Sekhmet: 29 de mayo del 2023 Acomodo mi cuerpo en el asiento de mi motocicleta para luego colocarme el casco, siento el motor vibrar bajo mi peso, aumentando la adrenalina que corre por mis venas dejándome percibir la euforia que provoca en cada parte de mi cuerpo. Mis latidos se aceleran, entreabro mis labios un poco para después sin dar tiempo salir a toda marcha del parqueo de la sucursal. Aumento la velocidad de mi YAMUHA negra mientras siento cada una de mis fibras vibrar por la descarga de adrenalina que se apodera de todo mi cuerpo. Mi vestimenta consta de unos shorts cortos con perlas blancas y negras, una mini blusa con un escote con tirantes que deja ver mi ombligo, además que los tatuajes de mis brazos. Até mi cabello en una colega alta bien peinada para luego colocarme el casco de color negro. Los guantes que siempre uso permanecen en mis manos mientras estás suben más la velocidad de aquella motocicleta. La flecha que indica los kilómetros me muestra que
Sekhmet: 3 de junio del 2023. Aproximo mi cuerpo de manera sigilosa a la espalda de mi hermanito que se encuentra sentando en un banco mirando el cielo soleado. —Es hermoso no es verdad —anuncia ocasionando que en mis labios se forme una sonrisa cariñosa. —Lo sé —asiento tomando asiento a su lado. —¿Nunca te ha dado curiosidad saber si mamá está ahí? —interroga con sus ojos azules fijos en mis órbitas verdosas. —Claro que ha sido así mi sanguijuela —le riego su cabello escuchando algunos gruñidos por su parte. —La extraño mucho —su rostro se torna cabizbajo, nostálgico; provocando que una punzada se instale en mi pecho. —Y yo mi cielito —una idea cruza por mi mente llevándome a percibir el palpitar de mi corazón—, tengo una idea. Decir aquello es suficiente para que vuelva a fijar sus ojos en mi cuerpo curioso. —Iremos a ver a mamá al cementerio —descubro la sombra de una sonrisa que en segundos la puedo apreciar viendo sus ojitos arrugarse por la sonrisa.
Nikolai. : 4 de junio del 2023. Deslizo la mano por mi rostro con rabia y frustración. Siento mi corazón martillear en mi pecho con cada latido que ejecuta aquel órgano. Mis respiraciones son entrecortadas, mi cuerpo suda y mis pensamientos son opacados por el me gustas que esa pelinegra atrevida grito a los cuatro vientos sin temor a nada. Estrello mi puño contra la dura pared de concreto percibiendo el crujir de mis huesos siendo destrozados por la densidad de aquella roca. —¡AH! —un grito arrollador sale de mis labios con fuerza puede que llamando la atención de los otras soldados pero en estos momentos no puedo ni siquiera pensar en otra cosa que en lo que me hace sentir esas simples palabras pero salidas de los labios de Sekhmet. Mi visión se nubla y las ganas de salir de aquel lugar se arremolinan dentro de mí. Recojo mi chaqueta, mi celular y las llaves del auto. Abro la puerta encontrando a la rubia escuálida de mi secretaria. —Me voy —anuncio marchándome a
Sekhmet: Sebas y yo caminamos juntos de la mano a través del bello pasto de el cementerio. El sol está en su cúspide, calentando nuestra piel y siento mi corazón martillear con recuerdos de lo que sucedió minutos antes. «Eres una maldita estúpida» pienso cagándome en todo por haberme enamorado de aquel hijo de puta sin sentimientos que para empeorar se va a casar. Joder que me estaba usando como a una cualquiera y ni siquiera me di cuenta por andar como una posesa detrás de su polla. Presiento el crugir de mis dientes cuando ya nos acercamos a la tumba de mi madre, cierro mis ojos calmando las molestias, el dolor y todo lo que me daña para darle paso a la nostalgia de llevar años sin estar entre los amorosos brazos de mi madre. —Ya estamos aquí Sebas —anuncio deteniéndonos en donde yace el cuerpo de la mujer que más ame en este mundo de mierda dónde el dolor siempre es el sujeto de la ecuación. —Mamá; se que la última vez que nos vimos yo tenía creo que cinco años y ah
