Guardo silencio y espero a que comente algo más, pero él no lo hace.
Solo se queda mirándome.
—¿Cuál es su afán para que me case con su hija? —Pregunto sin aguantarlo más. —Su hija es una mujer inteligente, famosa, una modelo internacional y usted tiene bastante dinero como para poder buscar a un hombre que le quiera.
—El problema no es el amor.
Veo una oportunidad y de inmediato la tomo.
—Entonces, ¿cuál es el problema? —Pregunto. —¿Por qué usted quiere que yo me case con su hija si ni siquiera le conozco?
—Sé que estás bajo mucha presión y más ahora que esa pobre mujer ha resultado muerta.
—Eso no viene al caso, lo que me interesa ahora mismo es saber, ¿por qué usted quiere que me case con Priscila? ¿Acaso no tiene pretendientes
Miro a Ernest y no sé cómo reaccionar. Él se queda en silencio, mirando el cuerpo largo y tendido del hombre al que acaba de golpear. Mis ojos no pueden estar más abiertos, creo que se van a salir de las cuencas. Quiero pronunciar algo, cualquier palabra, pero mi garganta está cerrada. Se niega a dejarlas cruzar. —Llama a mi primo. —Dice él, mirándome. —¿Qué-que? —Tartamudeo, sin comprender aún nada de lo que me dice. —¿Qué-qué hago? —Llama a Timotheo y dile que venga urgentemente a mi oficina. —Ahora mismo. —Salgo despavorida de la oficina y tomo el teléfono de mi escritorio. Marco la extensión de Timotheo y le digo lo que Ernest me ha solicitado. En menos de cinco minutos el primo de Ernest está allí, me mira a mí primero antes de entrar a la oficina, extrañado, pues sé muy bien que todo el mundo se ha dado cuenta que no cruzo palabra con el jefe. Pero él me ha de
Ofuscado. Nervioso. Es un cuento de hadas que avecina un final macabro y terrible para mi primo. Observo al hombre con el que he compartido toda mi vida. Somos prácticamente de la misma edad. mismos gustos. Misma forma de comportarnos ante situación de pura presión. Su cabello negro azabache está desarreglado, su figura aun mas, sus ojos enrojecidos, hinchados y agotados, me dicen que poco logró conciliar el sueño la noche anterior cuando se fue de la clínica. He intentado llevar lo mejor posible la situación. Pero carajo, que difícil me sale solucionarlo todo en un santiamén. —¿Qué hacemos? — pregunto volviendo a posar mi vista en Roll Domert que sigue tirado en el suelo. —¿Qué hacemos con él? —No lo sé, Tim. — veo en sus ojos el cansancio extremo, sé que no está pensando con claridad. De haberlo estado haciendo no le habría pedido a Vicky quedarse en primer lugar. En una situación como esta, ella hace mas
Camino a través de la acera mirando a todas partes, sintiendo que en cualquier momento alguien se acerca a mí con un cuchillo, me dará un par de estocadas por la espalda, me dará un tiro en la sien. Quizás me coloquen en un paño con cloroformo en la nariz y me secuestren.Ya no sé qué esperar. Mis pensamientos se vuelven un ocho, mis neuronas están gritando, chillando por salvarse.Paso la mano derecha por mi rostro, el poco maquillaje que llevo, estoy segura de que se ha corrido, no me importa, lo único que me importa es llegar a salvo a un lugar donde haya un seguridad como un arma, para que en caso de gritar él venga mi auxilio.Mi teléfono vuelve a timbrar, pero no lo tomo, lo que necesito es llegar a casa antes de que él se presente allí y me haga una escena. Antes de que mis hermanas tengan que ver la difícil situación d
