P.O.V. Mia Cuando salí de esa oficina, sentía como si mi corazón estuviera a punto de salirse de mi pecho. Me encontraba emocionada y a la vez aterrada. Al llegar a mi cuarto, me senté en la silla controlando mis pensamientos y emociones para poder pensar en lo que hablé con él. —Lo que tengo claro es que es un hombre completamente dañado, con miles de traumas en su alma y el primordial es el cariño que nadie le ha dado; todos lo detestan, lo ven como un monstruo sin darse la oportunidad de conocerlo, solo creen en la falsa apariencia que tiene —dije en voz baja, viendo a un punto inexistente—. Pero lo que vi es un buen hombre, tiene buenas intenciones y ama mucho a su madre; le duele por lo que está pasando. Es un hombre que merece amor; ahora dudo si hacer lo que sigue, sé que puedo dañarlo mucho. Dejo de agobiarme con que al final terminaré haciéndolo; tengo palabra y no puedo retractarme, menos sabiendo que Tania es mi única prima. Además, pensar en sus labios sobre mi piel
P.O.V. Mia Veo cómo mi prima se mueve de un lado a otro alistándose para irse; yo solo la miro con una expresión seria en mi rostro y es que me encuentro disgustada porque no fue honesta conmigo. Aunque no me atrevo a preguntarle nada, a ella no le interesa mi vida, me lo ha dejado claro, así que ¿por qué me tiene que interesar la de ella? —Bueno, ya tengo todo —dijo deteniéndose frente a mí—. Mañana regresaré muy temprano y también quería darte esto. Se acerca a mí, entregándome un pequeño frasco de cristal con un líquido transparente. —¿Qué es esto? —preguntó confundida. —Es un sedante —me responde. —¿Para qué quiero esto? —Solo te lo doy por si en un momento no te sientes cómoda y es que Adriano puede ser un hombre que puede durar mucho, así que si te sientes cansada, solo pon tres gotas en un vaso de agua o licor y en menos de 10 minutos él estará dormido como un bebé —me explica con tranquilidad. Aunque me quedo muy impactada por lo que me dice. —¿Y cuánto
P.O.V. Mia Subo entusiasmada de saber qué es lo que Adriano me dejó; mientras voy, medito, lo atrevida que me he visto al darle ese beso, pero no puedo negar que él me gusta mucho y que, a pesar de ser una virgen a mi edad. Bueno, se dice que haces cosas por las personas que te interesan y a mí él me gusta demasiado. Se podría decir que es más que solo una simple atracción. Aunque sé que tal vez para él sea solo un juego, ya que con su esposa no tiene lo que quiere, así que al estar de ofrecida no dejará de pasarlo. No importa, ya es momento de dejar el traje de monja y mejor con alguien que yo quiera. Al estar en mi habitación, mejor me acerco a la cama, viendo esa caja blanca; me quito el moño y la abro con cuidado, como si tuviera miedo de que adentro se encontrará algo diferente. Quito esa tapa y veo un hermoso vestido. Tomo los tirantes sacándolos de la caja. Es bellísima; la prenda es de seda roja, es corta, me llega un poco más arriba de la rodilla. Noto que tiene la
Percibo como él se aleja de mí levantándome y llevándome en sus brazos. Caminando directo hacia la casa mientras que yo me aferro a él colocando mi rostro en su pecho descubierto, dejando besos húmedos en esa zona. Sube las escaleras con calma como si quisiera que yo disfrutara este momento y así llegamos hasta su habitación donde veo que es bastante grande, muy limpia pero con colores muy oscuros. Me baja con mucho cuidado, me pongo de pie mirando con más detenimiento el interior. Que admito de que a pesar de tener colores muy oscuros es bastante elegante. —Si no te gusta podemos ir a tu habitación —Adriano rompe el silencio. —Estoy bien con estar aquí, solo que no había visto tu habitación y no se me esperaba algo completamente diferente. —¿Qué esperabas? —me interroga dándome la vuelta y abrazándome de la cintura pegándome a su cuerpo. —No lo sé, creí que habría látigos, cosas sexuales o incluso se podría decir un cuarto especial con miles de cosas —digo un poco tími
