Dmitry finalmente dejo de tocarla, la apartó de él y se levantó para tratar de recuperar la comportará, de no controlarse, simplemente se dejaría llevar por sus bajos instintos y la haría suya.Su falo estaba firme, listo y duro para entrar en ella. ¡Oh, cuánto la extrañaba!Pero se contuvo, más por preservar algo de dignidad ante la empresa, aunque nadie podía verlos ahí, la posibilidad de que alguien entrará eran bastante altas.—Debemos irnos—le indicó sin mirarla a la cara, estaba un tanto avergonzado, pero no por lo que había hecho, sino por haber faltado a su palabra.Sarah se acomodo el vestido, un tanto confundida, a penas alcanzaba a comprender lo que había pasado, había un extraño calor entre sus piernas, el mismo que había sentido al ser Nina, cuando ella y Dmitry eran sólo meros desconocidos disfrutando de sexo y sólo eso.Él avanzó hacia la puerta, donde esos dos lo esperaban, la secretaria y el asistente, los cuales pensaba despedir en algún momento, pero mientras le fue
En pocos minutos hubo una reacción de su miembro y un gemido salió de entre sus labios. La boca de Sarah se había llenado casi por completo y al no tener más opciones tuvo que tragar lo que su esposo había depositado en su boca.Pocos segundos después, Sarah retiro sus labios de su miembro, le dio una última lamida para limpiarlo y luego lo guardo en su sitio mientras Dmitry descansaba la cabeza sobre el respaldo del sofa.Por un momento temió que aquello que había tragado le causará náuseas, pero los siguientes segundos no sucedió nada, agradeció al cielo por eso.Se acomodo el vestido, se limpio los labios y se sentó a su lado para observarlo a una distancia ni muy cercana, pero no tan lejos de él para observarlo con detenimiento. Lo contempló por un par de segundos mientras trataba de recuperar el aliento y las fuerzas. Observos sus facciones, su piel y donde esta parecía terminar gracias a una mata de barba bien acomodada.—Esto no cambia nada—dijo Dmitry al abrir los ojos mient
Al llegar a la mansión, Sarah se sintió más animada y por primera vez después de llegar a Rumania, sintió la misma energía que tenía en Mónaco. Nina revivió, pero con otro nombre: Sarah.Después de lo que había pasado en la oficina de Dmitry llegó a una conclusión que la puso bastante feliz, él aún la deseaba y su deseo era mucho más fuerte que su odio, así que pensó que tal vez existía una posibilidad de que él la perdonará.—Señora—dijo Gerald detrás de ella, al entrar a la casa. Sarah se volvió en su dirección—disculpe que la moleste, pero debo regresar por el señor Petrov, así que si me necesita puede marcar a mi número.Le extendió una pequeña tarjeta negra con letras grabada en plateado que decían su nombre y su número. Sarah lo tomó, aunque dudosa de que eso realmente fuese a suceder. La casa estaba rodeada de guardias de seguridad y aunque ni él ni Dmitry estuvieran, ella estaba segura en casa.—Gracias—respondió ella tomando la tarjeta. Luego él dio media vuelta y volvió al a
No contaba con la presencia de tanta gente, las cuales eran testigos potenciales, por lo que su intención de asesinarlo ese día, justo en ese lugar había sido arruinado.—De acuerdo, me iré. Solo daré un pequeño recorrido por los alrededores de la casa antes de eso—le informo con una sonrisa forzada. Sarah se dio la vuelta y comenzó a subir los peldaños de la escaleras.—Haz lo que quieras—le dijo restándole importancia a lo que pretendía hacer— solo no me molestes.Nadia la observo irse, forzandose a si misma para no sacar el arma que llevaba en el bolso y finalmente terminar con su absurda existencia. Cuando Sarah desaparecio de su vista, Soltó un suspiro, sus problemas habrían terminado de no ser por esa gentuza que caminaba a su alrededor, no tenía más opción que dejar pasar la ocasión, pero eso no quería decir que su probabilidad de matarla era diferente. La próxima vez tendría un plan.Paseo por la casa, solo por la planta baja. Dmitry solo había hecho cambios significativos en
