Nos vemos en un próximo capítulo!!
Me quedo mirando la puerta después de que Ethan, se marcha de la habitación. Me tomó por sorpresa encontrarlo aquí con nosotros. Giro la cara y me encuentro de frente con un par de ojos verdes que me observan con cautela, hasta que rompe el silencio. ―Te dije que no me gustaba ese tipo ―espeta con enfado―. No lo quiero cerca de ti Victoria y eso no tiene discusión. Me quedo mirándolo con desconcierto. ¿Acaso no se da cuenta que estoy convaleciente en la cama de un hospital? ―¿Te dijo el doctor si podía irme a casa? Evado sus reclamos. Ahora mismo no tengo ganas de discutir. Tengo demasiadas cosas dando vuelta dentro de mi cabeza como para prestarle atención a sus quejas. ―Sí, está resolviendo algunos asuntos antes de darte de alta. Me incorporo y me siento en el borde de la cama. ―Tengo sed, Dalton. Podrías, por favor, alcanzarme un poco de agua. Me mira a los ojos durante largos segundos antes de hacer lo que le pido. Toma la jarra que hay en la mesa y llena un vaso. Me lo tie
A la mañana siguiente, me levanto más temprano de lo acostumbrado. No quiero faltar al trabajo, mucho menos, en mi segundo día laboral. Sin embargo, saber que voy a volver a verlo, me tiene inquieta y muy nerviosa. Salgo de la cama con cuidado para no despertar a Dalton. Si descubre que pienso ir a la oficina, hará hasta lo imposible para detenerme. Atravieso la habitación sobre la punta de mis pies y entro al baño. Consumo cinco segundos de mi tiempo en una ducha rápida. Me dirijo al vestier y saco lo primero que consigo. Si me demoro más tiempo, corro el riesgo de que Dalton, despierte y ahora mismo no quiero discutir con él. Me pongo el vestido que escogí, recojo mis tacones del piso y tomo la cartera del tocador. No tengo oportunidad para arreglar mi cabello ni para maquillarme. Giro la cabeza sobre mi hombro y observo a Dalton por última vez, antes de abandonar la habitación. Llego a la oficina cerca de media hora después. Tuve que tomar un taxi debido a que anoche, dejé mi
Mis ojos se mantienen fijos en la pantalla del computador sin ver nada en específico. Digo perdida en mis pensamientos, rememorando todo lo sucedido entre Ethan y yo. No sé en qué momento se complicó tanto mi vida. Lo peor de todo, es que no sé cómo resolverlo o quizás no estoy preparada para hacerlo. ¿Qué es lo que me está sucediendo? Soy una mujer comprometida y ahora, me he convertido en una infiel. Suspiro profundo. No sé cómo voy a mirar a la cara a Dalton después de todo lo que hice. Apoyo los codos sobre el escritorio y sostengo mi cabeza entre las manos. Esta no fue la educación que mis padres me dieron. Me siento como una sucia ramera que no perdió su primera oportunidad para engañar al hombre que amo. De repente, aquella palabra tiene demasiado peso en mi conciencia. Es la primera vez que pongo en duda mi amor por Dalton, porque entonces eso explicaría mi renuncia a mudarme a vivir con él. ¿Cierto? ¡Por el amor de Dios! ¿Qué es lo que estoy pensando? Me levanto de la silla
Me limpio las lágrimas de la cara. Este detalle que Ethan me dejó, es hermoso e inesperado. Hace mucho tiempo que no recibía flores, ni siquiera de Dalton. Arranco un pétalo y lo llevo hasta mi nariz. El perfume es exquisito. Tiemblo de emoción. Miro el ramo de flores y pienso en qué hacer con él, porque no tengo alma ni corazón para arrojarlo a cesto de la basura. Enciendo mi auto y emprendo mi viaje hacia mi apartamento. Dejaré el ramo, antes de encontrarme con mi novio. Experimentar todas estas cosas con Ethan, comienza a poner en duda mis sentimientos hacia Dalton y eso me produce angustia. Pensar en convertir esta relación en un triángulo amoroso, no es lo correcto y, mucho menos, cuando podría causarle un terrible daño a él y a nuestro compromiso. Ethan está prohibido para mí, incluso, reconociéndome a mí misma que me siento atraída por él como nunca lo estuve por mi prometido. Sin embargo, mi decisión ya está tomada y, sin duda alguna, mi elección siempre será Dalton. En meno
