Sekhmet. 23 de mayo del 2023 Tomo suaves bocanadas de aire alejando el recuerdo de la persona de hace unos días, apaciguando la incomodidad que se acumula dentro de mí, mientras termino de limpiar mi Beretta con la mirada de Darla encima de mi anatomía. Realizo varios apuntes en mi agenda, tratando de calmar mis acelerados latidos por pura inercia. Los recuerdos a veces son las mejores armas de destrucción, no solo son los que guardan sentimientos, también pueden causar terror y venir mezclados junto con esas heridas causadas en su momento. Me he dado cuenta de que por más que creamos que hemos superado ciertos momentos… No es así, hay simples cortes que se quedan ahí, destruyendo tu alma poco a poco con cada paso o segundo en el que mi mente se transporta a esos días. Lo que pasa es que a veces creemos que somos felices con personas que no son capaces de darnos nada mas que no sea dolor y malestares, confundimos esos breves momentos de felicidad que solo terminan atándonos
Sekhmet: 24 de mayo del 2023 Enjuago mi rostro, eliminando las gotas de sudor que se deslizan por mis mejillas, y cada pequeña partícula de mi rostro. Liberando las endorfinas contenidas en cada uno de mis poros, mientras ejecuto mi descanso. Suelto un leve suspiro, y me centro en golpear el maldito saco de boxeo, la rabia me carcome desde adentro, dándome la oportunidad de sentir mi cuerpo arder como loco. Esa sensación de ser como un toro en un rodeo siendo dominado por su odio al color rojo. Cierro mis ojos tratando de calmarme, pero cada palabra vuelve a mi cabeza obligandome a explotar en una tormenta de frustración. —¡Te odio hijo de la gran puta! —exclamo golpeando el saco de boxeo con todo lo que tengo casi destrozando este mismo. Dejarme llevar por mis hormonas es lo que me ha causado tantos problemas, repercutiendo en el hecho de que Nikolai esta causando que mi actitudes vengativas terminen impulsándome a desear jugar su mismo juego; ser una persona renco
Hola queridas lectoras que se mantienen en las sombras, quería mandarles un enorme saludo por parte de Nikolai que a pesar de que lean, pero no comenten o no apoyen mucho el las quiere más de lo que se imaginan.. Pórtense muy mal. ———— Nikolai 25 de mayor del 2023. Abro la puerta del jet privado con todo lo necesario en mi cintura. Paso la mano por mí cabello y el frío clima de Suiza me recibe, pero gracias a mí chaleco no podría pescar ningún resfriado o algo peor; aunque mi cuerpo lo que tiene de caliente lo tiene de fuerte. La pelinegra arregla su trenza, toma todas sus armas para acercarse a dónde me encuentro. —Tengo hambre —anuncia colocándose bien sus guantes a la vez que presiona un botón del traje volviéndolo de un material resistente a las fuertes ventiscas. —Cómeme la polla; es un alimento muy importante —la molesto acercando mi boca a su oreja, mordiéndo el lóbulo de esta con brusquedad, erizando los bellos de su piel. —¡
Hola queridas lectoras que se mantienen en las sombras, quería mandarles un enorme saludo por parte de Nikolai que a pesar de que lean, pero no comenten o no apoyen mucho el las quiere más de lo que se imaginan.. Pórtense muy mal. ———— Nikolai 25 de mayor del 2023. Abro la puerta del jet privado con todo lo necesario en mi cintura. Paso la mano por mí cabello y el frío clima de Suiza me recibe, pero gracias a mí chaleco no podría pescar ningún resfriado o algo peor; aunque mi cuerpo lo que tiene de caliente lo tiene de fuerte. La pelinegra arregla su trenza, toma todas sus armas para acercarse a dónde me encuentro. —Tengo hambre —anuncia colocándose bien sus guantes a la vez que presiona un botón del traje volviéndolo de un material resistente a las fuertes ventiscas. —Cómeme la polla; es un alimento muy importante —la molesto acercando mi boca a su oreja, mordiéndo el lóbulo de esta con brusquedad, erizando los bellos de su piel.