Una ligera brisa cruzaba el vestíbulo. Los trabajadores habían hecho todo lo posible para terminar de colocar los ventanales y aunque habían puesto todo su empeño, al final no habían podido terminar la parte trasera, así que lo único que separaba el exterior, era ese pedazo de plástico que se movía y hacía ruido al levantarse por el viento. Dmitry, frunció el ceño, más no se molestó, nada en ese momento lo haría enfadarse, lo había estado meditando toda la tarde, todo lo que le haría a Sarah. Antes de subir a su habitación, fue directo hacia donde estaba todo lo que su secretaria le había conseguido, lo inspecciono antes de llevarla, todo era tal cual lo había solicitado, aunque la lencería era mucho más provocadora de lo que le había solicitado a esa mujer, pensó en la posibilidad de no demandarla por ese gusto que le había dado, pero ya lo vería después. Subió las escaleras con la caja en mano, todo estaba oscuro, les había dado el día a sus empleados para evitar que escucharan el
Hizo un par de movimientos laterales entre sus labios vaginales, haciéndose paso hacia su clítoris, entonces abrió un poco más las piernas para tener más espacio. Metió un dedo dentro de su intimidad para humedecerlo, lo metió un par de veces hasta conseguir lubricarlo, luego lo saco y lo llevo de nuevo hacia la cima de su clítoris, el cual ya estaba lo suficientemente inflamado como para sentirlo y encontrar fácilmente su ubicación. Hizo movimientos circulares sobre él, acariciándolo con ternura, no hacía falta, movimientos desesperantes, no cuando ya estaba demasiado excitada y no era precisamente por lo que estaba haciendo sino por quien estaba haciendo eso, porque sentía su mirada penetrante sobre ella, en sus movimientos, como si su vida dependiera de ello, así lo sintió. Juntó tres dedos, los alzo levemente sobre su zona hinchada y luego comenzó a palpar con ellos su clítoris, estaba tan humedad que su humedad había comenzado a salir y resbalar de ella. El sonido que creaba la
—¿De verdad quieres lastimarme?— se atrevió a preguntar. Dmitry no respondió, solo lo hizo el viento afuera. —No escuche ninguna queja en mi oficina—dijo después de unos segundos. Movió la fusta con lentitud entre la abertura de su cavidad, aún seguía húmeda, pero ya no como antes, el miedo había desaparecido todo rastro de excitación. —No creí que fueras hacer esto—refuto ella, intentando hacer hacia atrás, para reincorporarse y verlo de frente, pero Dmitry la detuvo precisamente con la fusta. —¿Hacer que, preciosa?—dijo él con cierta crueldad, no recordaba la última vez que se había divertido de esa manera, comparando lo que iba a pasarle a Sarah esa noche iba a ser tan excitante que lo que había pasado en Mónaco iba a ser solo un juego de niños—ni siquiera he empezado. —Por favor, Dmitry… —¿Por favor qué?—protesto— fuiste tú quien fue a buscarme, quien forzadamente consumo nuestro matrimonio y quien me obligo a regresar. Solo quiero imponer mi derecho sobre ti como tu esposo, h
Pero lo siguiente, eso sí le causaría cierta molestia a Sarah, pero ella no estaba en condiciones de quejarse, sin embargo, Dmitry se sintió obligado a avisarle, no quería lastimarla. —Relájate—le dijo mientras jugueteaba con su ano, con el plug anal que llevaba en la mano, aunque su secretaria le había llevado uno interactivo, uno que tenía pelo aparentando ser la cola de un zorro blanco, aunque a Dmitry le causó cierta gracia, pues eso penaba de su esposa, que era una zorra, pero no de una mala manera, solo recordó a la chica que había conocido en Mónaco a Nina, la verdad es que la quería de vuelta. Poco a poco lo fue introduciendo, hasta que la cola colgó de entre sus glúteos, como si fuese parte de su cuerpo. Sarah soltó un leve quejido, aunque había intuido que era lo que pasaría, su cuerpo no aceptaba lo que estaba obstruyendo aquella abertura. Al ver que la cola la había dejado un tanto incómoda, Dmitry decidió subir la velocidad del vibrador, eso la distrajo, así que aprovec