A las puertas de la oficina se abre y entra dando tumbos como ama y señora. Sacudo la cabeza con insolencia. No sé por qué demonios Timoteo la ha llamado a ella. Lo único que hace con esto es procurar que me tumba se cabe aún más hondo y más rápido.—Sigo sin entender para qué diablos le llamaste. —Murmuro nada más verla, acercarse a mí.—¿Como ha ido con mi padre? —Le pregunta a ella directamente a Timoteo, supongo que porque él ha sido quien la llamada.—Timotheo Hossen. — El extiende una mano y ella la estrecha rápidamente.—Priscila Domert. — dice escueta. —¿Qué sucede Timotheo? ¿Por qué me pediste que viniera?—¿Y yo qué? ¿estoy pintado aquí? —Preguntó y de inmediato doy una v
Ella no va a hablarme. Lo veo en sus ojos mientras salgo del cuarto de baño y comienzo a vestirme.—Sé que no estás de acuerdo. —Le digo intentando cambiar el aura del ambiente. —Sé que piensas que estoy cometiendo un error y que esto va a terminar muy mal. Pero necesito avanzar.Ella sigue en silencio, mi hermana es la clase de persona que cuando se enoja con alguien todos se enteran.Su cuerpo habla. Sus expresiones faciales son muy marcadas.—Neny. — le llamo una vez que tengo ropa interior puesta. —Mírame, Neny. — me acerco a ella y mi hermana sacude la cabeza.—Puedo tener dieciocho años, pero sé muy bien cuando alguien está cometiendo un error y tu hermana estás haciéndolo ahora mismo.—¿Qué quieres que haga? ¿Quieres que me siente aquí y esp
—Si tú no quieres casarte, entonces tendremos un problema, niña. —Escucho que le dice el hombre a su hija y esta casi se derrumba frente a él. Fue casi palpable su dolor al entender que su padre no iba a echarse para atrás. El matrimonio se iba a efectuar. La decisión estaba tomada, al menos por parte de él, aunque los dos involucrados las dos partes más importantes no quisieran hacerlo. Para nuestros padres, el matrimonio era una simple transacción, un pago por una deuda que uno de los cuatro cometió. Y que los otros tres estaban asumiendo. —¿Qué dice mamá de todo esto? —Pregunta a Priscila y Timotheo se acerca a mí. —Será mejor que los dejemos solos. —Murmura en mi oído y yo asiento en silencio. Puedo estar todo lo borracho que sea, pero sé reconocer cuando una conversación debe de ser llevada en privado. En cambio, el hombre se gira hacia mí y me mira de arriba hacia abajo. Pura rabia contenida es
—¿Qué quieres de tomar? — me pregunta tranquilamente Malcom mientras repasa cada porción de mi cuerpo.Sus ojos no tienen limite.Y me siento desnuda ante su mirada penetrante pues el ya ha visto mi cuerpo en cada aspecto posible.—No pretendo quedarme mucho tiempo —. Respondo mirando la hora en mi celular. —¿Qué esperas que diga? ¿Qué buscas de todo esto?—¿Vodka? ¿Vino? ¿Una copa de champagne?Odio que haga eso. Odio que me ignore. Me molesta que se burle de mi incertidumbre.—No, gracias. Con agua tengo suficiente—. Digo cuando noto que el sigue esperando una respuesta.Sin embargo, como si yo no hubiese dicho medio palabra, él llama a uno de los camareros y le pide una copa de Chardonnay Y un trago que no logro entender.Tomamos asiento en un lugar apartado de todos los demás. &iq
Me despierto con el cuerpo adolorido, los ojos engarrotados y las manos sin poder moverlas con facilidad. Abro los ojos lentamente, todo está en penumbra. Lo único que tengo a mi alrededor es pura oscuridad y soledad. No hay sonido, no hay nadie conmigo.La cabeza me duele y me pesa como los mil infiernos.A puras tientas me levanto de la cama, pero mi cabeza al dar tantas vueltas, me hace volver a recostarme.—Rayos. —Mascullo al darme cuenta de que estoy adormilada aún.La cama es cómoda y al extender los brazos me doy cuenta que es mucho más grande de lo que regularmente es mi cama.A menos que no sea mi cama.El pensamiento llega de repente y me doy cuenta de que, efectivamente, esta no parece mi cama. Tengo demasiados años usando la misma desde que mi madre me la regaló para mi cumpleaños número 15. Fue lo único que pudo comprarme porque la m