En cuanto llego a la casa, el auto no se ha detenido del todo cuando salto y voy directo hacia la entrada. Uno de los sirvientes al ver mi prisa me abre la puerta. Al entrar me encuentro a mi padre; de inmediato, noto su preocupación en el rostro. —¿Dónde está? —preguntó con desesperación. —En la habitación… —No termina de hablar mi padre cuando ya voy corriendo por las escaleras. Subo hasta llegar al segundo piso y abro la puerta de la alcoba de mis padres, entrando en ella… P.O.V. Tania Noto cómo el orangután sale de la casa sin avisar y además como alma que lleva el diablo. Probablemente, alguna de sus zorritas lo haya llamado y, al ser un perro en celo, se fue corriendo a su encuentro. Por lo menos su salida me ayudará a poder estar a solas con mi prima. Voy directo hacia su habitación, llego a la puerta y toco dos veces la enorme puerta de madera color café. —¡Pasen! —oigo su grito desde el otro lado de la puerta. Entro y la veo sentada mirando por la ventana—. ¿Qué ocurre?
Escucho que me ha llamado Caperuza y un escalofrío recorre mi cuerpo. No es de miedo, sino de atracción. No sé por qué, al oír eso, me hace sentir una sensación muy extraña a la vez que tan especial, ya que nunca antes había estado tan atraída por un hombre y menos como él. Ademas de que estoy algo sorprendida como se dio cuenta que estoy aqui.—¿No me oíste? —me vuelve a hablar, pero ahora con una voz un poco más pesada. Y, dudosa, entró a la habitación.—Lo siento, no fue mi intención estar vigilándote —me disculpo, pero no aparto la vista de él; veo cómo vuelve a poner el cigarrillo en su boca, dejando salir una ligera nube de humo.—No te preocupes, no me molesta, todo lo contrario, me agrada que estés aquí —declaró y le agradezco que no me esté viendo o vería mi rostro completamente rojo—. ¿Todavía tienes insomnio? —Sí, además que estaba preocupada —mencionó y justo, al oír eso, vio cómo voltea por encima de su hombro.—Preocupada, ¿por qué? —indagó, girando hacia el frente. —P
P.O.V. Adriano—Espera —me detiene Mia y dentro de mí maldigo con todas mis fuerzas. Porque estoy que me muero por esta mujer y ella creo que solo juega conmigo. Le he declarado mis sentimientos y no solo eso, le he contado cosas muy delicadas de mi vida privada, cosa que con nadie lo he hecho. —¿Qué ocurre? —preguntó para averiguar un poco de lo que ha sucedido.—No quiero hacerlo aquí —responde con una voz agitada.—Eso se puede arreglar, podemos ir a mi habitación o a la tuya, eso no es problema —propongo porque la verdad es que sí muero por estar con ella. —Sí lo sé, pero Tania nos va a escuchar.—¿Y eso qué tiene que ver con lo que se pierde? —la interrumpí por esa excusa. —Yo no quiero que nadie escuche, sería muy vergonzoso para mí; yo prefiero estar a solas contigo y que nadie nos escuche o nos interrumpa —menciona tocando mi mejilla con su mano. —Está bien, me gusta esa idea. —Entonces hay que esperar el momento en el que Tania no esté en casa —añade y sigue tocando, ba
P.O.V. Mia Cuando salí de esa oficina, sentía como si mi corazón estuviera a punto de salirse de mi pecho. Me encontraba emocionada y a la vez aterrada. Al llegar a mi cuarto, me senté en la silla controlando mis pensamientos y emociones para poder pensar en lo que hablé con él. —Lo que tengo claro es que es un hombre completamente dañado, con miles de traumas en su alma y el primordial es el cariño que nadie le ha dado; todos lo detestan, lo ven como un monstruo sin darse la oportunidad de conocerlo, solo creen en la falsa apariencia que tiene —dije en voz baja, viendo a un punto inexistente—. Pero lo que vi es un buen hombre, tiene buenas intenciones y ama mucho a su madre; le duele por lo que está pasando. Es un hombre que merece amor; ahora dudo si hacer lo que sigue, sé que puedo dañarlo mucho. Dejo de agobiarme con que al final terminaré haciéndolo; tengo palabra y no puedo retractarme, menos sabiendo que Tania es mi única prima. Además, pensar en sus labios sobre mi piel