Despedirme de Ethan fue algo muy difícil de hacer, pero mucho más duro era tener que ir a los brazos del hombre que, durante los últimos años de mi vida, se había convertido en mi mundo y en mi todo; hasta que ese hombre de mirada oscura y sonrisa descarada se cruzó en mi camino. Ni siquiera tengo valor para encender el motor del auto. Apoyo mi frente sobre el volante y pongo a rodar mis pensamientos. ¿Qué es lo que me está pasando? Estoy metida en un gran lío amoroso y, lo peor de todo, es que siento que mis sentimientos están en juego. Se supone que amo a Dalton, entonces, ¿por qué dudo? Respiro profundo, pongo en marcha mi auto y me incorporo a la avenida. Aquel pensamiento me causa inquietud, porque no puedo dejar de desconocer que, cuando Ethan y yo estamos en el mismo espacio, la atracción que sentimos el uno por el otro es inevitable. Alargo mi recorrido y, sin darme cuenta, estoy dando vueltas y vueltas por toda la ciudad. Apago el auto y me estaciono frente a una plaza. Obs
Temprano por la mañana abro los ojos y me sorprendo al no encontrar a Dalton a mi lado. Giro la cara y observo la hora en el reloj digital y confirmo que apenas son las siete de la mañana. ¿A dónde se ha ido? Se supone que saldría hacia el aeropuerto a la nueve en punto. Me levanto de la cama y observo a los alrededores, pero no encuentro rastro de él ni de su equipaje. Al parecer se marchó antes de que despertara. Suspiro con resignación. Es la primera vez que se va sin despedirse de mí. Supongo que lo que pasó anoche entre nosotros, lo hizo enojar. Me dirijo al baño para cepillarme la boca y salir cuanto antes de este lugar. Nunca me he sentido cómoda aquí y creo que a estas alturas nunca será posible que lo haga. Él estará de viaje por quince días o más para resolver asuntos legales del bufete de abogados, despacho que antes les perteneció a mis padres y que recibí como herencia luego de sus muertes. Siento un gran alivio de que se haya ido. Necesito un tiempo a solas conmigo mis
—Hola, mi hermosa bruja, no sabes cuántas ganas tenía de verte. Aparta sus manos de mi cintura y las eleva para ahuecar mi rostro. Se inclina y me besa de una manera que me deja sin fuerzas y me debilita en todos los sentidos. ―Esto no es correcto, Ethan ―le digo con angustia―. No me siento bien sabiendo que estoy engañando a un hombre que no lo merece. Desliza la yema de su pulgar sobre mis labios. ―¿Por qué complicarte la vida por algo que a la final ya no tendrá razón de ser? Me aparto de él y le doy la espalda. ―Estoy comprometida con Dalton ―respiro profundo―, en menos de seis meses nos estaremos casando. De un momento a otro, me da la vuelta con brusquedad, envuelve mi melena alrededor de su mano y tira de ella para obligarme a que lo mire a la cara. ―¿Responde con sinceridad? ―recorre mi rostro con sus ojos cargados de fuego―. ¿Lo amas? Su pregunta me toma por sorpresa, sobre todo, en este momento en el que estoy tan llena de dudas y contradicciones. ―No puedo responde
Victoria no ha mencionado una sola palabra desde que salimos de la oficina de Henry. Se ve preocupada. ―¿Estás bien, Victoria? ―no contesta. Continúa caminando de manera automática―. ¿Victoria? Gira su cara y me observa con cara de confusión. ―Lo siento, Ethan, ¿me estabas diciendo algo? En lugar de girar hacia mi oficina, me dirijo a la suya. Abre la puerta, bajo la mirada atenta de su asistente. ―¿Escuchaste siquiera lo que dijo Henry? Me observa con esa mirada perdida. ―¿Henry? A veces olvido que soy el único que conoce su segundo nombre. ―Es el otro nombre de Anderson. Asiente en respuesta. ―Sí, escuché todo lo que dijo. Se acerca a su escritorio y coge su cartera. ―¿Qué piensas al respecto? Cuelga la cartera de su hombro y vuelve a mirarme. ―Es mi trabajo, Ethan ―responde como autómata―. Tengo que estar preparada para lo que me necesiten y si tengo que viajar a Brasil, entonces tengo que hacerlo. ¿Es todo lo que va a decir? Evade mi mirada y camina hacia la puerta.