Por acá les dejo un nuevo capítulo. Les prometí un maratón, pero tengo dos días con malestar de gripe. Apenas me sienta mejor, se los estaré ofreciendo. Saludos y abrazos.
Bajamos del auto tomados de la mano. Aún sigo sin podérmelo creer. Este hombre liquida mi voluntad tan solo con su presencia. Nos dirigimos a la avioneta privada que nos espera en la pista. Siento mis piernas temblorosas y el pecho tan agitado que, tengo que aspirar profundamente, para devolverle el aire a mis pulmones. ―Tranquila, cariño, todo va a estar bien ―me regala un guiño de lo más encantador―. Te prometo que nos vamos a divertir. Sonrío, a pesar de lo inquieta que me siento. Subimos las escaleras y somos recibidos por una encantadora morena que nos mira sonrientes al vernos llegar. ―Bienvenidos, señor Callaway, señorita Kent. Asiento en respuesta, en cambio, Ethan hace gala de su encanto característico. ―Buenas noches, Katerina, me agrada volverte a ver. La chica sonríe con timidez. ―Les deseo un buen viaje en nombre de la tripulación y de nuestro capitán el señor Montero. Ingresamos a la nave y me quedo boquiabierta al ver el derroche de lujo que hay en su interior. P
El ambiente en el interior de la aeronave es bastante cálido e íntimo. A pesar de las circunstancias que, para ser sincera, me tienen muy nerviosa, contar con la compañía de Ethan me llena de una paz y tranquilidad que me dejan mucho más tranquila. ¿Hace cuánto tiempo me sentía de esta manera? ―¿Te sientes mejor, cariño? El tono grueso de su voz me aparta de mis pensamientos. ―Estoy más tranquila. Eleva nuestras manos unidas y besa cada uno de mis dedos. El gesto solo aviva los latidos de mi corazón. ―No pienses tanto, cariño, te prometo que este será uno de los mejores viajes de tu vida. Menciona animado, lo que consigue sacarme una sonrisa al ver esa mirada traviesa que se dibuja en sus ojos. ―No pienso en el viaje, sino en lo que va a pasar de ahora en delante. Me mira de esa manera que me hace sentir desnuda y expuesta. ―Deja que el destino juegue sus propias cartas y que pase lo que tenga de pasar, preciosa ―se inclina y me da un beso en los labios, lo que me pone nervi
―Cariño, despierta, estamos a punto de aterrizar. Ni siquiera me di cuenta de que me quedé profundamente dormida sobre su pecho, respirando el aroma de su perfume mezclado con el natural y fascinante olor de su cuerpo. ―Lo siento ―le digo al bajar de su regazo sobre el que, sin darme cuenta, terminé sentada―. Caí vencida por el cansancio. Sonríe, antes de inclinarse y dejar un beso en mis labios. ―Me satisface que por fin hayas podido descansar. Pronto me doy cuenta de que debo estar con los cabellos revueltos y mi cara hecha un asco. ―¿Me queda tiempo para ir al baño y arreglarme? Asiente en respuesta. Se pone de pie y me tiende la mano. La tomo sin demoras. Recojo la cartera y la cuelgo en mi hombro. ―En este avión hay una recámara ―se inclina para hablarme discretamente al oído―, una a la que estoy decidido a darle uso en nuestro viaje de regreso ―mis mejillas se ruborizan al escuchar aquellas palabras tan insinuantes. Sonríe con picardía al conducirme a través del pasillo y
Media hora después, tocan a mi puerta. ―Vicky, soy yo, ábreme por favor. A escuchar su voz comienzo a sentir ese cosquilleo característico que se desata en el fondo de mi estómago al ser consciente de su presencia. ―La puerta está abierta. Le indico mientras doy los últimos retoques a mi maquillaje. Me vuelvo a mirar en el espejo y repaso las manos por el contorno de las curvas de mi cintura, porque lo que veo en la imagen me deja satisfecha. ―Quieres beber algo, cariño. Estoy tan nerviosa, que quizás un trago sea lo más oportuno para mantener mis nervios a raya. ―Sí, por favor. Este vestido me encanta, pero siento que cometí una gran equivocación al elegirlo para esta velada. No quiero repetir la misma experiencia que sufrí la vez que quise usarlo por primera vez. Suelto un suspiro de angustia. Lo compré hace mucho tiempo. Fue un diseño especial elaborado por Carolina Hernández, una buena amiga y diseñadora de moda muy reconocida a nivel internacional. Me enamoré de él, apena
