Blake
"—Esto te pasa por seguir comportándote como una perra. —mencionó, mientras seguía clavando en su brazo los cristales de la botella que acababa de romper solo para hacerlo.
—Por favor, detente. Me duele. —solloza una Eleanor de 6 años.
¿Yo gritaba? Claro que lo hacía. Pero de mi boca, aunque la abriera, no salían las palabras. Y como siempre no podía moverme, solo estaba parado en la esquina siendo testigo de la horrible escena.
Perdí la cuenta de las veces que intente cerrar los ojos, hasta que por un momento pude hacerlo, la imagen desapareció y me sumí en la oscuridad. Estuve a punto de soltar un suspiro de alivio antes de que una fuerza inexplicable me hiciera abrir los ojos de golpe.
Lo único que era capaz de sentir era el frio metiéndose por cada poro de mi cuerpo. Eso, junto a la lluvia que empapaba toda mi ropa.Había perdido total sentido del tiempo al salir de donde vivía.¿Ya era de día? ¿O aún era de noche? ¿Dónde estaba? ¿Cómo llegue hasta aquí? ¿Por qué seguía bajo la lluvia? ¿Y mi teléfono? ¿Lo había dejado o estaba en uno de mis bolsillos?Era como si todos mis sentidos hubieron huido de mí, dejándome sin nada, quizás solo con el sentido del tacto, porque seguía sintiendo como el agua me empapaba más de lo que ya estaba, además del frio.No podía sentir nada más a parte de esas dos cosas.Ni siquiera pude distinguir a la sombra que se puso frente a mí, parecía una simple mancha. Tampoco podía oír
Blake—¿Qué? —preguntaron a la vez Nico y ella.Estaba claro que esperaban que lo dijera en broma. Pero yo hablaba enserio. Demasiado enserio.Su mirada saltona me transmitía la idea de que pensaba que había perdido la cabeza.Sin duda la perdería si permitía que volviera a ese lugar, o que se fuera a un motel.La deje sola por cinco años, no planeaba dejarla sola en esto.Aun sentía ira en mí, la sentía a través de mis venas y las ganas de golpear algo, y si fuera a alguien mucho mejor, seguía intacta.Era la misma ira que viajaba por mi cuerpo entero en el pasado, la misma ira que me trajo problemas debido a peleas, incluso con Eleanor.Claro está que me contuve por el momento, pero no era capaz de responder si Eric, el padre de Eleanor, le ponía una mano encima.—No puedo quedar
Blake—¡Blake! —volvió a gritar Eleanor mientras seguía repartiendo golpes a los chicos que se lanzaban a mí—. ¡¡BLAKE!!No podía detenerme, la adrenalina me llenó por completo que ni siquiera sentía dolor en mis nudillos, mucho menos me dolían los golpes que alcanzaban a tocarme. Ese era el efecto de la adrenalina en mi cuerpo.No recordaba que golpear se sintiera tan bien.***Un par de horas antes…—Cuenta ya. Quiero todos los sucios detalles —pidió subiendo y bajando las cejas.—Que solo hemos dormido y ya.—¿Me crees idiota? —lo mire con la ceja alzada—. No contestes. Nadie duerme solo en una cama.—Pues para tu información, nosotros sí –dije guardando mis cosas en la mochila.Salí del aula esc
EleanorDespués de haber visto tal escena cualquier habilidad de hablar se extinguió.Solo me aleje con la esperanza de que nadie me siguiera, y así fue.Camine sin ser consiente de hacia dónde me dirigía por lo que parecieron horas, en cierto momento llego a una parada de autobús y subí al primero que paso.No me importaba a donde podía llevarme, ni siquiera podía pensar nada que no fuera en Blake, el que presencié esta noche. El viejo Blake.La manera en la que respiraba tan agitado, sus hombros y pecho subiendo frenéticamente; esa mirada en sus ojos, sus nudillos cubiertos de sangre ajena y de la suya, su cara demacrada con heridas. Su voz… tan fría y ansiosa por… seguir golpeando.Era como volver al pasado. El pasado oscuro de Blake con las peleas.Un escalofrió me recorrió desde la espalda baja
Blake—El imbécil tuvo suerte de que no le partiera la cabeza.—Blake —dice Eleanor soltando un bufido—. No me gusta que hables así.—¿Y cómo quieres que reaccione después de…? —me pase una mano por los rizos ofuscado.Ayer ninguno tenía la estabilidad para tener esta conversación, pero hoy, no había excusas.-—No te estoy diciendo que estas mal al reaccionar así. Lo único que te digo es que no me gusta que hables así, es como si…Cuando la vi a los ojos supe a que se refería.—Lo siento —me separe de la pared dando unos pasos hacia ella—. No debí referirme así pero estoy tan… enojado.—Ya paso. —dice sin importancia.—No Eleanor. —hable con autoridad—. No quieras dejarlo así. Yo no
Blake—Así que aquí es donde trabajas —asiente Nico observando el pequeño escritorio de Eleanor.—Deja ahí —regaña cuando ve que comienza a tocar unos papeles.No prestaba mucha atención a su conversación pues mi cabeza estaba centrada en otras cosas.De hecho, desde que salimos del departamento no he hablado con nada más que no fueran monosílabas cuando alguno pedía mi opinión.—¿Blake? —no quería verla pero no pude evitarlo más cuando sentí como enroscaba sus dedos alrededor de mi brazo—. ¿Estás bien?La mire fijamente, y la imagen de ella arrinconada en la pared de ladrillos me hizo ver todo rojo, intente disimularlo lo mejor que podía mirando hacia otro lado.—Sí. Tengo que irme.No le eche otra ojeada porque si la mirab
Eleanor*ESTE CAPITULO PUEDE CONTENER ESCENAS O LENGUAJE FUERTES PARA ALGUNOS LECTORES.*—Definitivamente has perdido la cabeza —habla Nico mirándome mal.—Él dijo que no permitiría que fuera sola, y no estoy yendo sola Nicolás.—Él se refería a que él te acompañara Eleanor.—Él nunca específico eso —digo haciéndome la desentendida. Nico solo se resignó a mirarme mal.Sí, no era la mejor de mis ideas pues era de noche pero ya no podía seguir así, necesitaba mis cosas.Así que le pedí a Nico que me acompañara al lugar menos deseado del planta mientras Blake trabajaba, no puso objeción alguna solo hasta que le dije a dónde íbamos después de subir al autobús.—E
Eleanor Mis manos inertes sobre mis piernas, cubiertas de sangre seca. Mis piernas entumecidas. Supongo que ya había pasado tiempo desde que me senté en esta silla y me quede viendo fijamente a la pared blanca. Tome una respiración, llenando mis pulmones de aire con aroma a fármacos. Siempre he odiado el olor de los hospitales. Sentía la cara seca, quizás por las lágrimas, o alguna mancha de sangre. Me estremecí ante el recuerdo de su mano acariciando mi mejilla antes de desplomarse por completo. Las lágrimas volvieron a hacer acto de presencia y sin importarme nada, deje que fluyeran. Había perdido la cuenta de las veces que tenía llorando en silencio. Deje de ver la pared para mirar mis manos. Toque la sangre seca que había entre mi dedo índice y pulgar. Esta ya está rasposa. —¿Necesita que la revisen señorita? —preguntó quién supuse era una enfermera por los zapatos. Yo solo