P.O.V. Mia Veo cómo mi prima se mueve de un lado a otro alistándose para irse; yo solo la miro con una expresión seria en mi rostro y es que me encuentro disgustada porque no fue honesta conmigo. Aunque no me atrevo a preguntarle nada, a ella no le interesa mi vida, me lo ha dejado claro, así que ¿por qué me tiene que interesar la de ella? —Bueno, ya tengo todo —dijo deteniéndose frente a mí—. Mañana regresaré muy temprano y también quería darte esto. Se acerca a mí, entregándome un pequeño frasco de cristal con un líquido transparente. —¿Qué es esto? —preguntó confundida. —Es un sedante —me responde. —¿Para qué quiero esto? —Solo te lo doy por si en un momento no te sientes cómoda y es que Adriano puede ser un hombre que puede durar mucho, así que si te sientes cansada, solo pon tres gotas en un vaso de agua o licor y en menos de 10 minutos él estará dormido como un bebé —me explica con tranquilidad. Aunque me quedo muy impactada por lo que me dice. —¿Y cuánto
P.O.V. Mia Subo entusiasmada de saber qué es lo que Adriano me dejó; mientras voy, medito, lo atrevida que me he visto al darle ese beso, pero no puedo negar que él me gusta mucho y que, a pesar de ser una virgen a mi edad. Bueno, se dice que haces cosas por las personas que te interesan y a mí él me gusta demasiado. Se podría decir que es más que solo una simple atracción. Aunque sé que tal vez para él sea solo un juego, ya que con su esposa no tiene lo que quiere, así que al estar de ofrecida no dejará de pasarlo. No importa, ya es momento de dejar el traje de monja y mejor con alguien que yo quiera. Al estar en mi habitación, mejor me acerco a la cama, viendo esa caja blanca; me quito el moño y la abro con cuidado, como si tuviera miedo de que adentro se encontrará algo diferente. Quito esa tapa y veo un hermoso vestido. Tomo los tirantes sacándolos de la caja. Es bellísima; la prenda es de seda roja, es corta, me llega un poco más arriba de la rodilla. Noto que tiene la
Percibo como él se aleja de mí levantándome y llevándome en sus brazos. Caminando directo hacia la casa mientras que yo me aferro a él colocando mi rostro en su pecho descubierto, dejando besos húmedos en esa zona. Sube las escaleras con calma como si quisiera que yo disfrutara este momento y así llegamos hasta su habitación donde veo que es bastante grande, muy limpia pero con colores muy oscuros. Me baja con mucho cuidado, me pongo de pie mirando con más detenimiento el interior. Que admito de que a pesar de tener colores muy oscuros es bastante elegante. —Si no te gusta podemos ir a tu habitación —Adriano rompe el silencio. —Estoy bien con estar aquí, solo que no había visto tu habitación y no se me esperaba algo completamente diferente. —¿Qué esperabas? —me interroga dándome la vuelta y abrazándome de la cintura pegándome a su cuerpo. —No lo sé, creí que habría látigos, cosas sexuales o incluso se podría decir un cuarto especial con miles de cosas —digo un poco tími
P.O.V. Adriano Muevo mi dedo en su interior, mientras que con mi otra mano juego con ese pliegue que sobresale de su parte y de pronto percibo como su cuerpo explota en placer. Siento como un líquido tibio sale de ella, dejándome sorprendido, ya que nunca antes había tenido a una mujer así y ahora, teniendo a Mia, no la dejaré ir nunca. *** Me subo encima de su cuerpo acomodándome en medio de sus piernas, coloco mis brazos a los costados de ella y mi rostro a pocos centímetros de su lindo rostro. Esos bellos ojos me enloquecen, me encantaría perderme en ellos para siempre. —¿Ocurre algo? —preguntó Mia mirándome confundida. —No solo apreciaba lo hermosa que eres —le respondo apartando un mechón de su rostro. Notando cómo se pone roja—. Me encanta cuando tu rostro se pone rojo. —No sigas o me harás que me sonroje mucho más. Obedezco sus palabras y solo la beso con cariño mientras hago que ella se olvide de todo. Pero cada minuto que espero sin estar dentro de ella, sien