Blake
—“Celos de tus ojos cuando miras a otro chico, tengo celos, celos” —canturrea Nico.
—Nico, cierra la boca por favor. No estoy celoso.
—“Celos de tus manos cuando abrazas a otro chico, tengo celos, celos.”
—¡¡Nicolás!!
—Buena ya, ya. Perdona. Pero debes admitir que es divertido.
—No es divertido. —digo, fastidiado.
—Lo es porque te estas muriendo de celos. ¿O acaso vas a decirme que no estas ni un poquito celoso de que Eleanor este saliendo con ese chico?
—No están saliendo. Son amigos. Es una salida como amigos.
—Sí claro. Y yo soy virgen y además me gustan los hombres. —cruzó sus brazos y los puso sobre la barra—.
Eleanor —¿Segura que estarás bien si te dejo aquí? —preguntó Dani, algo inquieto. —Claro que sí. Aún quedan autobuses para ir a casa y no es justo que me acompañes hasta la mía porque ya no habrá autobuses para que regreses tú a la tuya. —Pero en verdad no me molesta, me sentiría más a gusto sabiendo que te lleve a casa y no te deje sola aquí. —No sigas insistiendo —reí posando mi mano en su hombro—. Anda ve yendo ya que tu autobús ya viene. —Pero... —Ningún pero. Anda ya. —Bien, tú ganas —dio media vuelta para irse pero dio otra media vuelta para regresar conmigo—. Me la pase bien hoy, fue di
Blake "—Esto te pasa por seguir comportándote como una perra. —mencionó, mientras seguía clavando en su brazo los cristales de la botella que acababa de romper solo para hacerlo. —Por favor, detente. Me duele. —solloza una Eleanor de 6 años. ¿Yo gritaba? Claro que lo hacía. Pero de mi boca, aunque la abriera, no salían las palabras. Y como siempre no podía moverme, solo estaba parado en la esquina siendo testigo de la horrible escena. Perdí la cuenta de las veces que intente cerrar los ojos, hasta que por un momento pude hacerlo, la imagen desapareció y me sumí en la oscuridad. Estuve a punto de soltar un suspiro de alivio antes de que una fuerza inexplicable me hiciera abrir los ojos de golpe.
Lo único que era capaz de sentir era el frio metiéndose por cada poro de mi cuerpo. Eso, junto a la lluvia que empapaba toda mi ropa.Había perdido total sentido del tiempo al salir de donde vivía.¿Ya era de día? ¿O aún era de noche? ¿Dónde estaba? ¿Cómo llegue hasta aquí? ¿Por qué seguía bajo la lluvia? ¿Y mi teléfono? ¿Lo había dejado o estaba en uno de mis bolsillos?Era como si todos mis sentidos hubieron huido de mí, dejándome sin nada, quizás solo con el sentido del tacto, porque seguía sintiendo como el agua me empapaba más de lo que ya estaba, además del frio.No podía sentir nada más a parte de esas dos cosas.Ni siquiera pude distinguir a la sombra que se puso frente a mí, parecía una simple mancha. Tampoco podía oír
Blake—¿Qué? —preguntaron a la vez Nico y ella.Estaba claro que esperaban que lo dijera en broma. Pero yo hablaba enserio. Demasiado enserio.Su mirada saltona me transmitía la idea de que pensaba que había perdido la cabeza.Sin duda la perdería si permitía que volviera a ese lugar, o que se fuera a un motel.La deje sola por cinco años, no planeaba dejarla sola en esto.Aun sentía ira en mí, la sentía a través de mis venas y las ganas de golpear algo, y si fuera a alguien mucho mejor, seguía intacta.Era la misma ira que viajaba por mi cuerpo entero en el pasado, la misma ira que me trajo problemas debido a peleas, incluso con Eleanor.Claro está que me contuve por el momento, pero no era capaz de responder si Eric, el padre de Eleanor, le ponía una mano encima.—No puedo quedar
Blake—¡Blake! —volvió a gritar Eleanor mientras seguía repartiendo golpes a los chicos que se lanzaban a mí—. ¡¡BLAKE!!No podía detenerme, la adrenalina me llenó por completo que ni siquiera sentía dolor en mis nudillos, mucho menos me dolían los golpes que alcanzaban a tocarme. Ese era el efecto de la adrenalina en mi cuerpo.No recordaba que golpear se sintiera tan bien.***Un par de horas antes…—Cuenta ya. Quiero todos los sucios detalles —pidió subiendo y bajando las cejas.—Que solo hemos dormido y ya.—¿Me crees idiota? —lo mire con la ceja alzada—. No contestes. Nadie duerme solo en una cama.—Pues para tu información, nosotros sí –dije guardando mis cosas en la mochila.Salí del aula esc
EleanorDespués de haber visto tal escena cualquier habilidad de hablar se extinguió.Solo me aleje con la esperanza de que nadie me siguiera, y así fue.Camine sin ser consiente de hacia dónde me dirigía por lo que parecieron horas, en cierto momento llego a una parada de autobús y subí al primero que paso.No me importaba a donde podía llevarme, ni siquiera podía pensar nada que no fuera en Blake, el que presencié esta noche. El viejo Blake.La manera en la que respiraba tan agitado, sus hombros y pecho subiendo frenéticamente; esa mirada en sus ojos, sus nudillos cubiertos de sangre ajena y de la suya, su cara demacrada con heridas. Su voz… tan fría y ansiosa por… seguir golpeando.Era como volver al pasado. El pasado oscuro de Blake con las peleas.Un escalofrió me recorrió desde la espalda baja
Blake—El imbécil tuvo suerte de que no le partiera la cabeza.—Blake —dice Eleanor soltando un bufido—. No me gusta que hables así.—¿Y cómo quieres que reaccione después de…? —me pase una mano por los rizos ofuscado.Ayer ninguno tenía la estabilidad para tener esta conversación, pero hoy, no había excusas.-—No te estoy diciendo que estas mal al reaccionar así. Lo único que te digo es que no me gusta que hables así, es como si…Cuando la vi a los ojos supe a que se refería.—Lo siento —me separe de la pared dando unos pasos hacia ella—. No debí referirme así pero estoy tan… enojado.—Ya paso. —dice sin importancia.—No Eleanor. —hable con autoridad—. No quieras dejarlo así. Yo no
Blake—Así que aquí es donde trabajas —asiente Nico observando el pequeño escritorio de Eleanor.—Deja ahí —regaña cuando ve que comienza a tocar unos papeles.No prestaba mucha atención a su conversación pues mi cabeza estaba centrada en otras cosas.De hecho, desde que salimos del departamento no he hablado con nada más que no fueran monosílabas cuando alguno pedía mi opinión.—¿Blake? —no quería verla pero no pude evitarlo más cuando sentí como enroscaba sus dedos alrededor de mi brazo—. ¿Estás bien?La mire fijamente, y la imagen de ella arrinconada en la pared de ladrillos me hizo ver todo rojo, intente disimularlo lo mejor que podía mirando hacia otro lado.—Sí. Tengo que irme.No le eche otra ojeada porque si la mirab