Gracias a los contactos que aún tengo de mis apuestas, consigo la dirección de Arlette y cuando me percato de que ahora vive en una zona exclusiva, aprieto mis manos en puños. Ella y la desgraciada de su madre viven una vida de millonarias, mientras que yo debo de esconderme para evitar a mis acreedores.Desde hace un par de días he estado observándola y por suerte su rutina siempre es la misma, ella y la estúpida de mi esposa van a terapia, mientras que el vago de Federico hace lo que mejor se le da, ser un parásito para la sociedad. Sale de esa casa y ni idea a donde va.Fiel a su rutina, observo cómo Arlette regresa de terapia y cuando la inepta de Agnes la acompaña, frunzo mi ceño, dado que tendré que modificar mi plan. Se suponía que mi esposa regresaría más tarde.En cuanto entran a la casa, bajo de mi auto, mirando de un lado al otro y gracias a que no hay nadie alrededor, me acerco corriendo y toco el timbre, esperando darles una grata sorpresa.Al cabo de unos segundos la pue
**Este capítulo contiene escenas violentas que pueden ser perturbadoras para algunos lectores. Se sugiere leer con discreción.Me pongo de espaldas para recibir el golpe que seguro el padre de Arlette está por darme, pero este no llega. Me doy la vuelta y cuando veo a Federico, dándole un cabezazo al señor Schiaparelli me quedo helado.Con facilidad lo toma de los hombros para después arrojarlo con cada golpe que le da, sin darle oportunidad de defenderse. Levanta su pierna y la impacta contra sus costillas un par de veces, arrancándole un alarido de dolor al hombre, hasta que una pequeña sonrisa maliciosa aparece en su rostro.—Esto es por Arlette, grandísimo hijo de perra. Y esto —grita antes de darle una patada en la pierna, ante lo cual un pequeño crujido invade la estancia—, es por la señora Agnes.—¡¡Basta, Federico!! —lo interrumpe, la señora Agnes. Sosteniéndolo del brazo.—¿Por qué lo defiende después de todo lo que le hizo? —le recrimina, limpiando el sudor que cae por su ca
—Sí —respondo, observando su reacción—. Tenía pensado pasar a despedirme de ti.—Ya veo —musita, girando su rostro y observando el paisaje.Cuando llegamos a su casa bajamos del auto y una vez adentro me quedo de pie sin saber qué hacer.—¿Está todo bien? —nos cuestiona mi abuelo, alternando su mirada entre uno y otro.—Sí, todo bien —corrobora Arlette, aun sin mirarme a la cara.—Creo que de momento es mejor que se muden a otra casa…—¡No! Aquí estamos bien —le asegura Arlette.—De acuerdo, y ahora aunque no lo desees pondré seguridad para que las cuiden durante algún tiempo. No sabemos si tu padre tenía algún cómplice, por lo que es mejor tener cuidado —sin mucha emoción Arlette asiente y gracias a ello mi abuelo sonríe como cada vez que se sale con la suya.—¿Crees que tu abogado pueda liberar hoy mismo a Federico? —inquiero, observando a mi abuelo.—Sí, Matteo es muy competente y con los antecedentes de ese hombre en Italia podremos demostrar que Fede solo actuó en defensa propia.
