—¿Qué opinas sobre un compromiso entre mi hija y tu hijo? —soltó sin hacer tantos rodeos. El señor Felix se queda callado mirándolo con incredulidad a la vez que frunce el ceño pensando en lo que su socio le acaba de decir. Entiende que tal vez lo este usando para saldar la deuda que tiene. —Explícame por qué debería de aceptar: ¿qué tiene tu hija que pueda saldar tu deuda? —preguntó el señor Borbon, muy curioso de lo que él tiene que decir. —Quizá nada que no pueda encontrar en otra mujer, pero si mal no recuerdo, me comentaste que querías que tu único hijo se hiciera responsable y se preparara para dejarle tu imperio —hace una pausa Baltasar mirando al señor Felix, esperando que él entienda su indirecta, pero no lo hace, así que continúa—. Pues se me ocurre que se case con mi hija para que se haga responsable, además de que te beneficia a ti que sea con mi hija porque ella no lo conoce, así que no sabe la situación en la que está tu hijo, porque el inconveniente que tuvo ha
Nadia se queda tan confundida y es que no entiende cómo el señor Mercier está haciendo eso. Si sus hijos no se conocen y no saben nada del uno del otro. —¿Casar a su hija con nuestro hijo? —indagó la mujer mirando a su esposo algo preocupada, y es que ella también sabe el problema serio que tuvo su hijo, así que no comprende cómo ese hombre es capaz de proponer eso como si no le importara el bienestar de su hija. —Sí, y necesito que tú me ayudes a convencer a Adriano —dijo Félix, pero ve cómo su esposa duda—. Entiendo tus dudas; yo también las tengo, pero quizá esta sea la última oportunidad de nuestro hijo para encontrar esposa, formar una familia y que acepte estar al frente del imperio. —Lo sé, pero me preocupa mucho porque ellos no se amaban —declaró Nadia y es que ella es de las mujeres que cree en el amor. —Mi amor, hay miles de matrimonios que no se unen por amor. Quizá ellos después puedan conocerse y amarse mucho —mencionó Félix, pero él ve cómo Nadia todavía está dud
—¿¡Por qué me haces esto!? —grita Adriano exigiendo con una voz mandona una respuesta para entender este comportamiento de su padre. Debido a ese tono de voz que ha usado causa que la tencion que ya se volvia muy pesada entre ellos ahora hay miradas llenas de odio y rencor. —¡Porque quiero y puedo! —contesta el señor Felix Borbón—. Además, tu madre me apoya en esto. —No es cierto; mi madre no apoyaría esta descabellada idea; no dejaría que su único hijo se case con una mujer que no conoce —protestó Adriano, negándose a creer que la única persona que lo apoya sea capaz de traicionarlo. —Si no me crees, pregúntale —el hombre mayor de cabellos rubios con algunas canas agarra la ropa que está tirada en el piso y se la arroja a su hijo que está desnudo frente a él—. Cámbiate; te espero en el auto —le ordenó saliendo del lugar. Al estar solo, Adriano tira todas las copas de cristal de la mesa que al caer al piso se rompen en mil pedazos y de un puntapié en el sillón que hace un inst
—¡Estás loco!, papá, cómo me casaré con ese hombre que no conozco; además, recuerda que tengo mi novio Nicola —se niega Tania. —Terminarás con el de inmediato. —No, papá, yo amo mucho a Nicola; con él me quiero casar, no con ese desconocido —desaprueba la chica de cabello rubio. —¡Ya di mi palabra! —le grita Baltasar a su hija. —Por favor, papá —suplicó Tania poniéndose de rodillas frente a su papá. —Te casarás con Adriano Borbon en una semana. Tania siente un fuerte nudo en la garganta lo suficientemente fuerte para casi dejarla sin aliento, sus ojos verdes se llenan de lágrimas y rápido se pone de pie, acercándose a su mamá con desesperacion. —Mamá, ayúdame a conversar con mi papá que no me quiero casar con ese tipo —Tania le ruega a su madre que le ayude, mirándola directo a sus ojos que son del mismo tono que los de ella. La mujer mira con detenimiento a su hija, su corazón se ablanda al ver las lágrimas bajar por sus mejillas, le duele en el alma verla así, pero sus
