Luego de escuchar hablar a Sarah durante una hora, Alek había pasado de la emoción al escepticismo y de ahí, al horror. Él había sido su amigo durante bastante tiempo, pero nunca creyó que Dmitry podía caer tan bajo como para terminar con la vida de una persona. —No sé qué decirte— musito Alek, volviéndose ligeramente hacia atrás para asegurarse de que nadie los había escuchado, puesto lo que Sarah le había dicho, era algo bastante grave y temía que lo que su amiga le había confiado fuese confesado a la policía, pero por suerte para ambos, la única pareja que estaba en la cafetería aparte de ellos, eran un par de ancianos que se habían sentado entre las primeras mesas cerca de la puerta, para poder ver el paisaje que ofrecía el parque— Dmitry fue mi amigo, pero lo que me cuentas no es propio de él. —Lo sé— dijo ella con lágrimas en los ojos—no sé qué hacer, yo no quiero... ser su cómplice, pero es que no puedo delatarlo, él lo hizo por nuestro hijo. Alek apretó la mandíbula y oprimi
El departamento de Alek era todo menos pequeño, aunque el área no era de las mejores, pero la vista desde el sexto piso era increíble. A Sarah le recordó mucho a la habitación que tenía en el hotel en Mónaco, aunque por supuesto no había yates de millonarios excéntricos alrededor, pero sí una vista increíble de la ciudad. —Sígueme— dijo Alek para llamar su atención, Sarah se volvió hacia él y entonces capto otra perspectiva del departamento, había una sala de color negro a mitad de la habitación, una pantalla gigante y del otro lado una barra de bar con varias botella y copas en un estante de color negro bastante elegante, ni siquiera en la gran mansión de los Petrov había algo parecido, quizás porque ese lugar era bastante viejo y oscuro o al menos así lo había sido durante muchos años, hasta que Dmitry había remodelado de la casa. Interiormente, se regañó a sí misma por pensar en Dmitry de nuevo cuando estaba en una crisis existencial por su culpa, intento apartar esos pensamientos
Después de aquel abrazo, Alek volvió a la sala de estar y pesar de que estaba feliz de que Sarah estuviera ahí, en su departamento con él, también le preocupaba que Dmitry reaccionara de forma diferente.Tomo el teléfono y marco el número de la oficina de Dmitry, colocó el auricular en su oído y espero a que los cuatro tonos sonaran. Primero uno, luego otro y entonces respondió su asistente.—Oficina de presidencia. ¿En que puedo servirle?—expreso la joven con voz alegre.—Buenas tardes. Busco comunicarme con el señor Dmitry Petrov, es acerca de su esposa— dijo Alek en tono serio. La joven frunció un poco el ceño, sabia casi nada de la esposa de su jefe, así que se levantó de su asiento y camino hasta la sala de juntas.La joven entró un tanto nerviosa de que Dmitry fuese a regañarla por la intromisión, pero él no ni siquiera se dio cuenta cuando entro.—Disculpe—dijo en voz baja. Dmitry alzo la mirada y la vio, estuvo a punto de enfrentarse, pero entonces la joven se dignó hablar— hay
Sarah caminó hacia la estancia, vio el teléfono y se aproximó, pero antes de enunciar una sola sílaba, aspiro aire para encontrar ahí un poco de valor para poder hablar con su esposo. —¿Diga?—expreso ella tratando de aparentar calma y aquel dulce tono de voz causo que Dmitry se tranquilizara, puesto que había sido su rápida manera de alterarse una de las causas por la que Sarah había optado por escapar. —Tesoro— dijo y suspiro para después volver a retomar un poco más de aire— ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué estás con... él? —Porque no puedo estar en esa casa contigo, la verdad es que no sé si realmente quiero estar contigo— revelo con cierta culpa e incluso algo dentro de sí le dijo que estaba mintiendo. —¿P-pero que estás diciendo?— expreso Dmitry con voz nerviosa— fuiste tú quien fue a buscarme a Mónaco, la que busco que tuviéramos un hijo y ahora me dices que... ¿Te arrepientes? —Jamás he dicho tal cosa, pero tengo límites Dmitry, no puedo estar con una asesino que se justifica d
