Después de ese día, todo empezó a ir mejor para los dos, en especial para Jimmy. El amor de Salomé estaba curando sus heridas y opacando el dolor que lo atormentaba por la pérdida de su nana.Ella le propuso que visitaran a Anita y a Pilar en el cementerio y él aceptó, después de que había dicho que no volvería a pisar ese horrendo lugar que estaba lleno de dolor y muerte.Se vistieron temprano para alcanzar a ir y compraron dos ramos de flores hermosas para cada tumba. Al llegar, Salomé acomodó las flores de Anita, mientras Jimmy cambiaba las de su madre, luego los dos se quedaron un rato reviviendo recuerdos y hablando con ellas.Jimmy se sentía tranquilo, el dolor no se había ido del todo y lo cierto era que, con la muerte de Anita se le había despertado también el dolor por la partida de su madre. Era como si hubiera vuelto a perderlas a las dos al mismo tiempo; sin embargo, volteaba a ver a Salomé, que le sonreía cariñosamente y el mirarla hacía que una pequeña ráfaga de viento s
La jornada laboral concluyó y Jimmy salió de C.M.L. directamente a Textiles Sol, pero primero decidió llamar a Salomé, antes de entrar a buscarla, porque no estaba seguro de que ella se encontrara allí.—Aló.—Hola pulga.—Hola pimpollo.—¿Dónde estás?—Eh… yo ando en el apartamento de las gemelas, ¿por?—Ah, pensé que estabas en la empresa.—Hoy no había mucho trabajo, así que…—¿Nos vemos en un rato en la casa? Tengo algo que comentarte.—Yo también, pero… es que saldré con las chicas.Era viernes, y ya suponía que ella se iría de rumba.Le hubiera gustado salir con ella, pero lo cierto era que, últimamente, a él no le agradaba salir de fiesta, sino más bien ir a beber solamente, y al enterarse de que ella no estaría con él esa noche, se decidió.—Está bien, entonces nos vemos mañana, cuídate.Colgó la llamada y enseguida le marcó a Paul.—Dime Jimmy —contestó con el ruido de fondo de la calle.—¿Tienes planes para esta noche?—No, ninguno, acabo de salir de la universidad, ¿quieres
Jimmy se quedó mirándola fijamente por unos segundos y luego, simplemente se aferró a sus labios nuevamente…Tenía hambre de ella, la deseaba tanto que no iba a desaprovechar un segundo más. Lo demás podía esperar; él también tenía algo importante que decirle, pero sus ansias de hacerla suya eran más fuertes.—Jimmy —pronunció Salomé en un susurro que terminó en gemido, mientras él le besaba el cuello, justo por debajo de la mandíbula.—Calla —le ordenó, fastidiado, por tener que separar los labios de su piel.Ella tenía la cabeza inclinada hacia atrás, para darle paso a su boca. Era evidente que también moría de deseo por él, y por esa razón solo protestaba con las palabras, porque el cuerpo respondía de otra manera.Se había aferrado a su camisa, apretándolo por las costillas, queriendo pegarse a su cuerpo desesperadamente.Él siguió el descenso por su garganta, tomándose un tiempo para saborearle la clavícula y finalmente llegar al comienzo de los pechos, que tenía cubiertos con es
Salomé despertó en la cama de Jimmy sin recordar en qué momento había llegado ahí. Tal vez se había quedado dormida entre sus brazos en la cocina mientras se abrazaban.No era raro que eso sucediera, estaba cansada, y esa dosis de amor y orgasmos la había dejado todavía más exhausta.Se estiró en la cama bostezando y suspirando después, feliz de la vida… Él no estaba a su lado, quizás se había levantado al baño, pero comprobó que no era así cuando lo buscó allí y no lo encontró.No le importó mucho, tal vez había tenido que salir, aunque era sábado; podría estar en el gimnasio ejercitándose. Le encantaba hacer ejercicio; a pesar de que él era quien lo había dado todo, esa noche, para ella, nunca era suficiente cuando se trataba de tonificar los músculos.Salomé, por el contrario, casi no se ejercitaba muy seguido; a veces simplemente salía a correr en las mañanas y solo con eso se mantenía en forma.Estaba haciendo un hermoso día; el cielo lucía despejado y el sol alumbró la habitació