Días despuésSubimos al jet del señor Lewis y cuando me percato de que Fede y mi madre buscan cualquier excusa para sentarse lejos de mí, me parece que me están ocultando algo y más cuando el capitán nos avisa que debemos esperar unos minutos más antes de poder despegar.Después de diez minutos alguien se para a mi lado y cuando estoy por levantar la mirada, la voz de Liam me provoca un pequeño escalofrío.—¿Puedo sentarme a tu lado? —me cuestiona sonriendo de esa forma tan única que acelera mi corazón.—¿Q-qué haces aquí? —respondo con otra pregunta y mirándolo con el ceño fruncido.—Ayer hablé con mi abuelo para informarle que regresaría a Italia y me dijo que ustedes también regresaban, así que me ofreció tomar el mismo vuelo. ¿Puedo sentarme junto a ustedes? —insiste.—Sí, está bien —murmuro, lanzándole una mirada fría a mamá y mi amigo, quienes nos observan desde la distancia. Ahora comprendo su actitud de hace un rato.—¿Puedo cargar a nuestro bebé? —pregunta sin dejar de observ
Subo a la habitación y cuando enciendo la luz, lo primero que veo es que le han hecho algunos arreglos. En algunas paredes se aprecian fotos de mi bebé durmiendo plácidamente entre mis brazos o en los de mamá, mientras en otra su nombre forma parte de la decoración. —Creo que mamá cometió una locura al venir —le digo a mi bebé, acomodándolo en su cuna y arropándolo con una manta. Sin saber que más hacer, muerdo mi pulgar y después de pensar que es una insensatez, salgo con mucho cuidado de la habitación y me dirijo a la que Liam y yo compartimos durante muchos meses. Abro la puerta, mirando sobre mi hombro en caso de que Liam decida subir y cuando me percato de que estoy sola me cuelo a la habitación. Enciendo la luz y aunque pensé que tal vez encontraría una habitación irreconocible, lo cierto es que todas mis cosas permanecen en el mismo lugar que las dejé hace meses. Me acerco al clóset y cuando enciendo la luz, veo todas mis prendas como si estuviesen esperando a que las use d
—Y-yo lo lamento, Arlette —masculla con un ligero temblor en su voz—. Nunca imagine que hubieses pasado por todo eso.—Y es comprensible, la única persona que lo sabe es Fede. Mi único amigo, incluso podría decir que es casi mi hermano —respondo al tiempo que tomo una servilleta y limpio mis lágrimas.—Perdóname, Arlette. Te juro que yo…—Por favor, déjame terminar Liam —le pido—, después podrás decirme todo lo que quieras —asiente lentamente y tomando un poco de aire prosigo.»Reconozco que cuando acepté formar una familia contigo debí ser sincera y contarte todo, pero no me atreví por temor a que mi padre me encontrará y no sacar a mamá de ese infierno. Ella prefirió quedarse con él para salvarme a mí, ¿cómo podía dejarla con ese hombre? Y sin pensar en las consecuencias hice lo que consideré más sensato, verme cada cierto tiempo con Fede para saber de mamá y entregarle dinero.»Aunque él no me lo dijera o tratará de ocultarlo, yo sabía que mi padre seguía maltratando a mamá. Ilusam
—No nos perdiste, Liam —le aclaro sin dejar de sostener su mano—, tal vez no era nuestro tiempo de estar juntos, como bien me dijo tu abuelo, ambos necesitábamos madurar y sanar, pero alejados para darnos cuenta de sí en verdad podemos funcionar como una pareja.»Yo no sé lo que es sufrir por una infidelidad, por lo que no puedo comprender el dolor por el que pasaste, pero espero puedas perdonarme por no ser sincera contigo sobre mi pasado y que hayas sufrido al pensar que alguna vez te fui infiel —le pido bajando la mirada.—¿Cómo puedes pedirme perdón cuando yo te lastimé de esa forma y no fui capaz de confiar en ti, sin mencionar que nunca me traicionaste? —me cuestiona, sosteniendo mi cara entre sus manos y obligándome a mirarlo—. Entiendo que no hayas podido confiar en mí cuando nuestro matrimonio no empezó con el pie derecho como muchos otros —cuando ve que estoy por interrumpirlo, cubre mi boca con su dedo y me obliga a guardar silencio—. Si te hace sentir mejor, te perdono, pe
Flashback —¡Maldita sea!, eres tan estúpida y poca cosa que no pudiste lograr que el imbécil de Liam se acostase contigo en ese evento y ahora por tu gran estupidez ya se casó con esa mujer que salió de la nada. No importa que debas de hacer, pero quiero que los separes o de lo contrario atente a las consecuencias —grita mi padre, soltándome una fuerte cachetada que me tumba en el piso y sin darme ni un solo descanso toma el cinturón que le tiende uno de sus gorilas, para después comenzar a golpear mi espalda, obligándome a apretar mis labios, para no soltar ni un solo grito y así lograr que esta tortura acabe lo antes posible.»¡Ni como mujer sirves, inepta! Eres igual que la estúpida de tu madre —continúa insultándome y me parece que solo se detiene hasta que mi cuerpo no aguanta más y colapsa.Cuando vuelvo a abrir los ojos, me encuentro boca abajo en mi cama, seguramente ya el doctor ha curado las heridas que me dejaron los golpes de mi padre. Intento moverme, pero hacer un mínim