P.O.V. TaniaLos días han estado demasiado tensos; mi madre me apoya, pero no le agrada que Nicola esté aquí. He visto las malas caras que ella le lanza a él; la tensión entre ellos más es evidente. En fin tendrán que aguantarse los dos porque soy la dueña de la casa. Aunque entiendo sus sospechas, también las poseo; sé muy bien que es bastante extraño que, después de que Nicola me insultara me comparara con una zorra o una prostituta, después de eso esté aquí; sé que algo trama. No me creo el cuento de que esté aquí para estar conmigo; hay algo más, lo sé mo sexto sentido me lo dice, y espero pronto averiguar qué es lo que ocurre. Ahora lo he mandado de vigilancia al exterior; lo mejor es tenerlo lo más lejos posible por si alguien lo mandó a matarme.Agarró mi teléfono marcando el número del encargado de la seguridad porque el día que él llegó vi cómo se miraban. Sé que el señor Smith sabe algo o sospecha de él; no había hablado con él solo para que Nicola no sospechara; no obsta
P.O.V. Mia Abrí mis ojos con un poco de dificultad y es que la luz que entra por la ventana me resulta bastante molesto. Me espero unos segundos hasta que poco a poco logro acostumbrarme a la luz que entra. Veo la habitación en la que me encuentro y las oleadas de recuerdos llegan a mi mente, como ese español sexy tatuado que me hizo suya en todos los rincones de esta alcoba. Sonrío maliciosa al pensar en cómo su lengua rozó esa parte delicada entre mis piernas; me estremezco de tan solo pensar en eso así que me giro un poco, sintiendo mi cuerpo pesado y algo cansado debido al ajetreo de anoche. Aunque no importa todo este dolor vale la pena teniendo a ese macho alfa. Al girarme me encuentro con ese hombre acostado a mi lado, durmiendo como si fuera un ángel hasta su rostro parece el de un lindo he indefenso bebé. Quien diría que ese hombre es un demonio bien hecho, pero un perfecto amante; sabe muy bien cómo coger. Dejo de pensar en eso o me volveré a prender y volveré a
La miró con atención, casi queriéndola matar con la mirada. Ya es momento de que deje de temer y de ser una niña inocente si he visto que mi prima hará todo lo posible para quitarme del camino. No apartó la vista de ella; notó cómo hay una pizca de miedo en sus ojos, a la vez un poco de ira contenida. Si mi vista fuera un arma, ya estaría ella muerta en el piso. —¡Qué te pasa, loca! —eleva la voz sin dejar de tocarse la mejilla que aún está bastante roja. —¡No permitiré que venga a insultarme una zorra arpía como tú que, teniendo a su atractivo esposo en la casa, estuvo a sus espaldas besuqueándose con su guardaespaldas! —vociferó con fuerza porque ya no ocultaré nada. Al decir eso, miró cómo los ojos de Tania se abren enormemente, como si un balde de agua fría estuviera cayendo sobre ella, y voltea a ver a Adriano como esperando que él no haya escuchado. —Creíste que no sabía o que él nunca se enteraría. —Eso es mentira —responde con rabia. —Deja de fingir, Tania, tú sabe
—¿Qué es lo que dice, señora? —protesta Ned con una voz sorprendida. —¡Lo que escuchaste! —le digo molesta, acompañado de una mueca de dolor por la herida. —Sí, señora, sí la escuché, pero necesito tener más contexto para poder entender lo que me está diciendo —menciona Ned y su impertinencia me colma la paciencia, pero necesito de él para que me ayude. —Hoy tuve un pequeño percance y he tomado la decisión de quitar de una buena vez a mi prima del camino. —Pero si está consiente de que si el señor Borbón se da cuenta de lo que estamos tramando, nos cortará la cabeza a los dos —me pregunta con una voz bastante dudosa. —Claro que lo sé, pero no creas que soy tan idiota como para atacarla en este momento; esperaremos un poco a que todo esto se calme para llevar a cabo mi plan —digo con calma porque sé que si en este momento hiciera algo contra ella, sería lo muy obvio y lo mejor es esperar. —Oigo seguridad en su voz; dígame qué es lo que necesita. —Contrata sicarios decididos a
