Mientras entrabamos aun sentia toda la tension de lo que habia pasado anteriormente. En el vestíbulo de su hogar, la luz apenas alcanzaba a iluminar el espacio, sin embargo, él se encontraba presente, mostrando en su rostro una evidente inquietud. Experimentaba cierta incomodidad a causa del bofetón que habia recibido por parte de mi padre, el cual aún me quemaba la mejilla, recordándome la dolorosa disputa que habíamos tenido. Con una mirada llena de intensidad, Derek me llevó hacia la sala. Se sentó más cómodamente en la silla y, con decisión, busco una bebida helada estuviera preparada en su nevera. Con tono serio, expresó: —Permíteme echar un vistazo —mientras intentaba disimular la inquietud latente en sus palabras. A medida que se aproximaba, mi corazón comenzó a latir más rápido. Tomé asiento en el extremo del sofá, tratando de mostrar coraje, mientras él agarraba el hielo de la bebida y lo envolvía en una tela. —No te preocupes, realmente me encuentro bien— traté de restarle
Nuestra cercanía era tan asfixiante que resultaba delirante. Su proximidad era tal que percibía el calor que desprendía su cuerpo. Su mirada, sombría y profunda se clavaban en la mía con una fuerza que me hizo estremecer por unos momentos—Derek, tu mirada me dice que tienes algo en mente—hablaba en un leve murmullo—así que mejor habla.—Si tengo algo en la mente, se que sonara insistente pero déjate llevar por mí gatita —susurro, acercándose más, su aliento tibio rozando mis labios. Era una invitación, un reto que erizaba cada fibra de mi ser. Pero en mi interior, algo se rebelaba.—No —logré articular, aunque mi voz sonaba como un eco lejano, confrontada con las llamas que amenazaban con consumirme. Todo mi cuerpo peleaba en contra de mi raciocinio. Mis piernas rogaban por dejarlas ser queridas por sus labios algo que me hizo carraspear.Así fue que, de pronto, la separación entre nosotros desapareció de manera fugaz.—Eloise lo siento mucho—acezaba levemente sin dejarme el poder re
Derek MontenegroMe bajaba del coche en medio del camino estrecho y oscuro, rodeado de árboles que parecen intentar asfixiarme con sus brazos nudosos. El conductor del auto se bajaba junto a mí, dejando ver un rastro de respeto en su mirada. Ambos caminabamos con lentitud hacia donde nos estaban esperando.En aquel rincón remoto, el ambiente se sentía denso, solo interrumpido por el susurro de las hojas agitadas por un viento frío. Avancé con determinación, escuchando el eco de mis botas golpeando el suelo mojado como una señal de precaución. Mis acompañantes aguardaban con sus miradas frias, sin sentimientos, eran perros de caza listos para acabar a mi minima orden. Mi paciencia se agota rápidamente ante la falta de habilidad, y en el día de hoy, estaba decidido a corregir cualquier fallo.Entrabamos a una cabana solitaria, la madera un poco desgatada además de que el sonido del viento la hacia sentir mas tétrica. Escudriñaba al hombre sujeto a una silla en un lugar desolado, con un
El ruido que producía el chico al teclear en su ordenador era una distracción ideal que alimentaba mi enojo. La manera tan ineficaz con la que me ignoraba me hacía plantearme si eso era parte de su protocolo en su empresa.—Señora ya le he dicho previamente de que no es posible proporcionar detalles sobre la presencia de su esposo en el hotel. —El joven explicó con calma— esa información es confidencial y debe respetarse la privacidad del cliente. Mientras tanto, seguía concentrado en la pantalla de la computadora, como si estuviera familiarizado con este tipo de situaciones. Llevaba unas uñas acrílicas las cuales hacian un estrepitoso sonido de tamboreo mientras toqueteaba en el escritorio de madera. Había arribado rápidamente al hotel de dos estrellas en California. ¿Cómo descubrí la presencia de mi esposo allí? De manera sencilla, coloqué un dispositivo de rastreo en su vehículo cuando este empezó a tener un comportamiento muy inusual hacia mí. Durante tres años de matrimonio, t
