CAPÍTULO 13
No doy crédito a lo que mis ojos ven. Mi cuerpo es un manojo de nervios. No sé cómo reaccionar ante un caso así.
Es como si me hubiese congelado al ver a Amenadiel, sentado en el suelo con sus piernas flexionadas y sus codos apoyados en sus rodillas. Tiene las manos en el rostro y no distingo si está insultando a Dante o llorando el silencio.
Me acercó a él y me siento a su lado. Dejo caer mi cabeza en su hombro.
CAPÍTULO 14Toqué la puerta, expectante. Mis manos sudaban.Amenadielpermanece a mi lado. Desvió mi rostro hacia mi izquierda donde él está y lo encuentro mirándome.Me regala una media sonrisa y vuelve la mirada hacia el frente.—Si tengo el rostro sucio debes decírmelo —le digo, ruborizándome.
Capítulo 15. Scarlett, la hija de Max y Ada, trenza mi cabello frente a un escritorio del cual sale un espejo. Es una habitación para invitados bastante completa. Aunque desconozco la profesión de mi hermano Max, realmente sé que tiene una casa super costosa. Pero bueno, los hijos de dioses tienen el privilegio de estar con familias adineradas. Me ha obligado a sentarme y a que me quede quieta. Como su tía cederé a lo que me pida, supongo. Llevo aún puesta la camisa con el logo del hotel de mi hermano, la cual ahora permanece seca luego de mojarla con mi pelo húmedo. Scarlett, la pelirroja más bonita que vi, parece concentrada en lo que hace. Sus suaves y delicadas manos danzan
CAPÍTULO 16Amenadiel da un paso al frente y camina hacia él con una impotencia contagiosa. Dante le hace frente y le sonríe, esperando que lo ataque alzando su cuchillo. Pero la velocidad de Amenadiel es más potente cuando le lanza un puñetazo que viaja directo al centro de su rostro, causando que Dante caiga de bruces al suelo.—Están atacando a mis padres y a mis tíos en la planta baja, hay incontables dioses que quieren matarlos —llora Scarlett, aterrada.—Enciérrate con llave en la habitación, pase lo que pase no le abras a nadie —le digo, sin sacar los ojos de Dante.Ella hace lo que le digo y se escabulle en la habitación de invitados.
CAPÍTULO 17Están destrozando la casa mi hermano. Hay gritos y jadeos de dioses furiosos en plena lucha. Pero a pesar del ruido me siento aturdida, mareada, como si no estuviera allí realmente. Me aferro al barandal al bajar.¿Dante fue capaz de mentirme con una cosa así en su lecho de muerte? ¿Por quéAmenadielno lo negó? ¿Por qué Dante se entregaría a mí por él? Ahora empiezo a comprender la desesperación deAmenadielal principio para que no matara a Dante. Ahora entiendo por qué me regaló una fantas&i
CAPÍTULO 18Degollados. El césped manchado de sangre. Dioses asesinándose los uno a los otros con tal magnitud que presiento que abra muchas almas en el Inframundo a las cuales recibir. La violenta masacre entre dioses del Olimpo que están a favor y en contra del mandato de Zeus. Es una situación que no se ha visto en años.Con las dagas profanadas de Darla apuñalo a los que son parte del ejército de Zeus gracias a varias diosas más. A varias de estas les falta algún brazo o se han quedado ciegas de un hijo. Típico castigo de un dios injusto. CAPÍTULO 19.Una hora después del comienzo de un desastre, Aria se ha aislado en una de las habitaciones de la mansiónVoelklein. Cae el atardecer y todos los cuerpos divinos se esfuman deljardín, como si nada hubiera pasado.Son seres que no pertenecen al plano terrenal.Cabe mencionar que cuando un dios muere, su cuerpo y alma al ser Capítulo diecinueve
CAPÍTULO 20Amenadiel realmente estaba entusiasmado por seguirme a donde sea y lo entendí al ver sus ojos brillantes ante su insistencia por venir conmigo al Inframundo. Tragué con fuerza. Menee la cabeza, confundida.Estaba descolocada. Ningún hombre había sido capaz de seguirme a cualquier sitio, incluso bajo los efectos del vino de cupido.Entonces comprendí que él realmente me amaba como sus palabras lo pronunciaban. Alguien así, tan seguro de ir contigo hasta el fin de mundo, no debe perderse.—¿Renunciarías a tu sangre celestial por mí? —le pregunto con un hilo de voz, acongojada.—Renuncié al cielo para perderme en el infierno por ti desde el día en que te conocí. Supe allí que estaba perdidamente jodido, Aria.Tomo ambos lados de su rostro y sello lo que siento estampando mis labios co
CAPÍTULO 21El sueño no vino a mí como tanto hubiese deseado en un día difícil como aquel. Amenadiel descansó por varias horas, recostado en la cama junto a mí.Quería acompañarme en aquel desvelo quedándose sentado con almohadas en su espalda, pero el sueño le ganó y terminó dormido con los brazos cruzados y la cabeza agachada.El amanecer daba comienzo en la habitación de invitados de mi hermano. Tenía el cuerpo entumecido, aún me dolía horrores la nariz y el tajo en el brazo no paraba palpitarme.Había vivido demasiadas cosas en tan poco tiempo.La muerte de mi primer primogénito no había dolido demasiado porque no había logrado obtener una conexión con él. O ella. Pero me afecta saber que mi primer hijo fue un alma que se instaló en mi vientre y como lo hizo se marchó, volviéndose efímero en un destino cruel.Conoció lo que era dejar de existir antes de que yo lo supiera.Vino para m