Dmitry sintió la necesidad de girarla para tomarla del cuello, pero no lo hizo, prefirió irse antes de que hacerle daño ante la posibilidad de que ella cargara con su descendencia y si de algo estaba seguro, es que sería mejor padre de lo que había sido el suyo.Salió de su habitación cerrando la puerta de golpe, ordenando al ama de llaves que cerrara la puerta con llave y que a no ser que ella tuviera hambre, nadie podía entrar por esas puertas.El resto de la tarde, se la paso en la oficina de su padre, la cual ahora le pertenecía, pero desde que él había muerto, no se había atrevido a tomarla, más por dignidad que por miedo a su recuerdo.Ese lugar siempre le había parecido sombrío y frío y aún mantenía la misma opinión, odiaba ese lugar, pero ahí se encontraba una chimenea excepcional que daba el calor necesario para poder soportar un par de horas ahí, ademas de que deseaba observar el chispear del fuego y de algún modo ver de forma física como ardía su ira, así como el fuego lo h
Cuando Alek se adentro en la oficina, pudo percibir una extraña frialdad aunque claramente la chimenea estaba encendida. Miró alrededor, pero no vio a Dmitry, entonces un estremecimiento subió por su espalda erizando su piel.—Así que aun tienes el descaro de venir a verme ¿Eh?¿ No te basto con el golpe que te di?Alek miró sorprendido hacia el escritorio, Dmitry estaba sentado en ese lugar observándolo con cautela. Era curioso el cómo Dmitry se parecía tanto a su padre, la misma complexión, la estatura, los ojos, la voz...era una copia de su padre aunque no lo quisiera aceptar.Dmitry esbozo una sonrisa al percatarse de que el rostro de quien había sido su amigo, tenía una mancha sobre el ojo, además de que el párpado estaba hinchado y caído. Era una escena divertida de observar, al menos para Dmitry.—Asi que finalmente has ocupado el lugar de tu padre—expresó Alek sabiendo que sus palabras podrían dejarle el otro ojo morado, puesto que entre Sarah y su padre, Dmitry odiaba más a su
—¿Has acabado? —cuestiono Dmitry con arrogancia, por lo que Alek no le quedó más remedio que suspirar y asentir—entonces no tienes nada más que hacer aquí.Alek entrecerró los ojos y negó con la cabeza, ya nada podía hacer por salvar su amistad y quizás por Sarah.—Sí, me iré, pero te advierto algo. Si algo le ocurre a Sarah o a su hijo, la próxima vez que me veas, será el día de tu muerte.Dmitry chasqueo la lengua y por poco soltó una risa burlona, para él, las palabras de Alek no eran más que un chiste, por lo que no dijo nada, él ya no valía su tiempo. Alek se marchó, no sin antes azotar la puerta de la oficina e irse a paso firme hasta el vestíbulo donde se detuvo.Ahi aún se encontraban Jenica y su madre, quienes habían visto la llegada de Alek y se había quedado ahí murmurando entre ellas haciendo suposiciones sobre lo que estaba pasando. Ninguna de las dos se había animado a ir a averiguar que era lo que ambos hombres tenían que discutir, primero porque ambas temían que Dmitry
Dmitry miró su vaso de whisky, quería beber, ansiaba hacerlo, pero en ello implicaba embriagarse, algo que ya no debía suceder en vida reflexionando aquella extraña experiencia.Mientras meditaba, el ama de llaves se armo de valor para llamar a la puerta e interrumpir sus pensamientos.—Adelante—dijo él dejando finalmente el vaso a un lado, ya no beberia en mucho tiempo, al menos hasta saber que haría de su vida.—Disculpe, señor Petrov—dijo la señora inclinando levemente la cabeza. Dmitry entonces frunció el ceño, la había visto antes, pero estaba tan enfadado que no le había prestado atención hasta en ese momento.Aquella mujer era joven comparada con la mujer que durante años había atendido y servido a su familia. Busco en su memoria el nombre de aquella mujer, se llamaba Olga. Esa mujer era mucho mayor, regordete y de piel blanca, además de que, era rusa y de niño le causaba gracia el acento que utilizaba al hablar.—¿Quién eres tú?—le preguntó apoyándose contra él respaldo de la