Nikolai: Mis ojos estaban atentos a la abarrotada calle de Londres esquivando autos a una velocidad peligrosa. Sentía mi sangre hervir con la imagen de la pelinegra todavía en mi mente. —Extrañaba estar a tu lado —murmura la castaña tomando mi mano que se encuentra encima de la palanca mientras como si su toque me quemara levanté mi mano liberándome de su agarre. —No me toques —escupí con mi mandíbula apretada mirando sus ojos marrones fijamente. —Tendremos un varoncito —cambia de tema obligando a que me pase la mano por el cabello cuando me detengo en un semáforo en con algunos carros delante de mí. —Me importa una mierda, yo no quiero a ese mocoso —hablo con asco y una mirada dura. —No digas eso, lo pondrás triste —se cubre su enorme panza con cierto temor, suelto un resoplido de molestia. —Me importa una basura como se ponga eso que llevas en tu vientre —vuelvo a ponerme en marcha cuando la luz cambia a verdes y los autos se ponen en marcha. —No le hagas caso
Capítulo dedicado a esas que me dejan sus comentarios dando apoyo, les mando un enorme saludo desde Cuba.. ¿De que parte me leeis? _______ Sekhmet: Me remuevo un poco cubriendo mi rostro con el edredón tratando de conciliar el sueño. Me despierto de un momento a otro al escuchar un fuerte estruendo proveniente del baño de mi habitación. Froto mis ojos todavía en modo zombie mirando la hora en el reloj de la mesita que está al lado de mi cama. 0500 Gruño con molestia y me cago en quien esté en mi habitación haciendo de las suyas, si llega a ser una de las chicas juro por dios que las mataré. Me quito el edredón de color negro a la misma vez que me siento en la cama liberando algunos bostezos. El frío se cuela por la ventana de mi balcón llevándome a qué me frote los brazos para darme un poco de calor. Fijo bien mi vista en las ventanas y si más ni recuerdo las había cerrado antes de acostarme, nunca las dejo abiertas. Desde ese momento empiezan mis dudas y sospec
Nikolai: No puedo conciliar el sueño sabiendo que tengo a la única capaz de calmar mi horrible humor. Mantengo mi mirada en el techo por unos segundos tratando de no sé; ¿Abrir un hueco en el techo?, Quizás. No soy un hombre romántico; estoy muy lejos de serlo y es qué ser un cabrón viene de familia, ya forma parte de mi ADN aunque mi madre crea que puede cambiar a mi padre; muy en el fondo sabe que no lo podrá hacer. Acomodo mi cuerpo en la enorme cama, mis brazos continúan encima de mi cabeza, mi polla aún está con ganas de tener mucha acción y las malditas ganas de follar me atormentan. Trato de centrar mi cerebro en algo importante; por ejemplo, joder lo más que pueda a Danton, ese cabrón hijo de puta que se cree el rey del mundo cuando no es más que una vil cucaracha. Cálculo cada una de los movimientos que llevaré acabo, hasta los más importantes, a las menos indispensables pero que valdrán un escalón para lograr el éxito. Paso la mano por mí cabello levantando mi e
Sekhmet: En el pasar de los años he conocido a amigas falsas, hombres cabrones que no sirven para nada, personas que no hacen más que manipularte, despreciarte e usarte para después sacar provecho de tu misma persona. No sabemos nunca quienes tenemos junto a nosotros hasta que sucede algo que nos demuestra lo que no queremos ver. Me han fallado tanto, qué hay veces que no soy capaz de creer en nadie. —Eres una zorra; una maldita zorra —escupo con asco mientras la castaña que tengo delante me muestra una sonrisa de esas que le da igual lo que suceda o lo que le diga, aumentando el odio que siento hacia ella ahora mismo. —No, no soy nada; en todo caso la zorra eres tú —cruza sus pies, uno encima del otro con una sonrisa maliciosa en sus labios. Aprieto mis puños a los lados de mi cuerpo y hago lo mismo con mi mandíbula. —Te quiero fuera de la casa en cinco segundos —informo levantándome del asiento caminando en dirección a la vitrina de bebidas. —Ja; estás loca, la