No contaba con la presencia de tanta gente, las cuales eran testigos potenciales, por lo que su intención de asesinarlo ese día, justo en ese lugar había sido arruinado.—De acuerdo, me iré. Solo daré un pequeño recorrido por los alrededores de la casa antes de eso—le informo con una sonrisa forzada. Sarah se dio la vuelta y comenzó a subir los peldaños de la escaleras.—Haz lo que quieras—le dijo restándole importancia a lo que pretendía hacer— solo no me molestes.Nadia la observo irse, forzandose a si misma para no sacar el arma que llevaba en el bolso y finalmente terminar con su absurda existencia. Cuando Sarah desaparecio de su vista, Soltó un suspiro, sus problemas habrían terminado de no ser por esa gentuza que caminaba a su alrededor, no tenía más opción que dejar pasar la ocasión, pero eso no quería decir que su probabilidad de matarla era diferente. La próxima vez tendría un plan.Paseo por la casa, solo por la planta baja. Dmitry solo había hecho cambios significativos en
Una ligera brisa cruzaba el vestíbulo. Los trabajadores habían hecho todo lo posible para terminar de colocar los ventanales y aunque habían puesto todo su empeño, al final no habían podido terminar la parte trasera, así que lo único que separaba el exterior, era ese pedazo de plástico que se movía y hacía ruido al levantarse por el viento. Dmitry, frunció el ceño, más no se molestó, nada en ese momento lo haría enfadarse, lo había estado meditando toda la tarde, todo lo que le haría a Sarah. Antes de subir a su habitación, fue directo hacia donde estaba todo lo que su secretaria le había conseguido, lo inspecciono antes de llevarla, todo era tal cual lo había solicitado, aunque la lencería era mucho más provocadora de lo que le había solicitado a esa mujer, pensó en la posibilidad de no demandarla por ese gusto que le había dado, pero ya lo vería después. Subió las escaleras con la caja en mano, todo estaba oscuro, les había dado el día a sus empleados para evitar que escucharan el
Hizo un par de movimientos laterales entre sus labios vaginales, haciéndose paso hacia su clítoris, entonces abrió un poco más las piernas para tener más espacio. Metió un dedo dentro de su intimidad para humedecerlo, lo metió un par de veces hasta conseguir lubricarlo, luego lo saco y lo llevo de nuevo hacia la cima de su clítoris, el cual ya estaba lo suficientemente inflamado como para sentirlo y encontrar fácilmente su ubicación. Hizo movimientos circulares sobre él, acariciándolo con ternura, no hacía falta, movimientos desesperantes, no cuando ya estaba demasiado excitada y no era precisamente por lo que estaba haciendo sino por quien estaba haciendo eso, porque sentía su mirada penetrante sobre ella, en sus movimientos, como si su vida dependiera de ello, así lo sintió. Juntó tres dedos, los alzo levemente sobre su zona hinchada y luego comenzó a palpar con ellos su clítoris, estaba tan humedad que su humedad había comenzado a salir y resbalar de ella. El sonido que creaba la
—¿De verdad quieres lastimarme?— se atrevió a preguntar. Dmitry no respondió, solo lo hizo el viento afuera. —No escuche ninguna queja en mi oficina—dijo después de unos segundos. Movió la fusta con lentitud entre la abertura de su cavidad, aún seguía húmeda, pero ya no como antes, el miedo había desaparecido todo rastro de excitación. —No creí que fueras hacer esto—refuto ella, intentando hacer hacia atrás, para reincorporarse y verlo de frente, pero Dmitry la detuvo precisamente con la fusta. —¿Hacer que, preciosa?—dijo él con cierta crueldad, no recordaba la última vez que se había divertido de esa manera, comparando lo que iba a pasarle a Sarah esa noche iba a ser tan excitante que lo que había pasado en Mónaco iba a ser solo un juego de niños—ni siquiera he empezado. —Por favor, Dmitry… —¿Por favor qué?—protesto— fuiste tú quien fue a buscarme, quien forzadamente consumo nuestro matrimonio y quien me obligo a regresar. Solo quiero imponer mi derecho sobre ti como tu esposo, h
