Blake
Introduje la llave en la cerradura de la puerta de mi departamento para abrirla y por fin descansar.
Eran pasadas las 12:00 de la noche. Hoy había terminado mi turno en el bar más temprano de lo usual, lo cual agradecía, ya que desde la noche de mi charla con Nico las pesadillas volvieron y no he podido descansar desde entonces.
Lo único que quería hacer era recostarme y no despertar hasta mañana, solo esperaba que fuera posible y las pesadillas no hicieran acto de presencia esta noche.
Pero al cruzar el umbral de la puerta algo inesperado me recibió.
—¡¿Nico?! —exclame al verlo echado en mi sofá con golpes por toda la cara.
—Blake —me llama a duras penas antes de contraer el rostro en una mueca de dolor, sujetándose por las costillas.
Solté cualquier cosa que tuviera en la mano y me acerque r&aacu
EleanorLa cólera invadió de un momento a otro la mirada de Blake.«Anda Ellie, no te comportes como una perra.»Esas malditas palabras dichas por Bruno se repetían una y otra vez en mi cabeza, como un eco sin fin.Mantuve mi vista fija en Blake, no la aparte, quería ver su reacción.Desde el principio no planeaba contarle esa parte, así como tampoco planeo decirle quien es la persona que había provocado el desastre de hoy.Respecto a lo primero, simplemente no pude evitarlo.Sentía que tenía que decirlo, que tenía que decírselo para desahogarme como muchas veces lo hice en el pasado, y para que él después me abrazara en un acción para que no siguiera llorando.En el fondo, pues no lo admitiría en voz alta, anhelaba eso. Y por solo pensarlo quería golpearme.
Blake 2 Semanas Después Las cosas en la vida nunca suelen estar del todobien,ya sean grandes o pequeñas acciones que intervengan en poder lograrlo. Sin embargo, existen momentos en que parece que las cosas están bien: un momento de calma; pero de igual forma no hay que ignorar que solo es unmomento, ya que tarde o temprano las cosas volverán a no estar bien. Dos semanas han pasado desde que entre a mi departamento y encontré a Nico y a Eleanor heridos de maneras distintas. Nico, al día siguiente, me relato lo que pasó desde su perspectiva e incluso me dijo quién fue el causante: resulto siendo el mismo chico
Eleanor «¿Estoy dispuesta a perdonar a Blake?» Sí lo estoy. Quiero perdonarlo. No he olvidado todo lo que paso entre nosotros, pero un parte de mí está cansada de luchar contra él. Estoy cansada de fingir que no importa su cercanía cuando por dentro, cada vez que está conmigo, desearía que las cosas fueran como antes de que tuviéramos un año lleno de mierdas: con peleas por parte de ambos, por discusiones sin sentido, por arrebatos, etc. Quiero retomar las charlas, las bromas, las risas, la muestras de afecto en privado. Todo. Extraño cada detalle, sin excepciones. Es por eso que, ahora, simplemente me canse de luchar.
Eleanor —Sigo sin entender porque todos los días sales del edificio de los profesores. Puse los ojos en blanco ante la milésima ocasión en la que Blake preguntaba lo mismo durante esta semana. —Entiende que no es de tu incumbencia. —y repito lo mismo que le he dicho cada una de las veces que pregunta. Blake seguía sin la más remota idea de que trabaja como secretaria en el edificio, o de que trabaja, en general. Algunas veces pasaba por mi cabeza que quizás ya lo sabía y solo estaba esperando a que yo misma se lo contara, quien sabe. Aun así, no me sentía cómoda contándoselo, no aún. Y ni siquiera tenía un por qué fijo.
Nicolás —¡Estaba enojado! —exclama Blake, colocando con fuerza el vaso contra la barra—. El imbécil se merecía una buena paliza y ella no me permitió dársela. Y luego comenzó a decir sandeces, por eso explote contra ella. Puse los ojos en blanco. Blake llevaba quejándose de Eleanor desde que aparecí por la puerta del local hace más de una hora. —Deja de quejarte hombre. Está bien, te entiendo, el tipo se merecía una paliza porque mira —hice una seña con la mano refiriéndome a mi cara— Golpear esta hermosa cara tiene un precio. Blake me lanzo una mala mirada antes de marcharse al otro lado de la barra para atender a un nuevo grupo de personas que acababa de llegar.
Eleanor Está bien. Él estaba bien. No pude evitar abrazarlo cuando lo tuve de frente y lo vi de pie, en una pieza. Enterré mi cara en su cuello; abrazándolo, abrazando su aroma, abrazando la idea de que estaba bien y Nico solamente me había mentido. Los brazos de él permanecieron estáticos a sus costados, pero cuando recayó de vuelta en la realidad me envolvió la cintura por completo con ellos. Apretándome más contra él. «Está bien. Él estaba bien.» No podía sentirme más relajada, mis músculos destensándose cuando Blake me acaricio el cabello. Todo el camino fue una tortura, me imaginaba la peor de las situaciones. Obviamente a esta hora no había autobuses y tuve que caminar/correr para llegar cuando no conseguí un taxi.
Blake Cuando vi una lagrima resbalando por su mejilla quise acercarme, pero me abstuve. —Me odio por lo que te hice. Me aborrezco. No supe valorar lo único bueno que tenía en mi vida. —Basta. —abrió los ojos y lo que vi, rompió aún más los pedazos dentro de mí—. No puedo con esto, quería intentarlo, pero no puedo. Perdón. Me dio la espalda para dirigirse a la puerta, pero fui más rápido que ella y bloquee su camino. —No, Eleanor, tenemos que hablar de esto, es necesario para arreglar las cosas. —¡Pero yo no quiero arreglar nada! —rugió—. ¡No quiero tenerte en mi vida! No quiero Blake, es así de simple y lo será más cuando lo aceptes. —Pues lamento decirte que no saldré de tu vida tan fácil. Cometí el error de hacerlo hace c
Eleanor —Estamos jodidos, lo sabes. —comento contra su hombro. Suelta una pequeña carcajada antes de darme otro apretón en la mano que tenía sujeta y seguir acariciando mi cabello con la otra. Claro que él lo sabía. Ambos siempre lo hemos sabido. —Perdón por insultarte, por agredirte, por ser un patán, por no cumplir mi promesa, por no estar ahí contigo, perdón por todo —dijo besando mi coronilla con cada disculpa. —Perdón por insultarte, por usar cosas de tu vida, por culparte de lo que me sucedió, por provocarte pesadillas, perdón por todo. —Tú no tienes la culpa de mis pesadillas. —Aun así no puedo evitar sentirme culpable, mucho menos después de decirte lo de mis… —levanto mi cabeza de su hombro para mirarlo y hacer una