Paul lo agarró del brazo arrastrándolo a la salida y Jimmy se dejó llevar contento. Llegaron a una joyería y se pusieron a escudriñar la tienda como un par de amigas comprando vestidos. Los dos no paraban de sonreír, mientras veían anillo tras anillo, sin poder decidirse por alguno; ni siquiera Paul sabía cuál recomendarle, todos estaban hermosos, y ambos querían llevarse toda la tienda, pero por fortuna, una chica amable llegó a rescatarlos, atendiéndolos sonriente al ver que no se decidían. Les enseñó una de las joyas más valiosas que tenían. Un anillo en oro blanco, adornado con diamantes diminutos que formaban un corazón. Jimmy quedó encantado en cuanto lo vio, y Paul sonrió también, abriendo los ojos como platos al contemplar semejante belleza. Ese era el indicado y lo había encontrado. Le pagó a la chica con la tarjeta, y ella le entregó el anillo en una bonita caja diminuta de terciopelo. Se lo guardó en el bolsillo de la chaqueta y salieron de ahí, brincando de alegría, de
Jimmy salió de ahí dejando su corazón tras la puerta con ella y las lágrimas empezaron a correr por su cara sin pedir permiso, mientras bajaba las escaleras corriendo.Salió directamente al parqueadero y caminó rápidamente hasta su pequeña poni, limpiándose las lágrimas que no paraban de escurrirle por las mejillas.Se subió al auto y cerró las ventanas antes de soltar un grito desgarrador que le marcó las venas de la garganta. Recostó la frente en el volante y comenzó a sollozar como un niño…Esa había sido la decisión más difícil que había tomado en su vida, y el dolor que sentía no era comparable a ningún otro.La había perdido por decisión propia…Lo que sucedió le hizo caer en cuenta de que ella era más importante de lo que creía. La amaba por como era, por su esencia, por su independencia, por su libertad… Él no iba a ser un obstáculo para que ella cumpliera sus sueños y lograra sus objetivos.La sintió frágil cuando le dijo que se quedaría. Ella no tenía que volverse débil por
Llegó la noche y Jimmy no había probado bocado. Todo le sabía amargo, hasta una barra de chocolate que intentó comer; sin embargo, sabía que no podía dormirse con el estómago vacío y se levantó de la cama para ir a la cocina por algo.Picó un poco de fruta e hizo una pequeña ensalada. Tardó más de una hora en acabarla porque ni siquiera su mandíbula quería hacer su trabajo.Estaba debilitado y quiso echarle la culpa a la falta de alimentación; sin embargo, sabía perfectamente que se debía más a la tristeza que llevaba en el alma.No hacía más que pensar en ella una y otra vez, preguntándose si tal vez había cometido un error, pero no… Ella merecía que él fuera sincero y cada vez que pensaba en eso, se sentía como un idiota valiente, así se definía… Lo primero por haber terminado la relación sin haber intentado primero lo que ella le propuso: una relación a distancia, pero él no quería eso porque no podría soportar tenerla lejos tanto tiempo. Tal vez ella podría enamorarse de alguien m
La noche fue larga para Jimmy; las pesadillas sobre Salomé no lo dejaron tener un sueño placentero, y es que, tenía que ser realista con él mismo, jamás podría volver a tener un sueño ameno, y esperar que así fuera sería en vano.Se duchó rápido y se vistió con una camisa sencilla de mangas cortas, un pantalón oscuro y unos zapatos negros que encontró en el closet. Desayunó sándwich con una taza de chocolate y luego de cepillarse los dientes, encendió el televisor para tratar de distraerse.Era temprano y los programas no eran muy buenos. Se la pasó cambiando de canales por un buen rato hasta que vio de reojo por la ventana, la sombra de algo acercándose a la casa.Se levantó para asomarse a la ventana y en cuanto vio que se trataba del auto de Salomé entrando a la propiedad, su corazón pareció querer salirse de su pecho.Los nervios que sintió le hicieron poner la piel de gallina enseguida, pero al mismo tiempo la felicidad fue tan inmensa que era obvio que el brillo de sus ojos lo d