Sigo sin poderme creer todo lo que Ethan me dijo pocos minutos atrás. ¿Cómo no enamorarse de un hombre tan gentil, atento y maravilloso como él? Al salir de la habitación lo encuentro en el balcón, detraído con la hermosa visión caribeña que se puede apreciar desde esta altura de la torre.Quedé con a boca seca al verlo vestido con ese elegante traje que se aferra a cada músculo de su cuerpo y que permite apreciar la maravillosa figura que tiene, resultado de mucho trabajo y dedicación.Respiro profundo. Estoy metida en un serio desastre de sentimientos confusos, con los cuales ya no sé qué hacer. Quizás el tiempo me dé las respuestas que necesito. Al sentir mis pasos, Ethan se da la vuelta, cierra la puerta del balcón y se acerca con esa sonrisa que es capaz de derretirme como a la mantequilla en el fuego.—¿Lista para irnos? —me abraza tiernamente y me besa en la mejilla, en vista de que acabo de repasar mis labios con el labial—. Quiero que todos mueran de envidia cuando te vean ll
Si besarla es la gloria para mí, no puedo imaginar lo que significará hacerla mía por primera vez. Es algo que he anhelado desde que puse mis ojos sobre ella. Fui un tonto al pensar que ella sería una enemiga fácil de derrotar, pero fue todo lo contrario, caí postrado a sus pies, conquistado y derrotado por esa preciosa mujer que se coló dentro de mi corazón de manera inevitable.―Me tienes loco, Victoria…Susurro sobre sus labios, antes de separarme de ella y esperar a que las puertas del elevador se abran. Su pecho sube y baja aceleradamente, debido a lo intenso que ha sido el beso.―Eso fue…Sonrío satisfecho.―¿Intenso? ―asiento en respuesta. Su respiración continúa agitada. Le doy un beso en la frente y entrelazo mi mano con la suya―. Aún no empiezo contigo, cariño.Una vez que las puertas del elevador se abren, la saco de allí y la llevo hacia mi habitación. Allí tengo muchas sorpresas preparadas para ella. Quiero que esta noche sea única y especial para los dos.Recorremos el c
Me levanto de la cama y la observo desde lo alto. Se ve hermosa, impaciente, deseosa. Sus ojos brillan ilusionados y su boca hinchada por tantos besos. Ella fue mía desde el primer instante en que se cruzó en mi camino y esta noche voy a demostrárselo con hechos. Después de que le haga el amor, se dará cuenta de que no hay otro hombre para ella más que yo. Me mira expectante mientras me deshago de la corbata y me quito la chaqueta. Sigo con los botones de mi camisa. ―¿Recuerdas que te dije que me fascinaba ese vestido que llevas puesto? ―asiente en respuesta―. Ahora se ha convertido en mi favorito, pero quizás esta noche solo sea un recuerdo más de nuestra primera vez. Traga gruesa y noto como se acelera el movimiento de su pecho. Sonrío satisfecho. Me quito los zapatos y las medias y me quedo con el pantalón puesto. Esto no se trata solo de mí, sino también de ella. Entrecierra sus ojos y me mira confusa al ver que me alejo. ―¿Ethan? Se afinca sobre sus codos y me sigue mirando
Apoyo mis manos en sus rodillas y beso la parte interna de sus muslos. Tiembla y jadea con mis caricias. Apenas puedo resistirme. Vicky me vuelve loco e impaciente. Este sentimiento que ha aflorado en mi interior es poderoso y me tiene perdidamente enamorado de ella.―Te amo, Vicky, has sido la única que ha podido conseguir que me enamore.Sus preciosos ojos se abren y me miran de una manera que me eriza la piel. Sé que ella también lo siente, que, aunque no se sienta libre para decirlo, soy correspondido en la misma medida.―Yo…No logra alcanzar a decir la frase, porque mi boca llega a ese punto cálido y placentero que le hace perder la razón. Sonrío con cinismo; me fascina enloquecerla, provocarla y llevarla al límite. Gime y se contorsiona al sentir mis labios rozando su pubis húmedo y necesitado. Me inclino y aspiro su dulce olor a afrodisiaco, éxtasis y lujuria. Gruño como bestia y gimo, fascinado con la fragancia de su esencia. Tiro de sus muslos y cuelgo sus piernas sobre mis