Sarah se quedo en silencio, un silencio sepulcral qué inundó la oficina. Un par de lagrimas comenzaron a juntarse sobre la orilla de sus ojos hasta nublarse la vista.No es que le doliera la muerte de Nadia o que sufriera por lo que le había hecho a Jenica, pero saber esa creul solo significaba qué Dmitry ahora era un asesino.—Amor...—dijo Dmitry aproximándose a Sarah, pero ella se dio la vuelta cuando una lagrima se le escapó y recorrió su mejilla con amargura.—Sé que Nadia era una perra sin corazón que solo veía por sus propios intereses, pero¿Valía la pena convertirte en un asesino por ella?—No lo hice por ella—dijo Dmitry respondió Dmitry con una seguridad que sorprendió a Sarah, pero ella no dijo nada, únicamente se limpio el vestigio qué había dejado aquella gota que había resbalado por su piel.Se volvió hacia Dmitry, quien al ser rechazado por su esposa decidió avanzar hacía las botellas de licor qué no estaban muy lejos de él.Vertió algo de vodka en su vaso y bebió un sorb
—No lo entiendes ¿Cierto? —cuestiono Sarah con la voz temblorosa— si ella lo descubrió. ¿Qué te hace pensar que la policía no lo descubrirá?—No lo haran—alzó la voz Dmitry—tome las medidas necesarias...—¿Medidas?—cuestiono Sarah perpleja—¿Acaso lo has hecho otras veces?—¡No! —impugnó Dmitry.—La verdad es que no sé porque me sorprendo sabiendo con que tipo de familia vine a terminar—solto encaminando se hacía la puerta, no quería seguir con esa discusión. ¿De que servía?Lo hecho, hecho estaba. Ella nada podia cambiar y Dmitry tampoco.—¿Adonde vas?— cuestiono Dmitry corriendo hacia Sarah para detenerla, no quería que esa conversación terminara de esa forma. Así que coloco su mano sobre la puerta antes de que Sarah escapara.—Por favor, dejame salir—solicito Sarah desviando la mirada, no quería mirarle el rostro.—No, hasta que hablemos—pidió Dmitry, pero esas palabras provocaron el enfado de ella.—¿Hablar? —impugnó—No hay nada que yo quiera hablar contigo.La mirada que le dirigió
—¿Diga? —expreso Alek con voz serena, estaba recostado en su cama, con una copa de vino en la mano y en la otra habia un buen vino blanco.Después de asegurarse de que Sarah estaba bien, había decidido que ya no tenía que seguir preocupándose por ella, si lo necesitaba seguro llamaría algún día, solo que no esperaba que fuese esa precisa noche.—Hola—dijo Sarah con una sonrisa nerviosa. Alek estaba a punto de darle un sorbo a su copa, pero el reconocer la voz de su amiga se detuvo. Todo indicaba qué algo no andaba nada bien.—Sarah—pronunció él, extrañado por como sonaba su nombre en sus labios. Creyó que pasaría mucho más tiempo antes de que ella lo buscará, realmente quería creer en eso, pero al parecer no era así— ¿Q-qué sucede? ¿ Te encuentras bien?—Estoy bien—dijo Sarah y luego soltó un suspiro al rememorar el porqué quiso escuchar la voz de Alek, se sentía bastante abrumada, estresada y ansiosa. Ya no quería estar ahí, ya no quería estar con Dmitry, necesitaba pensar que hacer y
Mihai estaba en su oficina mirando la pantalla de la computadora frente a él. Había comprado dos boletos de avión con destino a las filipinas. Lugar donde disponía de una residencia donde había ido a pasar noches inolvidables con incontables mujeres, menos con su esposa, la cual ya estaba dos metros bajo tierra. Más que estar molesto, Mihai se sentía aliviado de no tener que ser él quien terminara con la vida de su esposa, era un pecado que no sabia si podría soportar aunque hubiese hecho el esfuerzo con tal de no tenerla a su lado, pero había algo que le molestaba en exceso y eso era la ausencia de Jenica. Ella había sufrido mucho por la muerte de su madre. Había hecho preguntas, sobre su paradero y el porqué Dmitry se la había llevado y él no había puesto resistencia, cosa que Mihai solo había respondido diciendo que Nadia, es decir, su madre. Tenía que pagar una deuda pendiente con Dmitry y él no podía hacer nada por ayudarla, cosa que Jenica había tomado a mal, a tal grado que in