—¿Placer? —se quejo Dmitry mirando de reojo a Jenica. De niños, Jenica no soportaba a Dmitry, él no sólo era más rico que ella, sino que sus padres parecían ser una familia más funcional que la suya. De niña, Jenica se había caracterizado por ser una niña egoísta y envidiosa. Dmitry lo sabía y de niño lo había notado, pero él más que nadie había entendido su sentir, eran niños ricos, pero niños olvidados y utilizados por su propia familia. Desgraciadamente nunca habían congeniado y ahora descubría que al final Jenica había sido envenenada por las ideas y la hipocresía de sus padres.—Y yo que pensé que preferirías verme muerto—se burló Dmitry mientras tomaba un pedazo de queso de una bandeja frente a él, al meterlo en el interior de su boca, le sonrio a Jenica.Jenica alzó levemente la ceja, ciertamente no estaba feliz de verlo ahí y de hecho, si, su presencia le parecía bastante molesta e irritante, pero ¿Matarlo?—Por favor, querido primo ¿Qué cosas dices? —protesto Jenica soltand
—Creo que tu más que nadie sabe que en los negocios no existe la familia ¿Verdad, querido tío? —mencionó Dmitry observando cómo la expresión confiada de su tioa iba desapareciendo.—Por supuesto—dijo Mihai tragando saliva—aunque tengo listo un informe detallado de la empresa, puedo enseñartelo ahora mismo si lo deseas.Dmitry lo medito un instante, sabia que la basura que le daría su tío, eran meras mentiras, pero necesitaba pruebas de que su tío le mentía y tenía el suficiente coraje para hacerlo en su cara, así que asintió.—Por supuesto, ya quiero leer lo que me entregues.Dmitry volvió la mirada hacia su plato, se le había ido el apetito, pero se obligo a sí mismo a comer mientras sostenía una sonrisa satisfecha en el rostro solo para que su tío no sospechar lo que él ya tenía en cuenta.—La comida está exquisita—expresó después de unos minutos haciendo a un lado su plato, por lo que Nadia, su tía se vio obligada a responderle.—El chef es excelente, estudió en Francia—le informó
—Es impresionante—logró decir Dmitry luego de diez minutos leyendo esa sarta de mentiras que su tío le presentaba, todo parecía estar bien, más que bien y eso era demasiado sospechoso. —Ahora lo ves, no hay nada de que preocuparse—lo instó Mihai mientras le servía un vaso de whisky, cuando se lo colocó sobre el escritorio frente a él, Dmitry ni siquiera lo tocó. —Me tomaré el atrevimiento de enviarlo a mi correo—expresó Dmitry moviendo el mouse táctil del portátil para enviarse el archivo. —¿Hay algún problema? —cuestiono Mihai tomando asiento de forma relajada, de otro modo Dmitry sospecharía. —No, todo parece estar perfecto, pero me gustaría confirmar los números por mi cuenta—insistió Dmitry. Mihai arrugó la frente, sabia que algún día su sobrino volvería para hacerle preguntas o mejor dicho un interrogatorio de lo que había hecho con su empresa y su fortuna, la cual se había reducido un poco más de la mitad y habia hecho contratos con varias empresas que a final del año le ex
—¡Que estupidez dices Dmitry! —bramo azotando el whisky sobre el escritorio.La expresión de furia de Mihai complació a Dmitry, ese era precisamente el hombre que él conocía bien, aquella había sido la misma expresión que había hecho cuando se leyo el testamento de su abuelo, cuando se le había comunicado que no recibiría nada más que un par de propiedades.Dmitry habia sido un niño por aquel entonces y había visto con sus propios ojos la avaricia de su tío, la furia y la molestia, pero él se había ganado ese trato.De joven, Mihai había sido bastante rebelde, solía jugar en casas de apuestas y se decía que ya tenía un par de hijos ilegitimos, bebía y gastaba el dinero de una empresa que apenas comenzaba a levantarse, pero en su defensa, aquello lo hacía para vengarse de su perfecto hermano, quien siempre se había mostrado servicial y de su padre quien lo prefería por encima de él.Era un hecho que al final se había confirmado al fallecer su padre y Nicolai, el padre de Dmitry, se hab