Después de medio año, viví seis meses intensos en los que mi expareja, quien solicitó me divorcio estando en prisión. El y su amante me denunciaron por diferente crímenes que debía estar más tiempo, pero la cereza del pastel fue mi padre Salvatore Rossi. Robo agravado, asesinato de un feto, vandalismo, maltrato intrafamiliar y trauma emocional, esa mezcla tan desafortunada me llevó aproximadamente medio año tras las rejas. ¿La parte más difícil de todo? El logró obtener un abogado financiado por ¡Mi padre! con el objetivo de arrebatarme todo. Al mencionar "todo", me refiero an mis bienes, mi posición en la empresa, los fondos que habíamos reunido, mi participación en el negocio de mi padre ¡Todo! Había sido abandonado en la calle sin un solo centavo. Lo positivo era que finalmente iba a poder salir, mi padre finalmente había decidido sacarme de esa horrible prisión infernal. Una de las guardias, de las pocas que se mostraron amables conmigo, me entregó mis pertenencias. Expresé mi a
—Ya volviste Eloise —comento Allana de manera burlesca al verme entrar al pasillo. Mire toda la casa, había sido cambiada completamente al igual que el personal. Antes, mi hogar lucía una decoración tan refinada que resultaba un deleite visual extraordinario, pero ahora es aburrida, convencional y juvenil. Se asemejaba al tipo de creaciones que una niña de siete años que empieza a hacer cuando se le permite ser "imaginativa". —Si la manera en que decora piensas, déjame decirte que te faltan un par de neuronas —comentaba con desden con mis llena de ironía al ver la pared de rosa fucsia junto al sofá naranja de la entrada, solo de verlo me pedía salir huyendo. —Serás...—susurro aquella rubia, pero se detuvo al ver a Trevon salir desde una de la habitación. —Eloise, ya llegaste —comento con una enorme sonrisa. A pesar de su deseo de evitar mi presencia, mi padre debió haberle ofrecido algo para que actuara como si nada hubiera ocurrido. Realmente, a mi padre le resultaba beneficioso
La luz tenue y parpadeante de la oficina de Derek contribuyó a crear un ambiente de tensión palpable en la habitación, generando una atmósfera cargada de incertidumbre y misterio. Miré detenidamente por la ventana, observando con detenimiento la majestuosidad de la ciudad de pleno dia, mientras mi mente analizaba minuciosamente cada detalle de la estrategia que estaba a punto de ejecutar. Sabía perfectamente que lo que estaba a punto de proponerle a Derek era un riesgo considerable, pero el profundo sentimiento de rencor hacia mi exmarido, quien me había abandonado en esta situación tan desigual e injusta, era tan abrumador que superaba con creces cualquier atisbo de temor que pudiera surgir en mi interior.Me debí de haber visto increíblemente provocativa y llamativa, con mi deslumbrante vestido rojo ceñido que resaltaba y realzaba mis curvas femeninas. Cuando me di la levanté mi mirada y me encontré con la mirada de Derek, pude vislumbrar sus ojos profundos y su gesto relajado prov
La tienda de joyas resplandecía con un brillo casi fascinante. Mientras exploraba entre collares y pulseras, intentaba hallar una pieza que reflejara el remolino de emociones que me invadía. Jamás había pensado que sería tan difícil adquirir un anillo de compromiso falso. Sin embargo, me encontraba en el umbral de dar por concluido un episodio sin sentido en mi vida, impulsada por la angustia de no querer cargar más con el peso de tener que sufrir al lado de Trevon.Derek se materializó a mi lado, como una silueta que se acentuaba con cada palabra que decía. Con una mirada profunda y misteriosa, sus ojoszafiro guardaban secretos que seguramente nunca llegaría a contar. Su voz, un suave susurro, me envolvió mientras señalaba un anillo con un diseño intrigante: —Este sería ideal. Atractivo, pero con un toque enigmático. Igual que tú. Observé de reojo mientras cruzaba los brazos sobre mi pecho, mostrando una actitud defensiva. —No he venido a divertirme con acertijos, Derek. Necesito ad