora. -Cuidate, Kar -respondió en voz baja. -Hasta luego -dijo mi hermano. Los dos nos encaminamos al encuentro de los demás que ya estaban afuera esperando por nosotros. -Creí que tenía que ir a buscarlos -dijo Elliot divertido. Por otro lado, David tenía la peor cara de molesto que podía algún ser humano tener. Miré a Raquel, estaba tranquila, como si nada
Los chicos al final se decidieron solo a comer postre. Todos habíamos desayunado ya. Disfrutamos un buen rato los seis hasta que me llamaron. -Buenos días, señorita López, pero necesitamos que venga a la empresa de su padre. Era uno de los empleados. ¿Cuál era la urgencia? -¿Pasa algo? -pregunté tranquila. -Venga, señorita, por favor. Uno de los chicos a tenido un accidente. Al escuchar aquello no dudé dos veces en levantarme y caminar como alma qe lleva el diablo. Sin pensarlo dos veces los demás se evantaron y me siguieron. -Voy para allá. Colgé sin esperara respuesta. -¿Qué pasa? -preguntó Alejandro alarmado-. ¿Los abuelos, mi tía, qué? -A ellos no les a pasado nada -respondí-. Uno de los trabajadores me ha llamado y me dijo que otro de ellos tuvo un accidente. -Andando -dijo Alejandro. Llamé a Álvaro que estaba un poco más cerca y podía llegar antes. -Dime, Karla -respondió al segundo tono. -Ve a la empresa de mi padre con Gregorio o alguno de los chicos -le dije rápi
-¿Qué tan grave es? -preguntó Alejandro llegando a su auto. -No lo sé -respondí alterada-. Solo me han dicho que alguien tuvp un accidente. Y que me necesitaban llí de inmediato. -Te juro que si es una trampa... -Y un carajo, Alejandro -le regañé-. Igual hay que ir a ver. Monta al coche y calla. Sin decir nada más, montó en su auto y sin miramiento alguno arrancó en dirección a la empresa. Más atrás David y Elliot. Todo el camino traté de calmarme y estar lo más tranquila posible para lo que venía. No tenía la más mínima idea de lo sucedido y ni siquiera podía ni quería imaginarme. -Todo estará bien -dijo David tocando mi pierna-. Debes estar tranquila, cariño. Solo pude hacer un movimiento de cabeza. ¿Quién tuvo un accidente? ¿Con qué? ¿Por qué ahora? En cuestión de casi diez minutos llegamos. Estaba un poco más calmada. Álvaro y Gregorio ya estaban allí. -Denme las malas noticias -les dije al llegar a su lado. -No es tan grave -dijo Álvaro llevándome hacía el lugar d
Salí de esa casa como alma que leva el diablo. Escuché Alejandro llamarme pero no iba a detenerme. Luego escuché a David. Todos estaban afuera. Viendome. Yo, por mi parte había decidido irme a pie no sé a dónde. -Karla, por favor, para allí -escuché a David detrás de mí-. Calmate un poco, cariño. -Es que no puedo creer que su hijo casi, por un poquito y se muere, y ellos solo les preocupa ¿qué? ¿Qué sea cuidadoso? Le pudo haber pasado a cualquiera, David. -Eso lo sabemos todos, querida -dijo a mi lado, con voz calmada-. Pero ellos no quieren entender. -¿Y se supone que nosotros si debemos entender su actitud a sus hijos? -pregunté deteniéndome-. No es justo. -Lo sé, cariño, lo sé -me abrazó-. Entiendo tu enojo, que hayas explotado, pero no era la manera ni el lugar.-Si que lo era -dije mirándolo a los ojos-. Han pasado muhcos años y ellos debían de escuchar todo lo que dije. Los aprecio y respeto, pero ya era suficiente. -Pero -dijo mirando hacía esa casa- ¿pensaste por un segu
Al llegar a la casa, todos nos estaban esperando, ya se iban cada uno a su casa. -Fue maravilloso los días con todos ustedes pero gracias a Dios ya podemos volver a la normalidad -dijo mi abuelo-. Cuando quieran pueden ir a nuestra casa. Un placer y todo lo demás, pero ya nos vamos. -¿Quién los llevará? -pregunté abrazándolo. -Gregorio, querida -respondió. -Perfecto. -También fue un placer estar aquí, sabemos ue no todo el rato fue maravilloso pero el resto sí y conmigo esos recuerdos buenos -dijo mi suegra-. Nos vemos en unos días. Ya estoy ansiosa. -Todos lo estamos, mamá -dijo Elliot acercándose para abrazala-. Fue todo un placer compartir con ustedes. -Pasarla en familia es lo mejor que puede haber -dijo mi tía abrazando a mi hermano-. Nos vemos la próxima semana. Me quedaré en casa de mis papás estos días. Ir a la ciudad y volver, no me apetece mucho que diga.os. Nos reímos de ese comentario y nos despedimos de todos. David y yo quedamos totalmente solos en la casa. Me a
David es un hombre de 27 años hijo de uno de los empresarios más grandes de la ciudad, desde pequeño le gustaba todo lo contrario a los negocios de su padre, no era el hijo que Richard quisiera tener pero no podría hacer nada para hacer que cambiará de opinión. David era el mayor de tres hermanos, Carmen de 25 e Isaac de 24. Richard no quería que alguno de sus hijos menores se encargará de la empresa porque pensaba que lo harían mal y la llevarían a la banca rota ya que ambos eran unos mimados que no les importaba gastar en cualquier tontería.Año tras años buscando la manera de que David se encargará de la empresa y aún no lo lograba hasta que él enfermo y David no tuvo más remedio que acceder a sus peticiones a regaña dientes. Mientras sus hijos se encargaban de Richard, contrato a un gerente para que se encargará de la empresa hasta que David