Pero lo siguiente, eso sí le causaría cierta molestia a Sarah, pero ella no estaba en condiciones de quejarse, sin embargo, Dmitry se sintió obligado a avisarle, no quería lastimarla. —Relájate—le dijo mientras jugueteaba con su ano, con el plug anal que llevaba en la mano, aunque su secretaria le había llevado uno interactivo, uno que tenía pelo aparentando ser la cola de un zorro blanco, aunque a Dmitry le causó cierta gracia, pues eso penaba de su esposa, que era una zorra, pero no de una mala manera, solo recordó a la chica que había conocido en Mónaco a Nina, la verdad es que la quería de vuelta. Poco a poco lo fue introduciendo, hasta que la cola colgó de entre sus glúteos, como si fuese parte de su cuerpo. Sarah soltó un leve quejido, aunque había intuido que era lo que pasaría, su cuerpo no aceptaba lo que estaba obstruyendo aquella abertura. Al ver que la cola la había dejado un tanto incómoda, Dmitry decidió subir la velocidad del vibrador, eso la distrajo, así que aprovec
Antes de venirse, Dmitry sacó su miembro para que su eyaculacion terminara ahí, sobre la piel desnuda de sus glúteos.Instintivamente gimió, lo que acababa de ocurrir no se comparaba con lo que había pasado en Mónaco, la verdad era mucho mejor.Sarah percibió el calor que emanaba su esperma, se sentía extraño y un tanto asqueroso, pero trató de no pensar en ello, para no vomitar claramente. Se concentró en su propia respiración y tambien en rememorar y guardar para sí misma esa noche. La primera en que Dmitry se atrevía a tomarla, ya no como Nina, sino como su esposa.—Tienes cinco minutos—emitió Dmitry una vez que la última gota de su semen cayó sobre su piel. Metió nuevamente su miembro en el interior de su cremallera y por último ayudó a Sarah a quitarse las esposas.Ella se reincorporo automáticamente, no había pasado mucho tiempo en esa posición, pero por lo tensa que se había puesto al principio, parecía como si hubiese pasado días así.—¿Cinco minutos para qué?—preguntó en voz a
Sarah respiro hondo, llevaba media hora colgada de sus brazos, se había aferrado lo más posible a las esposa. Tomarlas con fuerza era la única forma de poder soportar el dolor, eso y tensar la mandíbula.Dmitry le había introducido el vibrador en el interior de su vagina y entre cada golpe, también había sentido placer. Diez golpes era su límite, sonaba un número bastante pequeño, pero para un cuerpo tan frágil como el suyo, era bastante pedir.Dmitry había sido bastante bueno, eso pensó ya que, había percibido que sus golpes eran suaves controlados, pero aun asi, sabía que su espalda debía estar marcada por sus azotes.—Detente—musito con la respiración entre cortada, pero no fue suficiente sonoro para que él pudiera escucharla, así que terminó proporcionándole un golpe en la espalda que ella ya no pudo tolerar.De la garganta de Sarah salió un grito que desconcertó a Dmitry, por lo que se detuvo en seco mientras observaba como el cuerpo de su esposa intentaba retorcerse del dolor.—
Al irse Dmitry, Sarah se levantó de la bañera. Se seco el cuerpo con aquella toalla seca, comenzando por las piernas, deslizando la tela por la piel de su cuerpo.Las nalgas le dolían y que decir de la espalda. Al mirarse al espejo descubrió que está estaba completamente roja, tenías las marcas del cuero sobre su piel. Dmitry podía ser duro si se lo proponía. Una vez lista, se enredo la toalla alrededor de su cuerpo y salió a la habitación. Dmitry ya había hecho la cama, se había desnudado y se había recostado. Descansaba la cabeza en la almohada, con los ojos cerrados y la respiración tranquila. Ni siquiera aquella increíble semana en Mónaco, Dmitry había estado tan tranquilo como en ese momento. Debido al frío, Sarah intentó buscar algo que ponerse antes de acostarse en la cama, por lo que entendió, Dmitry no se iría esa noche así que no le quedaba más remedio que compartir la cama, solo que no quería recostarse desnuda ya que la tormenta advertía que la noche seria mas que fría.