3. La tortura.

"Tan cerca y a la vez tan lejos"

******

Trisha

¡Lo sabia! Este imbécil había elegido mi hospital a propósito.

Después de un rato caminando, por fin llegamos a mi casa, saqué mi llave, y la coloqué en el cerrojo, solo quería correr dentro y no salir jamás.

- Oye - exclamó cerca de mi oreja, haciendome estremecer- no huyas de mí, solo estamos conversando.

Me tomó de mis hombros y me giró lentamente, hasta quedar frente a frente, estaba demasiado cerca, mi respiración se agitó, y mis latidos aumentaron, me sentía como una adolescente.

- ¿Tampoco me has olvidado? - exclamó en un susurro.

No sabia que responder, trague saliva esperando que no lo notara.

- Te olvidé hace mucho tiempo.

- ¿Entonces porqué tiemblas? - acarició mi brazo lentamente arriba y abajo, después su mano subió a mi rostro haciendo que lo mirara directo a los ojos.

- ¿Acaso te crees irresistible? Yo seguí mi camino, tu deberias hacer lo mismo- repliqué fingiendo molestia.

Abrí mi puerta y después la cerré bruscamente, dándole en la cara, sin darle oportunidad de decir nada más.

Me recargué, esforzándome para que mis sentidos volvieran a la normalidad, escuché sus pasos alejarse y suspiré de alivio.

¿Porqué demonios era tan blanda con él? Aún me provocaba esa atracción sin sentido y su m*****a sonrisa, su perfecta sonrisa era la muerte para mí.

Sabía lo que hacia, me provocó y me hizo desearlo más que nunca.

*****

- ¡No seas tonta! Solo tírate a ese hombre, sin compromiso de tu parte, déjaselo en claro, además ya lo conoces, ¿que más da una vez más?

- No me des ánimos- dije a Nat, que por fin habia regresado de sus vacaciones- no quiero nada con él.

- Pero ¿Porqué?, si tu lo. . .

- ¡Porqué va a irse Nat! Y no voy a volver a sufrir por él, ¿entiendes?

- Si ya, ya- se rindió- lo siento, solo queria verte feliz.

- Además me habló de la estúpida de Helen.

- ¿Aquella que?. . .

- Si, la misma, la que andaba tras él antes de que me conociera, ¡cómo la destaba!, y ya no quiero recordar a personas indeseables.

- Esta bien, bien, no te molestes.

A la hora de salir me despedi de Nat, ella tenia una cita, asi que estaría sola en casa, porque mis padres no vivían cerca, y solo los visitaba los fines de semana.

Un par de horas después tocaron a mi puerta, maldije porque ya estaba en mi cómoda pijama, con una taza de café caliente y en mi sillón favorito, dispuesta a ver una película de amor no correspondido.

Sabía quien era, podía sentir su vibra en mis huesos al acercarme, abrí y me dió un repaso de pies a cabeza por mi atuendo matapasiones con dibujo de conejitos.

- ¿Qué?¿tienes algún problema?¿o acaso te perdiste?.

Reprimió una sonrisa y me miró.

- Quería invitarte a cenar, pero veo que ya estas cómoda, hasta te duchaste- acomodó mi cabello húmedo detrás de mi oreja.

- Iba a ver una película, y después a dormir.

Suspiré resignada al ver su mirada de suplica.

- ¿Quieres entrar?

No lo dije dos veces, paso junto a mi, y entró a mi casa, recorriendo todo con la mirada.

- Es bonita, muy tú, relajada y cómoda.

Rodé los ojos, no esperaba una evaluación de mi humilde morada.

- ¿Y? ¿A que debo el honor de su visita, doctor Olsen?

Tomé mi taza de café, y me acomodé de nuevo en mi sillón, él se sentó en el otro a un lado mío e inicie la película, mi favorita, un angel se enamora de una doctora, irreal, pero muy romántico, amores imposibles.

- Queria verte, además ya te lo dije, iba a invitarte a cenar.

No le di una respuesta, me miró impaciente y yo veia al televisor.

- Por favor Trish,- dejó caer su espalda en el sillón, en una posición relajada - te sabes todos los diálogos de esta película, es increible que aún la sigas viendo.

- Shhh es mi favorita, lo sabes.

- Hasta yo me la sé, me obligaste a verla no sé cuantas veces durante seis meses.

- ¡Por favor!- exclame frustrada y la puse en pausa, asi no podía - ¿quieres un café?

- Lo acepto.

Me levanté y fui hasta la cocina, busqué una taza y de pronto ya estaba detrás de mí.

- Te he extrañado, nena, nunca pude olvidarte y tampoco dejé de amarte.

Me giré hacia él y me atrapó entre la encimera y sus brazos musculosos.

- ¿Vas a decirme que durante cuatro años solo pensaste en mi? No te creo.

-Es cierto y tú pensabas en mí, lo sé. . . no te imaginas como me gusta recordar la primera vez que te besé en aquel comedor lleno de gente, fue tan dulce - murmuró cerca de mis labios.

Estaba tan cerca, posó sus labios en los mios y presionó suavemente, abrí ligeramente la boca y tomó el control, mordió mi labio inferior, enviando descargas a mi cuerpo, no podia evitarlo, ni quería.

Sostuvo mi rostro entre sus grandes manos mientras me besaba y luego se apartó dejándome ver su deslumbrante sonrisa.

- Ahí estás mi amor.

Volvió a besarme, con más intensidad.

Mi mente se quedó en blanco, solo podía sentir sus besos ardientes.

- Apártate- le rogué- por favor.

Me deshice de su agarre, fui hasta la puerta y la abrí.

- Vete. . . ahora.

- Trish, lo siento, no queria incomodarte.

Lo mire enfadada.

- ¿Porqué me haces esto? ¡Ya me habia olvidado de tí! seguí adelante, y ahora, ¡de nuevo estás aquí, y me besas y me persigues, no es justo, tú te irás y yo me quedaré de nuevo sin nada!

No queria parecer débil frente a él, asi que aguante mis ganas de llorar.

- Nena, no seria así, sé que tengo que irme pero, volveré por ti, además nunca debimos separarnos en primer lugar.

- No, sal de aquí, solo seremos compañeros, no puedo ofrecerte más.

Su rostro no reflejó ninguna emoción, pero vi enfado oculto en sus ojos, se dirigió a la puerta y salió sin decir nada.

Apenas habia pasado una semana desde que volvió, y ya habia puesto mi vida patas arriba, estos cuatro meses iban a ser una verdadera tortura.

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