Gerald finalmente se estacionó a la orilla del kilometro 46, era la carretera menos transitada que conocia. El pueblo mas cercano se encontraba a 5 kilometros de distancia, asi que intuyo que era el lugar perfecto para dejar el cuerpo de aquella joven señorita.Gerald no era el tipo de persona que hubiese hecho algo semejante. Hacia unos años atrás, él trabajaba como policia de transito, siempre habia tenido en cuenta su vocación a la hora de ejercer su deber, ni siquiera por error hubiese pensando ser él, el cómplice de una golpiza y atreverse a dejar el cuerpo de una joven a mitad de la nada, pero aunque él habia sido un hombre de moral intachable. La vida se había encargado de demostrarle que la justicia en el mundo se manejaba de forma distinta.Geral se encontraba tirado sobre la acera, con olor a alcohol, golpeado, sucio y mal oliente.Habia terminado de aquella forma por haberse inmiscuido en el caso de un político influyente que habia ordenado su destitución.Aquella noche, Dm
Al siguiente día, Dmitry se despertó en la oficina que había pertenecido a su padre. Había bebido hasta perderse, por lo tanto, tenía una horrible resaca que comenzó desde el mismo instante que abrió los ojos, no la soportaba, incluso pensó en la posibilidad de no ir a la oficina esa mañana, pero la idea de quedarse era mucho peor. Estaba más que seguro que Sarah lo odiaba de alguna forma, quizás no exactamente porque sintiera lástima por Nadia o Jenica que habían sido unas perfectas brujas con ella, pero para Sarah, él ya era otra persona, ya no el mismo mujeriego y apostador, sino un asesino. Dmitry se levantó de su sitio y miro su entorno, el lugar era un desastre. De estar su padre aun con vida, se habría vuelto loco de ver su oficina en tal estado, pero por suerte ya estaba dos metros bajo tierra. Camino con mucho esfuerzo debido a la debilidad y al vértigo que habían ocasionado el alcohol en su sangre, hasta que finalmente llego a la puerta. Algunos de los empleados de la cas
Aquella mañana Dmitry se fue a trabajar, pero interiormente estaba sumamente intranquilo debido a la forma tan extraña de Sarah. ¿Adonde había ido? Había ordenado a sus hombres buscarla, por supuesto sin que ella se diera cuenta de su presencia, no quería asustarla, ya que después de la conversación que habían tenido la noche anterior, parecía que uno de sus peores miedos se estaba haciendo realidad, ella estaba huyendo de él por el pecado que había cometido. Durante la mañana, Dmitry había asistido a dos reuniones importantes que iban a definir la situación económica de su empresa, pero su mente estaba en otro sitio, a donde quiera que estuviera Sarah, pero ella, en cambio, no quería saber nada acerca de Dmitry. Su amor y su devoción por él, estaban en lucha contra su moral y sus principios, no podía con ello, así que lo único que pensó para dejar de sufrir sintiéndose cómplice de la muerte de Nadia y la golpiza contra Jenica, fue irse de casa. Claramente, no sabia que haría, ni s
Luego de escuchar hablar a Sarah durante una hora, Alek había pasado de la emoción al escepticismo y de ahí, al horror. Él había sido su amigo durante bastante tiempo, pero nunca creyó que Dmitry podía caer tan bajo como para terminar con la vida de una persona. —No sé qué decirte— musito Alek, volviéndose ligeramente hacia atrás para asegurarse de que nadie los había escuchado, puesto lo que Sarah le había dicho, era algo bastante grave y temía que lo que su amiga le había confiado fuese confesado a la policía, pero por suerte para ambos, la única pareja que estaba en la cafetería aparte de ellos, eran un par de ancianos que se habían sentado entre las primeras mesas cerca de la puerta, para poder ver el paisaje que ofrecía el parque— Dmitry fue mi amigo, pero lo que me cuentas no es propio de él. —Lo sé— dijo ella con lágrimas en los ojos—no sé qué hacer, yo no quiero... ser su cómplice, pero es que no puedo delatarlo, él lo hizo por nuestro hijo. Alek apretó la mandíbula y oprimi