—Viva—señaló Dmitry—si muere será en consecuencia de sus acciones.—Por supuesto, señor—expreso Gerald acercándose al cuerpo de Jenica para tomarlo y colocarlo sobre su espalda , la chica era delgada y por lo tanto sería sencillo rodear con ella la casa para evitar ser visto.—También desaparece todo lo que esta en esa bolsa y has una limpieza profunda en este sitio—indico Dmitry viendo la sangre en el piso, si alguien llegaba a sospechar de Dmitry o de que el incidente habia ocurrido en ese invernadero, les iba a costar demasiado trabajo el poder tener pruebas contundentes— de hecho, haré grandes cambios aquí.—Cómo guste, señor—expreso Gerald, mientras buscaba en sus bolsillo un par de guantes negros de cuero.Gerald solía usarlos para aquellas ocasiones en que Dmitry terminaba haciendo un desastre en las habitaciones de los hoteles, no por perder el control con el alcohol, sino más bien por aquellas noches de sexo desmedido en que incluso sus chicas terminaban con algunas gotas de s
—Sobrevivirá—mintio Dmitry creyendo que solo bastaba esa respuesta para calmar la ansiedad de su esposa.—¿Y tú? — preguntó aproximándose a ella para dejar la taza de té sobre el escritorio. Posteriormente, se inclino justo al lado de Sarah tomo su mano y beso su dorso—¿Te hizo daño?—No en realidad—dijo Sarah para minimizar el odio de Dmitry hacia Jenica, aunque la verdad era que al llegar a la oficina de su esposo, había descubierto qué esa mujer habia conseguido herir con sus uñas su cuero cabelludo, tenía sangre y las heridas le palpitaban la cabeza.Quería subir a descansar, pero no movería ni un solo dedo hasta que estuviera segura de lo que sospechaba.—Te prometo que no volverán hacerte daño. ¿Me escuchaste?—expreso Dmitry seguro de que si Jenica sobrevivía, no se atrevería a volver hacer algo en su contra después de lo que habia pasado. Entonces Sarah alejo su mano de la suya, tratando de no mostrar emoción alguna. Eso desconcertó a Dmitry, era obvio que Sarah estaba bastante
Sarah se quedo en silencio, un silencio sepulcral qué inundó la oficina. Un par de lagrimas comenzaron a juntarse sobre la orilla de sus ojos hasta nublarse la vista.No es que le doliera la muerte de Nadia o que sufriera por lo que le había hecho a Jenica, pero saber esa creul solo significaba qué Dmitry ahora era un asesino.—Amor...—dijo Dmitry aproximándose a Sarah, pero ella se dio la vuelta cuando una lagrima se le escapó y recorrió su mejilla con amargura.—Sé que Nadia era una perra sin corazón que solo veía por sus propios intereses, pero¿Valía la pena convertirte en un asesino por ella?—No lo hice por ella—dijo Dmitry respondió Dmitry con una seguridad que sorprendió a Sarah, pero ella no dijo nada, únicamente se limpio el vestigio qué había dejado aquella gota que había resbalado por su piel.Se volvió hacia Dmitry, quien al ser rechazado por su esposa decidió avanzar hacía las botellas de licor qué no estaban muy lejos de él.Vertió algo de vodka en su vaso y bebió un sorb
—No lo entiendes ¿Cierto? —cuestiono Sarah con la voz temblorosa— si ella lo descubrió. ¿Qué te hace pensar que la policía no lo descubrirá?—No lo haran—alzó la voz Dmitry—tome las medidas necesarias...—¿Medidas?—cuestiono Sarah perpleja—¿Acaso lo has hecho otras veces?—¡No! —impugnó Dmitry.—La verdad es que no sé porque me sorprendo sabiendo con que tipo de familia vine a terminar—solto encaminando se hacía la puerta, no quería seguir con esa discusión. ¿De que servía?Lo hecho, hecho estaba. Ella nada podia cambiar y Dmitry tampoco.—¿Adonde vas?— cuestiono Dmitry corriendo hacia Sarah para detenerla, no quería que esa conversación terminara de esa forma. Así que coloco su mano sobre la puerta antes de que Sarah escapara.—Por favor, dejame salir—solicito Sarah desviando la mirada, no quería mirarle el rostro.—No, hasta que hablemos—pidió Dmitry, pero esas palabras provocaron el enfado de ella.—¿Hablar? —impugnó—No hay nada que yo quiera hablar contigo.La mirada que le dirigió