P.O.V. Adriano Muevo mi dedo en su interior, mientras que con mi otra mano juego con ese pliegue que sobresale de su parte y de pronto percibo como su cuerpo explota en placer. Siento como un líquido tibio sale de ella, dejándome sorprendido, ya que nunca antes había tenido a una mujer así y ahora, teniendo a Mia, no la dejaré ir nunca. *** Me subo encima de su cuerpo acomodándome en medio de sus piernas, coloco mis brazos a los costados de ella y mi rostro a pocos centímetros de su lindo rostro. Esos bellos ojos me enloquecen, me encantaría perderme en ellos para siempre. —¿Ocurre algo? —preguntó Mia mirándome confundida. —No solo apreciaba lo hermosa que eres —le respondo apartando un mechón de su rostro. Notando cómo se pone roja—. Me encanta cuando tu rostro se pone rojo. —No sigas o me harás que me sonroje mucho más. Obedezco sus palabras y solo la beso con cariño mientras hago que ella se olvide de todo. Pero cada minuto que espero sin estar dentro de ella, sien
Dudo mucho si hacer lo que tengo planeado; creo que sería de muy mal gusto, ya que él ha abierto su corazón a mí y creo que tengo que por lo menos convencerlo de que deje a Tani si es que no se tienen amor. Tengo que por lo mejor dejar algo bueno. Pero la verdad, no sé qué decirle. Después de que vea la sábana, llena de sangre, me muero de vergüenza; además, no sé, pero no quiero ver su rechazo al tener lo que quería. No obstante, también al enterarse de que lo use, estoy segura de que no me querrá ver y creo que para prevenir cualquier incidente es mejor seguir con lo que tengo pensado. Apretó el gotero, sacándolo con cuidado de no tirar el líquido. Me acerco al vaso de cristal, lista para dejar caer las gotas, cuando escucho algunos pasos acercarse. El nerviosismo y el miedo se apoderan de mí, causando que mi mano me tiemble. Y por equivocación dejo caer más gotas de las que Tania me había dicho. Ya ves el dicho que dice: "Más vale, aquí corrió que aquí quedo. —Carajo —mu
P.O.V. Tania Voy directo hacia la residencia; estamos a pocos minutos de llegar y me encuentro bastante impaciente por saber todo lo que ocurrió. —Espero que tu prima no se haya arrepentido —me habló Nicola, mirándome por el espejo del retrovisor. —No lo hizo. —¿Cómo estás tan segura? Qué tal si al final les haya contado todo y al llegar a la casa nos maten a los dos —dijo con un miedo en su voz. —¿No me digas que tienes miedo? —indagó. Él no me contesta; solo me ve con atención y aparta la vista mirando hacia el frente. —Sí, tengo miedo, estuve a punto de que tu padre me matara y no quiero perder la vida con ese demente de Adriano Borbon. Sé que tu padre no es tan loco, pero con él estoy seguro de que me desollaría vivo y me haría las peores cosas —declara con una voz llena de miedo. —Entonces, si no logro divorciarme y tuviera que estar atada a él toda mi vida; ¿estarías conmigo? —preguntó para saber a qué me tengo que atener. —No lo sé, Tani, yo quiero tener hijos
P.O.V. AdrianoAbro mis ojos sintiéndome algo aturdido y con la cabeza algo pesada. Me froto los ojos para intentar enfocar mi vista ya que está muy borrosa. Al hacerlo, recuerdo lo que pasó anoche con mi dulce Mia. La busco por la cama, pero su lado está completamente frío y sin rastro de ella.Me levanto rápido buscándola por la habitación, pero no la encuentro. Ni su ropa está por ningún lado. Mi corazón empieza a palpitar al pensar en si se ha ido, pero respiro hondo, quitando eso de mi mente.—Quizá está abajo —me tranquilizo. Sintiéndome un poco más tranquilo, me dirigí al baño para tomar una ducha rápida. Me puse un pantalón de mezclilla azul oscuro y mi camisa oscura. Me peino el cabello y me coloco mis botas al salir de la habitación.Mientras camino por el pasillo, siento un fuerte mareo; quizá puede ser porque me desvele y tuve varias veces con Mia y mis fuerzas sean pocas.Bajo las escaleras con cuidado; busco por todos los lados en busca de mi linda mujer de melena café r