P.O.V TaniaLos nervios me están matando han pasado unos minutos mi padre aún sigue encerrado con Nicola en el despacho, mis oídos están atentos por si llego a escuchar cualquier ruido para ir rápido para detener a mi padre por si intenta matarlo. Veo a mi padre acercarse a mi, pero no veo ni rastro de Nicola, me pongo de pie asustada y pensando lo peor.—¿Donde está Nicola? —preguntó impaciente.—El está vivo, pero ha aceptado una fuerte suma de dinero a cambio de irse y terminar contigo —me contó mi padre.—No es verdad, el me ama y nunca haría eso —me niego a creer las palabras de mi padre.—Ven para que lo veas con tus propios ojos —mi padre señaló hacia la ventana, me aproximó hasta ahí mirando a Nicola salir con una mochila en la espalda y un maletín en la mano. Me quede helada al ver eso, pegue mis manos y frente a la ventana.—¡Nicola! —grite con todas mis fuerzas. Noto que el se detiene yo con lágrimas en los ojos siento una esperanza de que el se voltee, pero no lo hace sol
P.O.V. Adriano. Mis ojos no se apartan de la joven rubia, y al quitarle el velo del rostro, me doy cuenta de que tiene unos lindos ojos verdes como esmeraldas. A mí me parece más linda de lo que habría esperado; tal vez no sea tan mala idea esto del matrimonio. Me doy cuenta de cómo el juez habla, pero no escucho ni media palabra de lo que dice; me aburre en lo absoluto; ya quiero que termine para que pueda besar a mi nueva esposa. Sé que es una desconocida y que no sabemos nada del otro. Sin embargo, no desaprovecharé la oportunidad de poder darle un beso a esos lindos y carnosos labios pintados con un labial rosa claro que la hace ver como si fuera una princesa. El juez me da la pluma para firmar, la cual tomo sin dudar colocando mi nombre sobre la línea que me ha indicado. Le pasó ahora la pluma a la rubia; ella duda un poco si tomarla, pero al final lo hace, da un paso al frente y se inclina, dejándome una espectacular vista de su lindo y redondo trasero. Admito que tiene
Al caer la noche, todos los invitados se fueron despidiendo; también tuve que despedirme de mi prima Mía. Me dolía mucho hacerlo porque es la única persona con la que cuento; sin embargo, no podría hacer que se quedara o mi padre me haría algo malo. Al final todos se fueron hasta que solo quedaron mis padres, los padres de Adriano y nosotros. Veo cómo uno de los sirvientes saca mis maletas y sé qué es lo que significa. —Ya es hora de que los recién casados vayan a su nuevo hogar —añadió mi suegro. —Sí, es buena idea —dijo mi padre, que ya está algo ebrio. —Tienen razón, mi amor, ya es momento de que nos vayamos. —Adriano me tomó de la mano, hablándome de una manera tierna que para mí resulta muy extraña. —Iré a despedirme de mi madre —me suelto de su agarre y él se da cuenta de mi actitud. Me acerco a mi madre que está sentada al lado de mi padre. —Me tengo que ir, mamá —dije y ella se puso de pie dándome un abrazo. —Te deseo toda la felicidad del mundo, mi niña, y que
P.O.V. Tania Toda la noche me la he pasado llorando debido a lo que me hizo esa bestia; después de huir de él me encerré en la primera habitación que encontré, le puse seguro a la puerta y me desplomé sobre la cama. Cuando los rayos del sol entraron por la ventana, me levanté como pude, entrando al baño, preparándome la tina y metiéndome a bañar para calmar mis músculos adoloridos y llenos de hematomas. Con la esponja me tallé la piel, limpiando toda impureza y rastros que me haya dejado ese hombre. Aseando más mi parte que está algo adolorida, lo que le agradezco a Dios el no ser virgen si no me hubiera dolido más que esa bestia se robara algo tan preciado. Después de pasar como media hora limpiándome, salí, me puse una ropa cómoda que encontré en mi ropero; sin embargo, no sé de quién sea y me senté en el sofá que está cerca de la ventana, sintiendo como los rayos del sol calientan mi piel. Vuelvo a recordar lo que me pasó y no puedo evitar dejar salir una lágrima. Cuando