—Sé perfectamente lo que Pardue Pharma puede hacer—expreso James mientras se desabotona la camisa.En su piel puede verse una marca grande, una cicatriz que abarca parte de su hombro y pecho, parece reciente.Liam se relaja un poco, se aleja de James mientras él vuelve a abrocharse los botones. Solo entonces se crea un silencio bastante incómodo y a lo lejos se escucha el ruido del viento soplando en el acantilado.—El activo rojo es un fármaco qué Pardue Pharma intento desarrollar con el objetivo qué tuviese el efecto que la morfina produce en el sistema nervioso para inhibir el dolor, sobretodo en fracturas o desmembramiento de partes del cuerpo—revela James con cierto tono de culpa—su uso sería meramente militar. Esta droga fue desarrallada en el laboratorio de las montañas de Livingston.—¿Tu estuviste ahí? —cuestiona Liam enseguida mientra frunce el ceño. No sé lo que esta pensando, pero quizás intuye lo mismo que yo, que tal vez James esta incluso más conectado a esa tragedia má
—Mi hermano y yo trabajábamos en los laboratorios clínicos de Livingston. Él era el encargado del área de investigación del área A y yo únicamente hacia investigación bioquímica—comienza su relato y aunque parece que Liam le ignora, en realidad pienso que no quiere mirarlo a la cara para no romperle el rostro, puede que recordar lo que paso en ese lugar le traiga malos recuerdos.—Padue Pharma nos contrató con la idea de que crearíamos una línea de productos militares, pero conforme avanzaba el tiempo, John y yo descubrimos qué los ideales de Pardue eran distintos a los que creímos.—¿Me dirás que eres inocente de lo que sucedió? —se burla Liam y aunque en cierta forma es también lo que pienso, veo en el rostro de James.—Soy culpable, pero no quieras echar sobre mis hombros la culpa que le corresponde a Pardue Pharma, fue su ambición lo que llevo a la destrucción de Livingston, porque de otra forma, todos esos científicos qué trabajaban en sus laboratorios no se hubiesen prestado hace
La puerta nos conduce a una zona minera, una cantera donde se encuentran remolques de carga colgantes. En ellos hay carbón, pero la maquinaria qué conduce los remolques esta apagada y parece que ha estado apagada bastante tiempo.A la distancia observamos a varios hombres vigilando un camino, estos al igual que todo el mundo en ese sitio, se notan extraños, con la mirada perdida, pero atentos a su objetivo.—Quédate aquí—me ordena, pero no me siento bien con su petición, así que niego con la cabeza.—Lo mejor es que te cubra la espalda—propongo aunque no sé si realmente podré hacer lo que digo.—No creo que estés en condiciones de seguirme—insiste con el ceño ligeramente fruncido.—Pero me diste un arma, sabes que puedo manejarla—continuo aunque de igual forma me cuesta creer en mis propias palabras.Liam ve a los hombres que sostienen las antorchas, es bastante obvio que está preocupado por la chica y quiere encontrarla cuanto antes, así que al final asiente.—Yo haré el trabajo, tú
Aquel mapa nos indica un camino más corto para llegar al lago y es precisamente por los túneles subterráneos qué debemos seguir, aunque también existe la opción de volver al pueblo e ir por otro camino más largo en donde probablemente nos encontraremos con más aldeanos.Así que ambos optamos por regresar, solo que esta vez tenemos noción de lo que hay en ese sitio. Después de veinte minutos de camino encontramos una cueva inundada por la que debemos seguir y es el único camino para atravesar o debemos volver y tomar el camino largo.—¿Qué hacemos? —cuestiono ante el silencio de Liam.—Seguir— propone con tranquilidad, parece que sabe lo que hace, pero yo no.—¿Sé nadar?—le pregunto aunque cuando él se vuelve hacia mí y entrecierra los ojos, me arrepiento. No quiero que me deje atrás.—Estarás bien—menciona y extiende la mano hacia mí, tal vez para decirme sin palabras que no me dejara ahogarme, aunque así lo quiera.Tomo su mano y ambos comenzamos a sumergirnos y aunque al principio t