P.O.V. Adriano Me encuentro feliz de que mi linda Mia haya hecho eso con su prima; me ha demostrado que me ama y que no me lastimará. Así es momento de llevarla a un lugar especial. Aunque a la vez me siento un poco nervioso, ya que estoy completamente seguro de que esa rubia no se quedará de brazos cruzados, así que mejor momento para no estar aquí. Viendo el cuerpo de esta linda pelirroja, sonrió con malicia y me pongo de pie para no despertarla. Camino desnudo por la habitación hasta ponerme un pantalón que está tirado en el piso. Agarro la primera camisa que me encuentro y me aproximo hacia la puerta, abriéndola con mucho cuidado y cerrándola de igual forma. Al estar en el pasillo, camino directo hacia el balcón más cercano, donde la brisa fresca toca mi piel y mueve mi cabello. Un escalofrío recorre mi cuerpo, pero aun así me quedo aquí de pie. Saco el móvil de mi bolsillo buscando un número familiar. Lo posicioné en mi oído, esperando a que contesten. —Hola, buenos dí
P.O.V. Adriano. —¿Quién es Marsella? —Su pregunta me llama la atención. Bajo mi vista, hacia mi mano que sostiene la suya, donde veo ese nombre grabado sobre mi piel. Suelto su mano, apartándola lo más lejos posible y jalando la manga de mi camisa para ocultarlo.Giró de nuevo mi rostro hacia la ventana, intentando no hablar de eso. Ya que ese nombre le causa mucho dolor a mi corazón y me resulta difícil hablar de ella, así que, poniendo esa actitud, espero que a Mia se le olvide o que por lo menos se dé cuenta de que no quiero hablar de eso y no me pregunte más. —Contéstame, Adriano —habla de nuevo y cierro los ojos, porque por más esperanzas que haya tenido en que no me preguntara, es prácticamente imposible hacer que una mujer omita el tema.Giro de nuevo mi rostro, mirándola a ella, viendo la expresión seria y molesta que tiene. Bajo la mirada; de nuevo a mi mano, parto la tela viendo ese nombre nuevamente. —Marsella fue el nombre que le puse a mi hija no nacida —declaró, pasa
P.O.V. Mia Me sentí mal por preguntarle eso a Adriano, ese tema tan delicado, pero también mis celos me cegaron y cómo no, si él es un hombre tan atractivo que sé muy bien que ha tenido más de una docena de mujeres en su cama. Mientras que yo solo he llegado a duras penas a uno y eso fue en el preescolar cuando Timoteo me robó un beso, pero tan solo teníamos nueve años; no creo que eso cuente como un hombre. Pero bueno, debo de calmar esos celos enfermizos. Él baja del auto y me ofrece su mano, la cual tomo para bajar también. Al salir del vehículo, mi vista se encuentra con una enorme y lujosa mansión de color blanco; su fachada parece una casa rústica del siglo XVIII, aunque con muchos retoques más modernos. —¿Te gusta? —me preguntó Adriano al ver que me he quedado muy callada. —Sí, es muy linda —respondí. —¿De quién es? —indagó para saber por qué me trajo aquí. —Es de… No termina de hablar cuando una voz en el fondo nos llama la atención. —¡Hola, hijo! —se escucha
P.O.V. AdrianoMe encuentro completamente fascinado y satisfecho por cómo se ha defendido mi linda Mia de los ataques de mi padre. Sabía que sería difícil, ya que a mi padre no le gusta para nada que desobedezcan sus reglas y que hagan que se vea como un tonto; sin embargo, no estaré al lado de esa rubia que, tal y como mi rojita dijo, puede matarme en cualquier momento tan solo para vengarse de su padre y del mío.Aunque ahora se haga la loca de que me ama, no me creo ni media palabra. Bueno, dejo de pensar en eso y después hablaré con mi padre porque no dejaré que se burle de mi futura esposa, aunque ahora tengo algo más importante que hacer y es que nunca lo he hecho con ninguna otra, pero siempre es la primera vez para todo. Minutos después de haber salido de la residencia de mis padres, Max ha detenido el auto donde le había dicho horas antes de salir de mi casa. Mis hombres bajan rápido rodeando el lugar.—Me trajiste al cine —voltea Mia a verme sorprendida. —Sí, espero que