Estamos más cerca del final!!
Tocan a la puerta, pero no reacciono. Ya nada tiene ningún significado para mí. Todo lo que habíamos planeado Ethan y yo, ha quedado desbaratado para siempre. —Victoria, por favor, abre la puerta. Ya no quiero saber nada más. Quiero morir, sin él, mi vida ya no tiene sentido. —¡Victoria, abre la m*****a puerta! Mi llanto sale con más fuerza. El dolor se intensifica y aplasta mi pecho con todo su peso. Me aferró a mis rodillas abrazándolas con fuerza, mientras le ruego a Dios de que todo esto se trate de una absurda pesadilla. Suplico para que Ethan aparezca en nuestra sala, con esa maravillosa sonrisa que me derrite y me enamora cada vez más de él. La puerta se abre de un golpe, pero ni siquiera a eso puedo reaccionar. Estoy muerta por dentro, ya no hay un corazón dentro de mi pecho. Le arrebataron la vida en el mismo instante en el que se la quitaron al hombre que amo. —¡Por Dios, Victoria! Un hombre que no reconozco está de cuclillas frente a mí, preocupado, su rostro así lo
Abro los ojos. Siento la boca y la garganta seca, al igual que mucho dolor en el pecho. La claridad de la luz impacta en mis ojos. Inhalo profundo y espero que estos se adapten a la luz para volverlos a abrir. Giro la cara en todas direcciones para buscar a Victoria, pero noto que no estoy en nuestra habitación. ––¿Dónde estoy? Lo menciono para mí mismo en voz alta. El dolor vuelve a punzar en el lado izquierdo de mi pecho. Muevo la mano hasta la zona en la que aprecio el dolor y noto que está cubierta con un apósito. Antes de que pueda tocarme, escucho una voz conocida. ––Estás en el hospital, Ethan. Volteo al percibir que se detiene a mi lado. Es entonces cuando recuerdo lo que sucedió. Me dispararon. ––¿Dónde está Vicky? Mi voz se escucha ronca y débil. Es extraño que ella no esté aquí, sobre todo, después de lo que pasó. Intento levantarme de la cama, pero me lo impide. ––No puedes levantarte, Ethan, tienes que descansar, tu estado es delicado ―exige mi amigo―. Fuiste ope
Esto es mi culpa. Mi pequeño ángel, mi hermosa bendición. Señor, debiste llevarme a mí y darle mi vida a ese pequeño ser que solo vino a este mundo a llenar nuestras vidas de alegría y felicidad. Ahora solo queda ruina y desolación. —Quiero verla, Evans —sigo llorando sin parar―. Suéltame y deja que vaya a llorar junto a mi mujer, por ese ángel que tuvo que partir antes de tiempo. Me observa confuso. —No, Ethan, tu hijo no está muerto. Pudieron detener el sangrado a tiempo. El ginecólogo intervino en el momento indicado para salvar la vida de tu hijo. Tu mujer está de reposo y tiene prohibido levantarse y realizar cualquier esfuerzo que pueda poner en riesgo la vida del bebé. Limpio mis lágrimas y lo miro desconcertado. ―¿Mi hijo está vivo? Asiente en respuesta. Mi familia está completa. ¡Gracias a dios! —Por favor, Evans, quiero ver a mi mujer, necesito estar con ella, aunque sea por un segundo. Niega con la cabeza. —Lo siento, Ethan, pero creo que no será posible, tu condici
Vuelvo al dormitorio para inspeccionar a mi mujer. A pesar de que hay un equipo vigilando el apartamento durante las veinticuatro horas del día, no me confío. La encuentro dormida, así que extraigo la pistola de mi cintura y la guardo en el cajón de la mesita de noche, antes de que ella la note. No quiero asustarla y que se preocupe por ello, no está en condiciones de recibir más sorpresas que puedan afectar de manera negativa su embarazo. Su cuerpo desnudo está enredado entre las sábanas y su larga cabellera rubia se esparce sobre las almohadas como hilos de oro. Muero de deseos por volver a hacerla mía, pero me toca aguantarme hasta que se recupere. Me siento en el borde de la cama y la observo dormir. Sus bellas facciones me hipnotizan de la misma manera que lo hicieron la primera vez que la vi. Sonrío al recordarlo. Su efecto fue fulminante. Caí derrotado a sus pies con una simple mirada. Lo supe casi al instante, ella sería mi debilidad, la única que lograría conquistar mi corazó