Canarias; España. Sekhmet 27 de mayo del 2019. Desde siempre me he esforzado por mantenerme en una de las primeras filas del ejército, empeñándome por no ser vista como la hija de una de las mujeres más importantes en los descubrimientos médicos; mucho menos como la hija de un hombre importante por sus logros en la milicia. Muchos me ven por encima del hombro creyéndose más de lo que son, imponiendo que ser hijos de personas con reconocimiento pueden verse superiores a otros, a quienes hemos luchado por ganarnos nuestros propios méritos con garras y dientes. Siento el estruendoso y molesto sonido de la campana que indica que es el comienzo de nuestro entrenamiento. Aun somnolienta me levanto de la cama apresurando mi paso cuando suena la segunda alarrma. Cubro mis labios por el bostezo que se escapa de estos y adentro mi cuerpo en el interior del baño de aquella habitación pequeña. Los entrenamientos de ayer resultaron ser más agotadores de lo que puedo admitir, el can
Nikolai.. 28 de mayo del 2023. Deslizo las manos por mi cabello con la frustración abordando cada partícula de mi sistema, sintiendo las estupidas ganas de agarrar a la pelinegra del cuello y devorarla con ansias y deseos constantes. Relamo mis labios acabando con la llamada que resalta mis ganas de acabar con la mayoría de mis problemas. Las palabras de Sekhmet las siento como dagas de doble filo cortando cada fibra latente, se repiten como una música sin rumbo que acaba con la poca paciencia que poseo. Paso la mano por mi cabello frustrado, caliente y molesto. El deseo, y las ganas me están superando más de lo que me gustaría admitir porque la verdad está en que, no importa lo jodido que sea todo, tampoco es el hecho de que vine a esta organización a llevar acabo misiones de alto estándar para proteger mi imagen, también para acabar con uno de mis peores enemigos que más me ha tocado las pelotas. —¡Hija de la gran puta! —escupo terminando de colocar los papeles funcio
Sekhmet: 29 de mayo del 2023 Acomodo mi cuerpo en el asiento de mi motocicleta para luego colocarme el casco, siento el motor vibrar bajo mi peso, aumentando la adrenalina que corre por mis venas dejándome percibir la euforia que provoca en cada parte de mi cuerpo. Mis latidos se aceleran, entreabro mis labios un poco para después sin dar tiempo salir a toda marcha del parqueo de la sucursal. Aumento la velocidad de mi YAMUHA negra mientras siento cada una de mis fibras vibrar por la descarga de adrenalina que se apodera de todo mi cuerpo. Mi vestimenta consta de unos shorts cortos con perlas blancas y negras, una mini blusa con un escote con tirantes que deja ver mi ombligo, además que los tatuajes de mis brazos. Até mi cabello en una colega alta bien peinada para luego colocarme el casco de color negro. Los guantes que siempre uso permanecen en mis manos mientras estás suben más la velocidad de aquella motocicleta. La flecha que indica los kilómetros me muestra que
Sekhmet: 3 de junio del 2023. Aproximo mi cuerpo de manera sigilosa a la espalda de mi hermanito que se encuentra sentando en un banco mirando el cielo soleado. —Es hermoso no es verdad —anuncia ocasionando que en mis labios se forme una sonrisa cariñosa. —Lo sé —asiento tomando asiento a su lado. —¿Nunca te ha dado curiosidad saber si mamá está ahí? —interroga con sus ojos azules fijos en mis órbitas verdosas. —Claro que ha sido así mi sanguijuela —le riego su cabello escuchando algunos gruñidos por su parte. —La extraño mucho —su rostro se torna cabizbajo, nostálgico; provocando que una punzada se instale en mi pecho. —Y yo mi cielito —una idea cruza por mi mente llevándome a percibir el palpitar de mi corazón—, tengo una idea. Decir aquello es suficiente para que vuelva a fijar sus ojos en mi cuerpo curioso. —Iremos a ver a mamá al cementerio —descubro la sombra de una sonrisa que en segundos la puedo apreciar viendo sus ojitos arrugarse por la sonrisa.