CAPÍTULO 6
ARIA.
Abro la puerta de mi habitación de par en par con una sonrisa de labios cerrados. Me paseo por los pasillos del palacio con gran satisfacción irradiando mi pecho.
Mi vestido largo y blanco se desliza por el suelo inmaculado.
Cada tanto veo pasar a alguna que otra dama de
CAPÍTULO 7Hijos de Cupido, Afrodita, Apolo, Poseidón y Hestia se encontraban discutiendo en voz alta en el despacho privado de la familiaVoelklein.El ambiente era tenso, incomodo y el tono alto vibraba contra las paredes para aturdir lo suficiente aAmenadiel, quien se había encontrado con semejante reencuentro de más de treinta semidioses preocupados y al borde de la colera por todo lo que se aproximaba.Palabras como guerra, venganza y
CAPÍTULO 8Minutos antes...ARIA.—Estás loca si crees que te entregaré a Dante y regresaras a la tierra—logra decir Hera mientras está pronto de serasfixiadapor mi brazo que rodea su cuello —. Admiro tuvalentíapor querer matarme, pero eres unaestúpidaque se arrepentirá —mira a mi madre —. Pedazo de hija tetraíasescond
Capítulo 9.AUTORA.Sí, aparece mi voz finalmente. Juguemos con el narrador un poquito.El temblor de los árboles y el aleteo desesperado de los pájaros hizo comprender a todos, con gran temor e incertidumbre, que el enfrentamiento contra Zeus estaba a la vuelta de la esquina.Los dioses y semidioses, de
CAPÍTULO 10ARIALlevo el vestido que tenía puesto la misma noche en la que me asesinaron. En la que pusieron un punto final a lo que se suponía que debía ser el comienzo de algo.Si bien el vestido era negro era imposible no. Notar la gran mancha de sangre seca que se esparcía por el vientre hasta el inicio de mis pechos. CAPÍTULO 11.Amenadiel.Mientras el mundo promete venirse abajo en el jardín de un millonario, yo salgo corriendo a la sala principal donde MattVoelkleinha pegado el grito en el cielo.Por poco tropiezo con la alfombra en cuanto llego corriendo a la sala. Mis muslos chocan con el respaldo del enorme sofá blanco. El corazón me late con fuerza. CAPÍTULO 12ARIA.Mi reacción fue cerrarle la puerta en la cara a la señora que trabaja en el hotel. Supongo que acabo de entrar en shock. Soy una joven amable, ese comportamiento no es digno de mí, pero supongo que esto es una excepción.Palidezco. Mi rostro de pronto se siente frio y tengo la sensación de que el suelo está a kilómetros de distancia. Estoy mareada. CAPÍTULO 13No doy crédito a lo que mis ojos ven. Mi cuerpo es un manojo de nervios. No sé cómo reaccionar ante un caso así.Es como si me hubiese congelado al ver aAmenadiel, sentado en el suelo con sus piernas flexionadas y sus codos apoyados en sus rodillas. Tiene las manos en el rostro y no distingo si está insultando a Dante o llorando el silencio.Me acercó a él y me siento a su lado. Dejo caer mi cabeza en su hombro.Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
CAPÍTULO 14Toqué la puerta, expectante. Mis manos sudaban.Amenadielpermanece a mi lado. Desvió mi rostro hacia mi izquierda donde él está y lo encuentro mirándome.Me regala una media sonrisa y vuelve la mirada hacia el frente.—Si tengo el rostro sucio debes decírmelo —le digo, ruborizándome.