Mi piel se eriza y todo mi cuerpo se pone tenso. Este asesino fraguó este macabro plan solo por dinero y poder. ―Esto es mucho más delicado de lo que pensaba, Evans. Me mira, preocupado. ―Eso no es todo, Ethan, ¿estás preparado para escuchar la peor parte de esta terrible historia? Lo miro confuso. ―¿Hay más? Asiento en respuesta. ―En sus planes contemplaba asesinar a Victoria en cuanto contrajera nupcias con ella. Todos los vellos de mi cuerpo se erizan. Un ruido nos hace girar a ambos al mismo tiempo. Veo a Victoria parada en la puerta con el rostro contorsionado y la mano en su boca, debido a que acaba de escuchar lo que estábamos conversando. ―¡Victoria! Grito con preocupación. Esta no era la manera ni el momento para que se enterara de esto. Me levanto de la silla y me acerco a ella para estrecharla entre mis brazos. ¡Maldición! Quería mantenerla al margen de todo y ahora ya no puedo evitarlo. —¿Qué es lo que acabas de decir, Evans? ―pregunta entre sollozos—. ¿Es cierto
Hace tres años cuando sucedió todo. Recuerdo la manera en la que el dolor laceró mi corazón y destruyó toda mi vida. Tenerla en mis brazos y ver como la vida de mi mujer y la de mi hijo se escapaba entre mis manos sin poder hacer nada, fue la experiencia más aterradora por la que alguna vez pasé. Cuando la escuché despedirse de mí, decidida a cometer una locura para salvarme, sentí que me arrancaba el alma y el corazón de un solo tajo. La desesperación en su mirada y la determinación que vi en ella, me lo dijo todo. Se sacrificaría por mí. Perdía a mi familia, la mujer que tanto amaba y el hijo que esperaba con tanta ilusión. Todos los sueños destruidos por las manos de un sicópata asesino que también acabo con la vida de sus padres. Todo por la m*****a codicia de un miserable que no tenía límites en sus ambiciones. Por fortuna, la maldad de ese miserable terminó con dos balas sobre su cuerpo, una mía y otra de Evans, pero a cambio de la vida de mi familia. Lo recuerdo como si hubier
No puedo evitar sentirme nerviosa en este preciso instante. Estoy eufórica. Hoy es el día en el que por fin logro materializar todos los esfuerzos y sacrificios de mi vida profesional. Soy una chica tímida e introvertida, no puedo negarlo, pero es vital no permitirme demostrar debilidades en este medio donde la testosterona ejerce su supremacía.Me dirijo con pasos firmes y seguros a la oficina de Recursos Humanos para finiquitar todo el papeleo de contratación. Luego debo asistir a la sala de reuniones, lugar en el que se llevará a cabo la presentación oficial ante todos los trabajadores que dependerán de mí, una vez asuma el cargo como directora ejecutiva de Sutton Internacional.―Buenos días, señorita, soy Victoria Kent, tengo una cita con el señor Evans.La joven morena sonríe antes de devolverme el saludo.―Bienvenida, señorita Kent, permítame anunciarla.Le doy un rápido vistazo a las instalaciones e intento familiarizarme con el área mientras ella se comunica con su jefe.―El s
El ruidoso repiqueteo de sus tacones sobre el piso de baldosas al recorrer el pasillo, anticipa que nuestra flamante nueva directora ejecutiva de la empresa; está a punto de hacer su aparición. Todos los empleados han sido congregados en la gran sala de reuniones, lugar escogido para la presentación formal de la nueva al mando… mi jefa.Recordarlo hace que la bilis suba hasta mi boca. Llevo la mano hasta mi cuello y me aflojo la corbata, porque de repente siento que me falta la respiración. En pocos minutos podré verle la cara a la arpía que clavó sus garras en mis pelotas y las hizo trizas. Mi pierna derecha revota una y otra vez de manera inquieta mientras espero a que la fulana jefa aparezca. Observo el reloj y constato que, en su primer día, ya viene con retraso. Gruño como perro rabioso. ¿Es esta la clase de persona que eligen para que dirija una empresa tan importante y sólida como esta? Menuda equivocación.No puedo dejar de recordar lo perturbador y humillante que fue para mí