—¿Diga? —expreso Alek con voz serena, estaba recostado en su cama, con una copa de vino en la mano y en la otra habia un buen vino blanco.Después de asegurarse de que Sarah estaba bien, había decidido que ya no tenía que seguir preocupándose por ella, si lo necesitaba seguro llamaría algún día, solo que no esperaba que fuese esa precisa noche.—Hola—dijo Sarah con una sonrisa nerviosa. Alek estaba a punto de darle un sorbo a su copa, pero el reconocer la voz de su amiga se detuvo. Todo indicaba qué algo no andaba nada bien.—Sarah—pronunció él, extrañado por como sonaba su nombre en sus labios. Creyó que pasaría mucho más tiempo antes de que ella lo buscará, realmente quería creer en eso, pero al parecer no era así— ¿Q-qué sucede? ¿ Te encuentras bien?—Estoy bien—dijo Sarah y luego soltó un suspiro al rememorar el porqué quiso escuchar la voz de Alek, se sentía bastante abrumada, estresada y ansiosa. Ya no quería estar ahí, ya no quería estar con Dmitry, necesitaba pensar que hacer y
Mihai estaba en su oficina mirando la pantalla de la computadora frente a él. Había comprado dos boletos de avión con destino a las filipinas. Lugar donde disponía de una residencia donde había ido a pasar noches inolvidables con incontables mujeres, menos con su esposa, la cual ya estaba dos metros bajo tierra. Más que estar molesto, Mihai se sentía aliviado de no tener que ser él quien terminara con la vida de su esposa, era un pecado que no sabia si podría soportar aunque hubiese hecho el esfuerzo con tal de no tenerla a su lado, pero había algo que le molestaba en exceso y eso era la ausencia de Jenica. Ella había sufrido mucho por la muerte de su madre. Había hecho preguntas, sobre su paradero y el porqué Dmitry se la había llevado y él no había puesto resistencia, cosa que Mihai solo había respondido diciendo que Nadia, es decir, su madre. Tenía que pagar una deuda pendiente con Dmitry y él no podía hacer nada por ayudarla, cosa que Jenica había tomado a mal, a tal grado que in
Gerald finalmente se estacionó a la orilla del kilometro 46, era la carretera menos transitada que conocia. El pueblo mas cercano se encontraba a 5 kilometros de distancia, asi que intuyo que era el lugar perfecto para dejar el cuerpo de aquella joven señorita.Gerald no era el tipo de persona que hubiese hecho algo semejante. Hacia unos años atrás, él trabajaba como policia de transito, siempre habia tenido en cuenta su vocación a la hora de ejercer su deber, ni siquiera por error hubiese pensando ser él, el cómplice de una golpiza y atreverse a dejar el cuerpo de una joven a mitad de la nada, pero aunque él habia sido un hombre de moral intachable. La vida se había encargado de demostrarle que la justicia en el mundo se manejaba de forma distinta.Geral se encontraba tirado sobre la acera, con olor a alcohol, golpeado, sucio y mal oliente.Habia terminado de aquella forma por haberse inmiscuido en el caso de un político influyente que habia ordenado su destitución.Aquella noche, Dm
Al siguiente día, Dmitry se despertó en la oficina que había pertenecido a su padre. Había bebido hasta perderse, por lo tanto, tenía una horrible resaca que comenzó desde el mismo instante que abrió los ojos, no la soportaba, incluso pensó en la posibilidad de no ir a la oficina esa mañana, pero la idea de quedarse era mucho peor. Estaba más que seguro que Sarah lo odiaba de alguna forma, quizás no exactamente porque sintiera lástima por Nadia o Jenica que habían sido unas perfectas brujas con ella, pero para Sarah, él ya era otra persona, ya no el mismo mujeriego y apostador, sino un asesino. Dmitry se levantó de su sitio y miro su entorno, el lugar era un desastre. De estar su padre aun con vida, se habría vuelto loco de ver su oficina en tal estado, pero por suerte ya estaba dos metros bajo tierra. Camino con mucho esfuerzo debido a la debilidad y al vértigo que habían ocasionado el alcohol en su sangre, hasta que finalmente llego a la puerta. Algunos de los empleados de la cas